Cría buitres y te arrancarán los dólares
Alejandro Borensztein
Buenos Aires, Clarín
La Compañera Jefa declaró que “la Argentina no entrará en default. En default entran los que no pagan y Argentina paga. Le van a tener que inventar otro nombre”. Tiene razón. Pongámosle ya mismo otro nombre. Por ejemplo, Rodolfo. De este modo, si antes del miércoles no se arregla el tema de los buitres, podremos decir tranquilamente que entramos en Rodolfo. Eventualmente, un Rodolfo técnico.
¿Tienen la culpa de este fenomenal problema la manga de inútiles que hoy administran la Argentina? La verdad es que no. O por lo menos, no mayormente.
¿De dónde viene la cosa? Para no ir demasiado atrás, digamos en principio que la famosa estadista latinoamericana María Estela Martínez de Perón cometió todas las barrabasadas que una líder confundida podría cometer, menos una: no sobreendeudó al país.
De hecho, cuando en 1976 los milicos se la llevaron a pasear en helicóptero, la deuda externa apenas alcanzaba los 7.000 palitos verdes. Nada, un vuelto. A nadie se le hubiera ocurrido ir a un default, ni siquiera a un Rodolfo.
El proceso militar, que cometió todas las bestialidades posibles, aumentó la deuda a 47.500 palitos. Era la época de los petrodólares. Los árabes inundaron las bóvedas de los bancos americanos y estos entraron a prestar guita a lo loco. Los milicos del Proceso fueron un cliente perfecto: burros, coimeros, desalmados, mejor imposible. Pidieron tortas de guita y se la patinaron en cualquier cosa. Desde comprar televisores color, hasta estatizar las deudas de empresas privadas de amigotes, pasando por la compra de armamento que no servía para nada, como se verificó en 1982. Sobre el final del gobierno de Bignone, el país estuvo a un paso de caer en default pero frenamos antes del Rodolfo. Casi nos embargan los Jumbos de Aerolíneas. Posta.
En 1983, Don Raúl y la democracia argentina se encontraron con un muerto imposible de levantar. ¿Podrían haber declarado un Rodolfo general y arrancar con el kilometraje en cero? Difícil.
Alfonsín, con cierta ingenuidad, creyó que al volver a la democracia los acreedores tratarían mejor a la Argentina. Pero el mundo no funciona así. Frente a Reagan y sus yuppies, entendió que las cosas no son como queremos nosotros los buenos. Pero por suerte tampoco son como quieren ellos los malos. El mundo es algo que anda en el medio, con lo que hay que saber convivir. De eso se trata la política internacional, los intereses, las finanzas y la diplomacia. Y para eso se necesita gente con conocimiento histórico, geopolítico y técnico como para muñequear la cosa. Allí se ve la diferencia entre un gobierno sabio y uno estúpido. O sea, entre saber manejarse en este mundo o designar a Timerman.
La cuestión es que la deuda siguió creciendo. En verdad, también hay que decir que gastábamos más de lo que podíamos por lo que, no sólo pedíamos más créditos, sino que además imprimíamos más billetes generando más inflación. ¿Le suena?
Pero Alfonsín no vino a este mundo para resolver los problemas económicos de la Argentina, sino para algo mucho más importante: instaurar la democracia. Y lo logró. Pero cuando dejó el Gobierno y pidió la cuenta, el mozo le trajo una dolorosa de… 58.000 palitos verdes.
Menem, que no era ningún boludo, dijo “yo ésta no la garpo”. Entonces decidió financiarse vendiendo Aerolíneas, YPF, SEGBA, Gas del Estado, ENTEL, Autopistas, Aeropuertos, putas, todo. Pero como el tipo era insaciable (y sus votantes lo fueron aún más), siguió pidiendo créditos. Conclusión, cuando se fue, la deuda de 58.000 palitos que recibió, se habían transformado en… 146.219 millones de dólares. Un billete, no?
Cuando llegó De la Rúa y descubrió semejante zafarrancho lo llamó urgente a Cavallo para que le dé una manito. Justo.
Cavallo asumió como ministro tras un clamor popular, aunque usted no lo crea. De hecho, cabe recordar que para las elecciones de 1999, tanto el PJ, como la Alianza, como casi todo el espectro político, hicieron campaña diciendo que mantendrían la convertibilidad (el 1 a 1). O sea que los actuales kirchneristas y la mismísima Compañera Jefa, salvo que confiesen que en aquella oportunidad votaron al Partido Obrero, son tan cómplices de esa joda como cualquier otro dirigente. No nos chamuyen más.
Después del blindaje, el megacanje y el helicóptero que se llevó a De La Rúa, vino la pesificación asimétrica, los bonos del corralito, Nito Artaza y todo ese bolonqui.
