ANÁLISIS / Brasil hereda la ‘furia’
Dijo Scolari el día antes del partido que contra Colombia no iba a haber una guerra y los de Pékerman hicieron como los polacos en el 39, se lo creyeron. Colombia salió a Fortaleza con el lirio en la mano y antes de darse cuenta se topó con once brasileños que saltaron al campo con mentalidad de tropas de asalto. Se ha discutido mucho la presencia de la psicóloga en la concentración de Brasil. Puede que lo de hoy sea obra suya o puede que sea de Scolari. Qué más da. Brasil dio una demostración de querer es poder. Que los goles que valen el pase a semifinales llegaran en jugadas a balón parado y los marcaran los centrales ejemplifica a la perfección lo que busca Scolari. La reacción de los colombianos llegó, pero tarde. Brasil se jugará el pase a la final el martes en Belo Horizonte ante Alemania, sin Thiago Silva ni Neymar pero con una Furia que remite a la España de cuando no ganaba. El fútbol seguimos sin verlo.
Brasil salió a jugar con el cuchillo entre los dientes y gracias a su estupenda mentalidad y a que el árbitro español Velasco Carballo rebajó el nivel de amonestaciones que normalmente exhibe en España se puso enseguida con ventaja en el marcador. No obstante, la tolerancia del árbitro acabó por descontrolar el partido, porque los colombianos en la segunda parte decidieron entrar en la refriega, especialmente tras el magnífico tanto de David Luiz y de ver cómo eran cazados irremisiblemente en el campo sin que los locales vieran una tarjeta. Este mismo partido lo pilla Velasco en la Liga BBVA y no queda en el campo ni el apuntador.
Brasil pagó el estado de histeria en el que entró el partido y perdió las riendas de un encuentro que parecía tener controlado. La ausencia de jugadores de toque en el centro del campo brasileño que supieran mantener la posesión de la pelota permitió la reacción de Colombia que se acercó en el marcador a falta de once minutos en un penalti de Julio César a Bacca que perfectamente podía haber sido sancionado con tarjeta roja.
James, en la única jugada en la que no necesitó del apoyo de sus compañeros, que le dejaron en la mayoría de ocasiones más solo que la una, puso la emoción en el marcador.
Brasil volvió a demostrar que no sabe gestionar situaciones comprometidas y vio en los colombianos mucho más peligro que el de verdad creaban. Colombia se creció y cercó la puerta de Julio César. Hacía ya tiempo que los colombianos se habían dado cuenta de como se gastaban por allí abajo y también sacaron el hacha. Especialmente, Zúñiga que le dio un rodillazo a Neymar por detrás.
El culé abandonó el campo muy dolorido, fue trasladado a un hospital y allí se confirmó lo peor: tiene fractura en la tercera vértebra y se pierde el Mundial. Brasil, sin su crack, sólo puede apelar a la Furia para ganar el campeonato.