¿Y si la culpa la tuvo el trasplante capilar de Íker Casillas?
Brasil, ABC
Tras la derrota de España en el Mundial de Fútbol de Brasil, todos se preocupan por el portero del equipo. Íker Casillas (33) ha sufrido mucho estrés durante sus días en Brasil. Lo que se vislumbraba como una retirada por la puerta grande, ha terminado con una vuelta a casa prematura. La afición se pregunta qué le ocurre a Casillas. Cuáles serán las razones que le llevan a no parar goles. Mientras su hijo está en España y a Sara Carbonero (30) la ve a pie de campo, el portero sigue preocupado. Desconcertado. Atónito. Lo que sufre el capitán de la selección española no es otra cosa que un mal común que acecha a muchos hombres entre los 25 y 50 años. Una de las tesis que se baranjan es la inseguridad del portero al sufrir una incipiente vuelta a la calvicie.
Después de la derrota contra Holanda, mientras al capitán le salía humo por las orejas y la nariz, la afición se llevaba las manos a la cabeza. «¡Está más calvo! ¡Mira, mira cómo clarea!». Quizás, el injerto al que se sometió antes de la Eurocopa, en 2012, podría comenzar a clarear, tal y como se percibe en las imágenes del Mundial de Fútbol en Brasil. En aquel momento, el portero se sentía seguro con su pelo y acabó parando casi todos los tiros a puerta. Incluso publicitó champú. Ahora, la inseguridad invade su mente. Sin embargo, Eduardo López Bran, especialista en trasplantes capilares en la clínica Imema, asegura que los trasplantes capilares son «indetectables, naturales y definitivos».
Desdramatizar el injerto
Una operación así dura entre 6 y 10 horas y puede llegar a costar 10.000 euros. «Cada día intervenimos a más actores y deportistas. Personajes que tienen una imagen pública y que en cuanto tienen una alopecia incipiente intervienen», cuenta López para añadir que personas como José Bono (63) han «desdramatizado» el injerto: «Ha contribuido a que la población en general sea conocedora de los grandes e importantes avances que se han llevado a cabo».
En 2008 Bono se sometía a un trasplante capilar que pudo haberle costado entre 6.000 y 8.000 euros. Los resultados se comenzaron a apreciar a los seis meses. A los doce ya tenía el pelo completamente repoblado. Algó que no salvaría su matrimonio en 2010. El caso más llamativo es el del delantero inglés Wayne Rooney (28), que se sometió a un injerto en 2011. Para el jugador supuso una liberación. Fue la primera persona en hacer público su trasplante. No tardó en publicar una imagen en Twitter con su nuevo cabello. «Cuanto más precoz sea el tratamiento menos se nota. Si tratas a un paciente con una calvicie muy prominente, se notará más cuando le salga el pelo», sentencia López.
Tras la derrota de España en el Mundial de Fútbol de Brasil, todos se preocupan por el portero del equipo. Íker Casillas (33) ha sufrido mucho estrés durante sus días en Brasil. Lo que se vislumbraba como una retirada por la puerta grande, ha terminado con una vuelta a casa prematura. La afición se pregunta qué le ocurre a Casillas. Cuáles serán las razones que le llevan a no parar goles. Mientras su hijo está en España y a Sara Carbonero (30) la ve a pie de campo, el portero sigue preocupado. Desconcertado. Atónito. Lo que sufre el capitán de la selección española no es otra cosa que un mal común que acecha a muchos hombres entre los 25 y 50 años. Una de las tesis que se baranjan es la inseguridad del portero al sufrir una incipiente vuelta a la calvicie.
Después de la derrota contra Holanda, mientras al capitán le salía humo por las orejas y la nariz, la afición se llevaba las manos a la cabeza. «¡Está más calvo! ¡Mira, mira cómo clarea!». Quizás, el injerto al que se sometió antes de la Eurocopa, en 2012, podría comenzar a clarear, tal y como se percibe en las imágenes del Mundial de Fútbol en Brasil. En aquel momento, el portero se sentía seguro con su pelo y acabó parando casi todos los tiros a puerta. Incluso publicitó champú. Ahora, la inseguridad invade su mente. Sin embargo, Eduardo López Bran, especialista en trasplantes capilares en la clínica Imema, asegura que los trasplantes capilares son «indetectables, naturales y definitivos».
Desdramatizar el injerto
Una operación así dura entre 6 y 10 horas y puede llegar a costar 10.000 euros. «Cada día intervenimos a más actores y deportistas. Personajes que tienen una imagen pública y que en cuanto tienen una alopecia incipiente intervienen», cuenta López para añadir que personas como José Bono (63) han «desdramatizado» el injerto: «Ha contribuido a que la población en general sea conocedora de los grandes e importantes avances que se han llevado a cabo».
En 2008 Bono se sometía a un trasplante capilar que pudo haberle costado entre 6.000 y 8.000 euros. Los resultados se comenzaron a apreciar a los seis meses. A los doce ya tenía el pelo completamente repoblado. Algó que no salvaría su matrimonio en 2010. El caso más llamativo es el del delantero inglés Wayne Rooney (28), que se sometió a un injerto en 2011. Para el jugador supuso una liberación. Fue la primera persona en hacer público su trasplante. No tardó en publicar una imagen en Twitter con su nuevo cabello. «Cuanto más precoz sea el tratamiento menos se nota. Si tratas a un paciente con una calvicie muy prominente, se notará más cuando le salga el pelo», sentencia López.