A Blatter le sorprende lo de Messi (¡¡???)
Alfredo Relaño, As
Le preguntó Santi Giménez a Blatter qué le había parecido la designación de Messi como mejor jugador del campeonato, y Blatter le respondió, sin rubor, que a él también le había sorprendido. Pues a mí me sorprende que le haya sorprendido. Recuerdo que hablé con Blatter no hace muchos meses, en entrevista para este periódico. Abordé el tema de la imposibilidad de un mundial en Qatar en verano, de la inevitabilidad de su traslado a diciembre o enero. Se llamó a andanas. Me dijo que si tal cosa se planteara, recomendaría repetir la votación. Con la misma sencillez con que ayer dijo lo que dijo.
El martes pasado, un comunicante me reprochó que fuera indulgente con la FIFA. Le respondí que soy consciente de que la FIFA no es un depósito de virtudes pero que, vistas unas cosas y otras, me parece que se le pueden perdonar ciertos vicios porque el fútbol funciona. Armonizar tantas corrientes, tantas tensiones, tantas personas, tantos intereses, requiere ciertas concesiones. No me pidan que me extienda en eso. Pero el fútbol funciona. Sólo hay que ver cómo, Mundial tras Mundial, todos disfrutamos y el campeón es creíble. No todas las cuestiones universales funcionan así de bien.
Pero sufrí un impacto al ver a Messi como mejor jugador del campeonato. Messi es (o ha sido) un prodigio de jugador, pero no en este campeonato. Tampoco ha sido un petardo, ha hecho cosas estimables, pero ha quedado lejos de otros varios. De hecho, no está en el once ideal Castrol-FIFA. ¿Qué tipo de chanchullo nos somete al bochorno de esta designación? ¿Qué tipo de cinismo permite a esta gente ponerse el mundo por montera? Recordé a mi comunicante. Recordé mi respuesta: el fútbol funciona. Pero ahora me roe la pregunta de si seguirá funcionando si sigue deslizándose por esta pendiente.
Le preguntó Santi Giménez a Blatter qué le había parecido la designación de Messi como mejor jugador del campeonato, y Blatter le respondió, sin rubor, que a él también le había sorprendido. Pues a mí me sorprende que le haya sorprendido. Recuerdo que hablé con Blatter no hace muchos meses, en entrevista para este periódico. Abordé el tema de la imposibilidad de un mundial en Qatar en verano, de la inevitabilidad de su traslado a diciembre o enero. Se llamó a andanas. Me dijo que si tal cosa se planteara, recomendaría repetir la votación. Con la misma sencillez con que ayer dijo lo que dijo.
El martes pasado, un comunicante me reprochó que fuera indulgente con la FIFA. Le respondí que soy consciente de que la FIFA no es un depósito de virtudes pero que, vistas unas cosas y otras, me parece que se le pueden perdonar ciertos vicios porque el fútbol funciona. Armonizar tantas corrientes, tantas tensiones, tantas personas, tantos intereses, requiere ciertas concesiones. No me pidan que me extienda en eso. Pero el fútbol funciona. Sólo hay que ver cómo, Mundial tras Mundial, todos disfrutamos y el campeón es creíble. No todas las cuestiones universales funcionan así de bien.
Pero sufrí un impacto al ver a Messi como mejor jugador del campeonato. Messi es (o ha sido) un prodigio de jugador, pero no en este campeonato. Tampoco ha sido un petardo, ha hecho cosas estimables, pero ha quedado lejos de otros varios. De hecho, no está en el once ideal Castrol-FIFA. ¿Qué tipo de chanchullo nos somete al bochorno de esta designación? ¿Qué tipo de cinismo permite a esta gente ponerse el mundo por montera? Recordé a mi comunicante. Recordé mi respuesta: el fútbol funciona. Pero ahora me roe la pregunta de si seguirá funcionando si sigue deslizándose por esta pendiente.