En el medio, Rodríguez Saa declaró la suspensión del pago de la deuda externa. O sea, hizo La Gran Rodolfo. Bastaría tener el video con las caritas de los legisladores que ovacionaron de pie, para que se termine el verso del relato K en un minuto.
Cuando Kirchner entró a la Casa Rosada, aquella deuda de 7.000 palitos verdes que dejó Isabel se había transformado en… 180.000.000.000 de dólares!!! Lo pongo con todos los ceros así se nota bien la hijaputez que se ha hecho con nuestro país.
El Compañero Represa Hidroeléctrica, renegoció la deuda y arregló buena parte del problema, pero no todo. Como siempre: si algo puede fallarles, les falla. Son el coyote.
Los entendidos dicen que al día de hoy debemos unos 220.000 millones de dólares. Como no hubo crédito y Menem no dejó nada por vender, este Gobierno se financió manoteando las reservas del Central y de la ANSES a cambio de bonos y papelitos. Algunos dicen que es mejor deberle a un viejito jubilado de Wilde que a un CEO de Wall Street. No me parece. En todo caso, la única ventaja es que el viejito está más acostumbrado a que lo abrochen.
Ahora nos ahorca el 7% que dejamos suelto. Para que se entienda. Vos combatís al virus del ébola, liquidás a todos los virus menos al 7%. Al principio sos Gardel, pero un par de años después no te queda un solo africano vivo.
Gobierno y Buitres negocian a través de un mediador: el Special Master Daniel Pollack. Del lado de ellos van unos tipos que parecen salidos del casting de “El lobo de Wall Street”, de Scorsese. Del lado nuestro va un pibe, un tal López, camisita, barba de dos días y una mochilita de colores. Da la sensación de que cuando sale del edificio de Pollack en Park Avenue, se toma el 42 y se baja en Ciudad Universitaria. En fin, quien te dice da el batacazo.
El Gobierno teme que la cláusula RUFO obligue a garpar unos 120.000 palos verdes. Capitanich dijo que, en realidad serían unos… 500.000 palos más. Si a eso le sumamos los 220.000 palos que ya debemos serían… 720.000 palos verdes!!! Qué tul?
El mediador Daniel Pollack no tiene ningún apuro. Cobra 11.904 dólares por día. Todavía no arregló nada y ya le debemos tres gambas. Un campeón.
En realidad, al lado de todo lo anterior, es una pichincha.
Buenos Aires, Clarín
La Compañera Jefa declaró que “la Argentina no entrará en default. En default entran los que no pagan y Argentina paga. Le van a tener que inventar otro nombre”. Tiene razón. Pongámosle ya mismo otro nombre. Por ejemplo, Rodolfo. De este modo, si antes del miércoles no se arregla el tema de los buitres, podremos decir tranquilamente que entramos en Rodolfo. Eventualmente, un Rodolfo técnico.
¿Tienen la culpa de este fenomenal problema la manga de inútiles que hoy administran la Argentina? La verdad es que no. O por lo menos, no mayormente.
¿De dónde viene la cosa? Para no ir demasiado atrás, digamos en principio que la famosa estadista latinoamericana María Estela Martínez de Perón cometió todas las barrabasadas que una líder confundida podría cometer, menos una: no sobreendeudó al país.
De hecho, cuando en 1976 los milicos se la llevaron a pasear en helicóptero, la deuda externa apenas alcanzaba los 7.000 palitos verdes. Nada, un vuelto. A nadie se le hubiera ocurrido ir a un default, ni siquiera a un Rodolfo.
El proceso militar, que cometió todas las bestialidades posibles, aumentó la deuda a 47.500 palitos. Era la época de los petrodólares. Los árabes inundaron las bóvedas de los bancos americanos y estos entraron a prestar guita a lo loco. Los milicos del Proceso fueron un cliente perfecto: burros, coimeros, desalmados, mejor imposible. Pidieron tortas de guita y se la patinaron en cualquier cosa. Desde comprar televisores color, hasta estatizar las deudas de empresas privadas de amigotes, pasando por la compra de armamento que no servía para nada, como se verificó en 1982. Sobre el final del gobierno de Bignone, el país estuvo a un paso de caer en default pero frenamos antes del Rodolfo. Casi nos embargan los Jumbos de Aerolíneas. Posta.
En 1983, Don Raúl y la democracia argentina se encontraron con un muerto imposible de levantar. ¿Podrían haber declarado un Rodolfo general y arrancar con el kilometraje en cero? Difícil.
