Argentina envía delegados a Nueva York para evitar la suspensión de pagos

El Gobierno de Fernández se reunirá con el mediador designado por el juez ante los fondos ‘buitre’

Francisco Peregil
Buenos Aires, El País
La negociación de Argentina con los llamados “fondos buitre” a lo largo de este último mes adquirió cotas de película de suspense. Tanta intriga, tanta sorpresa de última hora, no parece la mejor medicina para la salud económica de un país. Pero así están las cosas. El Gobierno de Cristina Fernández y los fondos contaban desde el 30 de junio con un mes de periodo de gracia para evitar una suspensión de pagos que no beneficiaría ni a los tres fondos que reclaman 1.500 millones de dólares ni a un Gobierno necesitado de inversiones extranjeras. Las dos partes dejaron correr el reloj, intercambiaron descalificaciones a través de comunicados y se situaron a solo un día del precipicio del miércoles a medianoche, cuando concluye el plazo para alcanzar un acuerdo.


Lo confiaron casi todo a la reunión que preveían celebrar el martes por la mañana representantes del Gobierno argentino, con el abogado Daniel Pollack, el mediador asignado por el juez Thomas Griesa, para buscar un acuerdo entre el Gobierno y los “fondos buitre”. El Gobierno envió el lunes a Nueva York una delegación formada por el secretario de Finanzas, Pablo López; el secretario de Legal y Técnica, Federico Thea, y la procuradora del Tesoro, Angelina Abbona.

Varios diarios argentinos indicaron el lunes que el ministro de Economía, Axel Kicillof, había mantenido conversaciones telefónicas con el mediador durante el fin de semana. Pero Daniel Pollack desmintió el lunes ese contacto: “La delegación de los técnicos se fue de la ciudad de Nueva York el viernes por la noche para consultar con su Gobierno en Buenos Aires. No he vuelto a saber de ellos desde ese momento”.

A medida que Cristina Fernández fue tensando la cuerda de las declaraciones contra los “fondos buitre” subió en las encuestas a lo largo de este mes. Desde la Casa Rosada se apoyó una campaña bajo el lema “patria o buitres” que caló entre las organizaciones afines. La oposición quedó descolocada, víctima de ese aparente binomio “patria o muerte” sin matices ni opciones alternativas.

Hubo quienes, como el opositor y exministro de Economía, Roberto Lavagna (2002-2005), respaldaron al Gobierno en su decisión de no pagar a los "fondos buitre" hasta que no se abone lo que se debe a los inversores que aceptaron la reestructuración de la deuda soberana en 2005 y 2010. Y hubo opositores, como la diputada Elisa Carrió, que denunciaron la "malvinización" del problema por parte del Gobierno, es decir, la llamada a los sentimientos patrios frente a un enemigo externo con el fin de ocultar las deficiencias propias. "El Gobierno trata de malvinizar esta cuestión, es decir: buitres o nosotros", declaró Carrió en Radio Mitre. "Y en realidad, yo puedo odiar a mi acreedor, pero tengo un acreedor (...) Siempre los pseudo dictadores o los personajes autoritarios, cuando se ven perdidos, hacen la jugada nacionalista, heroica (...) Ellos [los miembros del Gobierno] están más pensando en qué jugada patriótica hacen para tener más adeptos y no en el llanto de un pueblo, posterior a la jugada patriótica. Este es el caso de Malvinas. [Cristina Fernández] ha subido en imagen porque a muchos les gusta esto de patria o buitre, sin saber que después se pueden quedar sin trabajo".

Mientras tanto, el reloj seguía corriendo. Y el Gobierno mostraba una calma digna de un héroe de película. El secretario general de Presidencia, Oscar Parrilli, aseguraba el lunes: “No va a pasar nada”.

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