La Justicia italiana absuelve a Silvio Berlusconi por el ‘caso Ruby’

Se le acusaba de abuso de poder e incitación a la prostitución de menores

Pablo Ordaz
Roma, El País
Silvio Berlusconi ha recibido la primera buena noticia en mucho tiempo, y ya se ha lanzado a rentabilizarla. El tribunal de apelación de Milán ha anulado la condena de siete años de prisión por abuso de poder e incitación a la prostitución de menores que, desde el 24 de junio de 2013, pesaba sobre el expresidente del Gobierno italiano por el llamado caso Ruby.


Los magistrados, que tienen de plazo hasta octubre para argumentar su decisión, han absuelto al exprimer ministro del delito de abuso de poder porque “no tiene fundamento” y del de prostitución de menores “porque el hecho no constituye delito”. Berlusconi conoció el fallo mientras descontaba su condena por fraude fiscal prestando servicios sociales en un geriátrico a las afueras de Milán. “Estoy emocionado”, manifestó a través de una nota, “sólo aquellos que han estado cerca de mí en estos años saben lo que he sufrido por una acusación injusta e infamante”.

La sentencia, que además de a siete años de cárcel lo condenó a la inhabilitación de por vida para ejercer cargo público, era demoledora. Un tribunal de Milán dio por bueno todo lo que había sostenido la fiscal Ilda Bocassini —un látigo desde hace años de los desmanes del político y magnate— en su escrito de acusación: que Silvio Berlusconi se acostó con la marroquí Karima El Marough sabiendo que era menor de edad, pagándole por ello grandes sumas en dinero y joyas y que, cuando la joven fue detenida, utilizó su inmenso poder como jefe del Gobierno de Italia para sacarla de un embrollo policial.

Aquella sentencia hizo un daño terrible a Berlusconi. No solo por el momento en que fue dictada —en las vísperas de su expulsión del Senado por la sentencia definitiva del caso Mediaset y tras la fractura que provocó en el centroderecha la traición de Angelino Alfano—, sino porque suponía la confirmación oficial de un retrato grotesco de quien había liderado la política italiana en los últimos años.

De ahí que la absolución suponga el mejor y el más inesperado de los regalos para Berlusconi. Si, de alguna manera, Matteo Renzi lo resucitó políticamente hace algunos meses al ofrecerle pactar las principales reformas que necesita Italia, la sentencia absolutoria del tribunal de apelación de Milán lo rehabilita ante los suyos y ante su discurso. A los 77 años y después de haber sido dado por amortizado en varias ocasiones, el magnate vuelve a ser una figura imprescindible en la política italiana. De ahí que, tras conocer su absolución, Berlusconi y lo suyos, no sobrados de buenas noticias tras el último descalabro electoral, hayan iniciado una venganza que se antoja larga y cuidadosamente administrada: “Mi primer pensamiento es para quienes han sufrido conmigo años de agresión mediática, de chismes, de calumnias, y que han estado a mi lado con serenidad y afecto inigualables”.

Los abogados de Berlusconi reconocieron que la sentencia es mejor de lo que habían soñado. Y, aun sin conocer todavía las motivaciones del tribunal, sospechan que los jueces han admitido la tesis de que el entonces primer ministro desconocía que Ruby fuese en efecto menor de edad cuando la invitó a sus fiestas y supuestamente mantuvo relaciones sexuales con ella —un extremo que la muchacha siempre ha negado—. En el caso del abuso de poder, según los abogados, “simplemente no existió”. La sentencia de primera instancia consideraba probado que, aun conociendo que la marroquí El Marough, más conocida en el ambiente como Ruby Robacorazones, todavía no había cumplido 18 años, el entonces primer ministro la invitó en dos ocasiones a su mansión de Arcore y “mantuvo relaciones sexuales con ella a cambio de ingentes cantidades de dinero y otras compensaciones, como joyas”. De aquí la condena por incitación a la prostitución de menores.

En cuanto al abuso de poder, se refiere a los hechos que siguieron a la detención, la noche entre el 27 y el 28 de mayo de 2010, de Ruby acusada de robar unos 3.000 euros a una prostituta con la que compartía piso. Al enterarse del asunto, Berlusconi llamó desde París y presionó a los policías de la comisaría central de Milán para que la pusieran en libertad. Según las juezas, el único y urgente interés del entonces jefe del Gobierno italiano era el de “protegerse” y de ahí que garantizase a los policías que la muchacha era sobrina del entonces presidente egipcio Hosni Mubarak y que su detención podría desencadenar un incidente diplomático. Ruby fue puesta en libertad —confiada a otra de la siempre jóvenes y guapas amigas del expresidentes—, pero la historia trascendió convirtiéndose en la peor pesadilla de la vida política de Berlusconi.

Es por eso que ahora, tras la absolución, Berlusconi haya empezando ya a cobrarse la revancha. A tenor de lo que sus fieles van diciendo —y su cuenta de Twitter para divulgando con la velocidad de una ametralladora—, la venganza será terrible.

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