¿Ventana o pasillo?
Hernán Bahos Ruiz
Río de Janeiro, EFE
Haber reunido el capital futbolístico necesario en el Mundial para volar hasta los octavos de final que comienzan mañana no garantizó a las dieciséis selecciones clasificadas el derecho a escoger ventana o pasillo.
Incluso, debido a las combinaciones matemáticas de última hora en cada uno de los ocho grupos, algunas se vieron obligadas a viajar en el puesto que nadie quiere, ese intermedio a cuyo ocupante incomodan los pasajeros de los lados, el de la ventana y el de pasillo, desde la hora misma de abrochar los cinturones.
Brasil, el anfitrión de la fiesta, hubiera querido un rival que no fuera Chile, con el que se las verá mañana en Belo Horizonte.
Al menos así lo expresó Luiz Felipe Scolari tras elogiar el espíritu combativo de los pupilos de Jorge Sampaoli que, además, van con el cuchillo entre los dientes para romper la tendencia que en citas mundiales viene favoreciendo a la Canarinha.
Al clasificarse de forma casi automática, es decir, con dos victorias al hilo, Holanda, Colombia, Argentina, Bélgica, Alemania y Francia se liberaron de esa suerte de 'overbooking' o sobreventa de pasajes que, se presenta cuando el grupo resulta extremadamente equilibrado.
Esa situación hace que a la tercera y última jornada todos los componentes, o la mayoría, lleguen sin reserva para la fase siguiente y con todas las posibilidades abiertas, lo que genera opciones múltiples e incertidumbres hasta el pitido final.
Así, los de Lois Van Gaal debieron haber celebrado que con su destacada campaña hubieran evitado un cruce anticipado con Brasil, o los Bleus con Karim Benzema a la cabeza un cara a cara con la Argentina de Lionel Messi.
Para Colombia lo importante era despegar después de 16 años sin derecho a jugar un Mundial y tan complejo es el desafío que tendrá mañana frente a Uruguay como si le hubiera correspondido con las eliminadas Italia o Inglaterra, o la sorprendente Costa Rica.
Como afectadas por una especie de fallo en sus servicios de 'handling', anglicismo que los defensores de la lengua recomiendan definir, mejor, 'servicios domésticos', se perdieron del Mundial, como si fueran maletas en un gigantesco aeropuerto, las selecciones de España, Portugal, Rusia, y las ya mencionadas Inglatera e Italia.
Los suizos, algunos de los viajeros del incómodo puesto intermedio que sellaron su tiquete a octavos en la última jornada, entienden que ni viendo vídeos de Messi resultará más placentero el viaje hasta Belo Horizonte para encarar el 1 de julio a Argentina.
Al menos así lo admitió hoy el guardameta Diego Benaglio.
Las horas de desvelo causadas por la incertidumbre de la clasificación y la tensión del partido crucial en el que se consiguió el pasaje a octavos es posible que hayan provocado también a Nigeria, Argelia y Grecia algo parecido a un 'jet lag' que conviene castellanizar como desfase horario.
A pesar de la seria dificultad que supone enfrentar a una Francia que está de moda el 30 de junio en Brasilia, los jugadores de Nigeria aparentan ya no tener miedo a duelos de mucha altura luego de enfrentar a Messi, a quien el técnico Sthepen Keshi cree nativo "de Júpiter" y no de Rosario.
La Alemania de Jochim Löw espera no tener que soportar turbulencias con una Argelia que por historia se le atraganta, y Costa Rica cree tener suficiente crédito para redimir sus puntos acumulados por nuevas millas de vuelo.
De momento, por culpa de sanciones o lesiones, varias figuras se perderán la nueva fase se abre al Mundial.
La sanción de la FIFA a Luis Suárez puso fin ayer a su aventura en Brasil y una lesión en el tobillo derecho ha sacado hoy de carrera al lateral belga Anthony Vanden Borre.
Y en la pasarela, que no debe llamarse 'finger', esperan su recuperación, el visto bueno del técnico o poner fin a alguna molestia Sergio Agüero, David Luiz, Carlos Bacca, o los 'diablos rojos' Vincent Kompany, Thomas Vermaelen y Laurent Ciman.
