Cinco razones de la derrota de Colombia frente a Brasil
GABRIEL MELUK
Enviado especial de EL TIEMPO
No fue por el árbitro español Carlos Velasco Carballo. Eso es falta de sensatez. Decir eso es producto del sentimiento del hincha adolorido. Incluyendo al espectador Falcao y sus trinos afanados. Entendible. Colombia perdió 2-1 contra Brasil y quedó eliminada a un paso de la semifinal del Mundial de fútbol por razones futbolísticas.
Aquí, cinco de ellas.
1. Gol rápido. Permitir el 1-0, a los 6 minutos, marcó el destino de juego. Un error de Carlos Sánchez, que parpadeo y soltó a Thiago Silva, su marca, en un cobro de tiro de esquina al segundo palo, hizo que Colombia tuviera que cambiar su estilo estratégico que tanto éxito le reportó en el Mundial. Como ya no podía defenderse, salió desorientada y por instinto en busca rápido del empate y eso la hizo imprecisa, nerviosa, afanada. No hilo una verdadera opción clara de empate antes del intermedio.
2. Falló el medio campo. La idea del técnico José Pékerman de meter a Guarín e Ibarbo no funcionó. El grandote de Ibarbo no pudo contener al 'tren' Maicon en la banda; y Guarín nunca se pudo meter en el partido: ni quitaba, ni entregaba, ni… Además, Sánchez se metía muy atrás entre los centrales, lo que dejó un enorme hueco. De no ser por Ospina y la bravura de Yepes, Brasil mete dos o tres más antes del intermedio.
3. El precio de la fama. Con el mundo rendido en elogios a los pies de James Rodríguez y Juan Guillermo Cuadrado, a Brasil no le dio pena, (¡ninguna!) impedirles el juego con roces, choque, rapando, pegando, empujándolos. No los dejaron respirar. Entre Paulinho y Fernandinho se repartieron el juego fuerte. Cuadrado perdió los papeles pidiendo tarjetas amarillas (sí, pudieron haber faltado) y se olvidó de jugar. Sin conexión, muy poco juego claro de ataque.
4. Impotente juego de bandas. Colombia reaccionó en el segundo tiempo pero no tuvo claridad para romper la durísima defensa local. Lo intentó a su estilo, por las bandas, en velocidad, pero perdió en los mano a mano y sus centros o los rechazó David Luiz o fueron pasados. Armero fue controlado y Zúñiga no pasó. Incluso le pegó feo a Neymar y parece que le fracturó una vértebra. Con la entrada de Ramos se ganó un poco más de presencia, pero pisar las 18, casi nunca se hizo. Teo lucho de espaldas al arco y a Bacca le hicieron la falta del penal.
5. Manejo de la ansiedad. Con el 2-0 y la eliminación inminente, la ansiedad hizo que el equipo no jugara el partido sino que lo luchara, lo guerrera; cayó en el vértigo de la cabeza caliente y no tuvo quien le pusiera un paño de agua fría: ni el veterano Yepes, ni el talentoso James. Las pocas opciones de contragolpe se fallaron por pases incompletos (fue su arma letal durante todo el Mundial) y la entrada de Quintero, sobre el final, no aportó.
Enviado especial de EL TIEMPO
No fue por el árbitro español Carlos Velasco Carballo. Eso es falta de sensatez. Decir eso es producto del sentimiento del hincha adolorido. Incluyendo al espectador Falcao y sus trinos afanados. Entendible. Colombia perdió 2-1 contra Brasil y quedó eliminada a un paso de la semifinal del Mundial de fútbol por razones futbolísticas.
Aquí, cinco de ellas.
1. Gol rápido. Permitir el 1-0, a los 6 minutos, marcó el destino de juego. Un error de Carlos Sánchez, que parpadeo y soltó a Thiago Silva, su marca, en un cobro de tiro de esquina al segundo palo, hizo que Colombia tuviera que cambiar su estilo estratégico que tanto éxito le reportó en el Mundial. Como ya no podía defenderse, salió desorientada y por instinto en busca rápido del empate y eso la hizo imprecisa, nerviosa, afanada. No hilo una verdadera opción clara de empate antes del intermedio.
2. Falló el medio campo. La idea del técnico José Pékerman de meter a Guarín e Ibarbo no funcionó. El grandote de Ibarbo no pudo contener al 'tren' Maicon en la banda; y Guarín nunca se pudo meter en el partido: ni quitaba, ni entregaba, ni… Además, Sánchez se metía muy atrás entre los centrales, lo que dejó un enorme hueco. De no ser por Ospina y la bravura de Yepes, Brasil mete dos o tres más antes del intermedio.
3. El precio de la fama. Con el mundo rendido en elogios a los pies de James Rodríguez y Juan Guillermo Cuadrado, a Brasil no le dio pena, (¡ninguna!) impedirles el juego con roces, choque, rapando, pegando, empujándolos. No los dejaron respirar. Entre Paulinho y Fernandinho se repartieron el juego fuerte. Cuadrado perdió los papeles pidiendo tarjetas amarillas (sí, pudieron haber faltado) y se olvidó de jugar. Sin conexión, muy poco juego claro de ataque.
4. Impotente juego de bandas. Colombia reaccionó en el segundo tiempo pero no tuvo claridad para romper la durísima defensa local. Lo intentó a su estilo, por las bandas, en velocidad, pero perdió en los mano a mano y sus centros o los rechazó David Luiz o fueron pasados. Armero fue controlado y Zúñiga no pasó. Incluso le pegó feo a Neymar y parece que le fracturó una vértebra. Con la entrada de Ramos se ganó un poco más de presencia, pero pisar las 18, casi nunca se hizo. Teo lucho de espaldas al arco y a Bacca le hicieron la falta del penal.
5. Manejo de la ansiedad. Con el 2-0 y la eliminación inminente, la ansiedad hizo que el equipo no jugara el partido sino que lo luchara, lo guerrera; cayó en el vértigo de la cabeza caliente y no tuvo quien le pusiera un paño de agua fría: ni el veterano Yepes, ni el talentoso James. Las pocas opciones de contragolpe se fallaron por pases incompletos (fue su arma letal durante todo el Mundial) y la entrada de Quintero, sobre el final, no aportó.