El Papa pidió a Ucrania, Medio Oriente e Irak detener la guerra y dialogar para lograr la paz

Ciudad del Vaticano, EFE
El papa Francisco hizo hoy un llamamiento para que las sociedades y las autoridades de Ucrania, Medio Oriente e Irak detengan la guerra, y dialoguen con valentía para alcanzar la paz.
“No más guerra. Es hora de detenerse. Deténganse, por favor, se lo pido con el corazón, deténganse”, insistió el pontífice, durante el discurso que realizó posterior al rezo del Ángelus.
El obispo de Roma recordó ante los miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro del Vaticano que mañana se cumple el centenario del estallido de la Primera Guerra Mundial.


Desde la ventana de su Palacio Apostólico, se refirió a este hecho como un “trágico evento” que, dijo, es preciso recordar para tener presente “las lecciones de la historia, haciendo que prevalezca siempre la paz mediante un diálogo paciente y valiente”.

En este sentido, Jorge Bergoglio dirigió unas palabras a las personas que viven en Ucrania, Irak y Medio Oriente, tres zonas sumidas en este momento en conflictos armados.

“Os pido que os unáis en mi plegaria para que el Señor conceda a las poblaciones y a las autoridades de estas zonas la sabiduría y la fuerza necesaria para alcanzar con determinación el camino de la paz, afrontando cualquier disputa con la tenacidad del diálogo y de la negociación, con la fuerza de la reconciliación”, urgió.

Y añadió: “Que en el centro de cada decisión, no se ponga el interés particular, sino el bien común y el respeto de cada persona. Recordemos que todo se pierde con la guerra y nada se pierde con la paz”.

Francisco hizo alusión al dolor de las personas que viven en guerra y puso su atención, especialmente, en los niños.

“Pienso sobre todo en los niños a los que se les quita la esperanza de tener un futuro. Niños muertos, heridos, mutilados, huérfanos, que tienen por juguete los restos bélicos”.

El máximo representante de la Iglesia católica terminó su discurso con una sola palabra: “deténganse”.

Después, saludó a los fieles católicos congregados en la plaza vaticana y citó a los cristianos pertenecientes a las diócesis de Cartagena, Madrid y Asidonia-Jerez (España).

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