Río de Janeiro, EFE
Haber reunido el capital futbolístico necesario en el Mundial para volar hasta los octavos de final que comienzan mañana no garantizó a las dieciséis selecciones clasificadas el derecho a escoger ventana o pasillo.
Incluso, debido a las combinaciones matemáticas de última hora en cada uno de los ocho grupos, algunas se vieron obligadas a viajar en el puesto que nadie quiere, ese intermedio a cuyo ocupante incomodan los pasajeros de los lados, el de la ventana y el de pasillo, desde la hora misma de abrochar los cinturones.
Brasil, el anfitrión de la fiesta, hubiera querido un rival que no fuera Chile, con el que se las verá mañana en Belo Horizonte.
Al menos así lo expresó Luiz Felipe Scolari tras elogiar el espíritu combativo de los pupilos de Jorge Sampaoli que, además, van con el cuchillo entre los dientes para romper la tendencia que en citas mundiales viene favoreciendo a la Canarinha.
Al clasificarse de forma casi automática, es decir, con dos victorias al hilo, Holanda, Colombia, Argentina, Bélgica, Alemania y Francia se liberaron de esa suerte de 'overbooking' o sobreventa de pasajes que, se presenta cuando el grupo resulta extremadamente equilibrado.
Esa situación hace que a la tercera y última jornada todos los componentes, o la mayoría, lleguen sin reserva para la fase siguiente y con todas las posibilidades abiertas, lo que genera opciones múltiples e incertidumbres hasta el pitido final.
Así, los de Lois Van Gaal debieron haber celebrado que con su destacada campaña hubieran evitado un cruce anticipado con Brasil, o los Bleus con Karim Benzema a la cabeza un cara a cara con la Argentina de Lionel Messi.
Para Colombia lo importante era despegar después de 16 años sin derecho a jugar un Mundial y tan complejo es el desafío que tendrá mañana frente a Uruguay como si le hubiera correspondido con las eliminadas Italia o Inglaterra, o la sorprendente Costa Rica.
Como afectadas por una especie de fallo en sus servicios de 'handling', anglicismo que los defensores de la lengua recomiendan definir, mejor, 'servicios domésticos', se perdieron del Mundial, como si fueran maletas en un gigantesco aeropuerto, las selecciones de España, Portugal, Rusia, y las ya mencionadas Inglatera e Italia.
Los suizos, algunos de los viajeros del incómodo puesto intermedio que sellaron su tiquete a octavos en la última jornada, entienden que ni viendo vídeos de Messi resultará más placentero el viaje hasta Belo Horizonte para encarar el 1 de julio a Argentina.
Al menos así lo admitió hoy el guardameta Diego Benaglio.
Las horas de desvelo causadas por la incertidumbre de la clasificación y la tensión del partido crucial en el que se consiguió el pasaje a octavos es posible que hayan provocado también a Nigeria, Argelia y Grecia algo parecido a un 'jet lag' que conviene castellanizar como desfase horario.
A pesar de la seria dificultad que supone enfrentar a una Francia que está de moda el 30 de junio en Brasilia, los jugadores de Nigeria aparentan ya no tener miedo a duelos de mucha altura luego de enfrentar a Messi, a quien el técnico Sthepen Keshi cree nativo "de Júpiter" y no de Rosario.
La Alemania de Jochim Löw espera no tener que soportar turbulencias con una Argelia que por historia se le atraganta, y Costa Rica cree tener suficiente crédito para redimir sus puntos acumulados por nuevas millas de vuelo.
De momento, por culpa de sanciones o lesiones, varias figuras se perderán la nueva fase se abre al Mundial.
La sanción de la FIFA a Luis Suárez puso fin ayer a su aventura en Brasil y una lesión en el tobillo derecho ha sacado hoy de carrera al lateral belga Anthony Vanden Borre.
Y en la pasarela, que no debe llamarse 'finger', esperan su recuperación, el visto bueno del técnico o poner fin a alguna molestia Sergio Agüero, David Luiz, Carlos Bacca, o los 'diablos rojos' Vincent Kompany, Thomas Vermaelen y Laurent Ciman.