Alfonsín, con cierta ingenuidad, creyó que al volver a la democracia los acreedores tratarían mejor a la Argentina. Pero el mundo no funciona así. Frente a Reagan y sus yuppies, entendió que las cosas no son como queremos nosotros los buenos. Pero por suerte tampoco son como quieren ellos los malos. El mundo es algo que anda en el medio, con lo que hay que saber convivir. De eso se trata la política internacional, los intereses, las finanzas y la diplomacia. Y para eso se necesita gente con conocimiento histórico, geopolítico y técnico como para muñequear la cosa. Allí se ve la diferencia entre un gobierno sabio y uno estúpido. O sea, entre saber manejarse en este mundo o designar a Timerman.
La cuestión es que la deuda siguió creciendo. En verdad, también hay que decir que gastábamos más de lo que podíamos por lo que, no sólo pedíamos más créditos, sino que además imprimíamos más billetes generando más inflación. ¿Le suena?
Pero Alfonsín no vino a este mundo para resolver los problemas económicos de la Argentina, sino para algo mucho más importante: instaurar la democracia. Y lo logró. Pero cuando dejó el Gobierno y pidió la cuenta, el mozo le trajo una dolorosa de… 58.000 palitos verdes.
Menem, que no era ningún boludo, dijo “yo ésta no la garpo”. Entonces decidió financiarse vendiendo Aerolíneas, YPF, SEGBA, Gas del Estado, ENTEL, Autopistas, Aeropuertos, putas, todo. Pero como el tipo era insaciable (y sus votantes lo fueron aún más), siguió pidiendo créditos. Conclusión, cuando se fue, la deuda de 58.000 palitos que recibió, se habían transformado en… 146.219 millones de dólares. Un billete, no?
Cuando llegó De la Rúa y descubrió semejante zafarrancho lo llamó urgente a Cavallo para que le dé una manito. Justo.
Cavallo asumió como ministro tras un clamor popular, aunque usted no lo crea. De hecho, cabe recordar que para las elecciones de 1999, tanto el PJ, como la Alianza, como casi todo el espectro político, hicieron campaña diciendo que mantendrían la convertibilidad (el 1 a 1). O sea que los actuales kirchneristas y la mismísima Compañera Jefa, salvo que confiesen que en aquella oportunidad votaron al Partido Obrero, son tan cómplices de esa joda como cualquier otro dirigente. No nos chamuyen más.
Después del blindaje, el megacanje y el helicóptero que se llevó a De La Rúa, vino la pesificación asimétrica, los bonos del corralito, Nito Artaza y todo ese bolonqui.
En el medio, Rodríguez Saa declaró la suspensión del pago de la deuda externa. O sea, hizo La Gran Rodolfo. Bastaría tener el video con las caritas de los legisladores que ovacionaron de pie, para que se termine el verso del relato K en un minuto.
Cuando Kirchner entró a la Casa Rosada, aquella deuda de 7.000 palitos verdes que dejó Isabel se había transformado en… 180.000.000.000 de dólares!!! Lo pongo con todos los ceros así se nota bien la hijaputez que se ha hecho con nuestro país.
El Compañero Represa Hidroeléctrica, renegoció la deuda y arregló buena parte del problema, pero no todo. Como siempre: si algo puede fallarles, les falla. Son el coyote.
Los entendidos dicen que al día de hoy debemos unos 220.000 millones de dólares. Como no hubo crédito y Menem no dejó nada por vender, este Gobierno se financió manoteando las reservas del Central y de la ANSES a cambio de bonos y papelitos. Algunos dicen que es mejor deberle a un viejito jubilado de Wilde que a un CEO de Wall Street. No me parece. En todo caso, la única ventaja es que el viejito está más acostumbrado a que lo abrochen.
Ahora nos ahorca el 7% que dejamos suelto. Para que se entienda. Vos combatís al virus del ébola, liquidás a todos los virus menos al 7%. Al principio sos Gardel, pero un par de años después no te queda un solo africano vivo.
Gobierno y Buitres negocian a través de un mediador: el Special Master Daniel Pollack. Del lado de ellos van unos tipos que parecen salidos del casting de “El lobo de Wall Street”, de Scorsese. Del lado nuestro va un pibe, un tal López, camisita, barba de dos días y una mochilita de colores. Da la sensación de que cuando sale del edificio de Pollack en Park Avenue, se toma el 42 y se baja en Ciudad Universitaria. En fin, quien te dice da el batacazo.
El Gobierno teme que la cláusula RUFO obligue a garpar unos 120.000 palos verdes. Capitanich dijo que, en realidad serían unos… 500.000 palos más. Si a eso le sumamos los 220.000 palos que ya debemos serían… 720.000 palos verdes!!! Qué tul?
El mediador Daniel Pollack no tiene ningún apuro. Cobra 11.904 dólares por día. Todavía no arregló nada y ya le debemos tres gambas. Un campeón.
En realidad, al lado de todo lo anterior, es una pichincha.