Muertes de presuntos narcos generan sospecha

San Pedro Limon, AP
Los agujeros de bala y las manchas de sangre en las paredes de una bodega de almacenamiento de grano, en las montañas del sur de México, son testigos mudos de una sombría historia de muerte que implica a varios soldados y presuntos delincuentes. Puede no ser la misma historia que los funcionarios oficiales cuentan, no obstante.


El Departamento de Defensa de México dice que un grupo de soldados estaba patrullando en una de las zonas más violentas de México de las montañas del sur de México el pasado 30 de junio cuando fue atacado desde la bodega por 21 hombres y una mujer que supuestamente se encontraban allí escondidos. Un soldado resultó herido, pero la totalidad de los sospechosos de la bodega resultaron muertos.

Este tiroteo fue el más cruento dentro de una larga serie de enfrentamientos en los que, dicen las autoridades, los atacantes dispararon primero contra los soldados que luego los mataron sin que éstos presentaran bajas o víctimas. Ya han sido muchos los incidentes de este tipo que han sido reportados que grupos defensores de los derechos humanos y analistas han comenzado a cuestionar la versión de los militares.

"Levanta la sospecha, el simple hecho de que hubo 22 muertos en un lado y un herido en el otro lado", dijo el analista de seguridad Alejandro Hope, un ex funcionario del servicio de inteligencia de México.

En el incidente de San Pedro Limón, por lo menos, los periodistas de la AP vieron manchas de sangre y agujeros de bala en las paredes construidas de bloque de cemento y que plantean interrogantes sobre cuánto disparos se hicieron, y de qué tipo de arma.

A pesar del masivo tiroteo y del presunto fuerte intercambio de disparos que señala el informe del ejército, sólo unas seis balas salieron del interior de la bodega y parecían haber golpeado la pared que da al frente de la carretera, la única parte del lugar que tiene una ventana y una puerta, desde donde los presuntos atacantes podrían haber disparado.

Tampoco hay señales de que haya habido un tiroteo sostenido al interior de la bodega. Pero, al menos, hay cinco huecos de bala en las paredes interiores del lugar, tal vez ocho, que mostraban el mismo patrón: uno o dos agujeros de bala cercanos el uno del otro, disparados a la altura del pecho, y una mancha de sangre en la pared exactamente en el mismo lugar.

En otras palabras, parece que las personas que murieron al interior de la bodega estaban de pie, apoyados contra o muy cerca de la pared, y que recibieron uno o dos tiros certeros a la altura del pecho. Otros pudieron haber fallecido en otras posiciones: una persona que vio los cuerpos, pero que pidió no ser identificada, dijo que muchos de ellos tenían manchas de tierra y mugre en sus rodillas y que recibieron una bala en el pecho que fue disparada desde arriba, lo que sugiere que algunos pudieron haber sido ejecutados luego de que los obligaran a arrodillarse en el piso de tierra de la bodega.

La distancia desde la que se dispararon los tiros no se conoce porque el Estado de México, donde la Procuraduría General de la República está haciendo las autopsias, no ha revelado la causa de la muerte o ha ofrecido otros detalles. Un funcionario estatal dijo que los resultados de la autopsia no pueden ser dados a conocer porque se trata de un caso federal, pero un funcionario federal dijo que eso no era cierto. Ambos dijeron hablaron bajo la condición de guardar el anonimato.

El Departamento de Defensa de México no respondió de inmediato a las múltiples solicitudes de comentarios realizadas por la AP.

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Dos observadores del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, quien inspeccionaron el almacén momentos antes las autoridades estatales lo precintaran, señalaron que no había señales de las balas perdidas que quedarían si los soldados hubieran disparado desde lejos.

Tampoco había señales de disparos desde el interior del almacén.

"También me parece notable", dijo Tom Haeck observador de la ONU, aunque dijo que no había conclusiones, y que cualquier informe sería para uso interno de la ONU.

Un testigo, que vive cerca de la bodega, dijo que escuchó disparos prolongados provenientes de la dirección general de ese edificio durante las horas previas al amanecer del 30 de junio. El hombre, que no quiso ser identificado por temor a represalias, dijo que el tiroteo — incluyendo armas automáticas y fuertes explosiones que él pensó eran granadas de mano — se prolongó durante casi dos horas.

Pero si había casquillos de bala en la propia bodega, es posible que se los llevaran los forenses, ya que no quedaba uno solo.

En el piso de tierra quedaron los papeles que señalan los lugares donde se habían hallado los cadáveres, principalmente cerca de las puertas traseras. Había también cepillos de dientes, medicamentos y envases de alimentos vacíos, lo que sugiere la gente había acampado allí.

El ejército dijo que los soldados rescataron a tres mujeres ilesas del almacén donde no quedó otra persona con vida. El testigo dijo que la afirmación era "puro chisme." Dijo que vio a soldados recoger las tres mujeres en la calle a unos 50 metros del almacén y los ate entre sí en un vehículo del ejército

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