Superman' Valencia: de ordeñar vacas a goleador del Mundial
Recife, As
El apodo de Superman se lo pusieron en México cuando vieron de lo que era capaz. Jugando de extremo o en punta, el ecuatoriano Enner Valencia llamó enseguida la atención de todos los analistas del país. Aquel buen delantero que un día descubrió Sampaoli en la cantera de Emelec y al que después hizo brillar en citas continentales se erigía en el máximo artillero de Pachuca en la Liga MX. Ecuador sabía que contaba con un filón; ahora ya es el mundo entero el que tiene constancia.
Sus tres goles en dos partidos en Brasil sitúan a Enner Valencia al nivel de goleadores como Müller, Van Persie, Benzema o Robben. Palabras mayores. Pero seguro que ninguno de ellos tuvo que pasar por lo que él. Nacido en San Lorenzo, provincia ecuatoriana de Esmeralda, en 1989, su infancia estuvo ligada al campo y a la ganadería. Su padre tenía vacas y con lo que producían de ellas se ganaban la vida. El propio Enner ayudaba en las labores. Desde que era niño tenía que ordeñarlas para posteriormente vender su leche, lo que le permitía ganar un dinero con el que poder comprarse las botas de fútbol que después usaba en los partidos.
Valencia, que no tiene nada que ver con el jugador del Manchester United pese a que comparte nacionalidad y apellido, trabajó con su padre ordeñando el ganado hasta que el fútbol le permitió dejarlo. Fueron su irrupción en Emelec y el posterior fichaje por el Pachuca mexicano lo que cambiaron su vida en el campo por la de futbolista. Un salto considerable que ahora coge mayor dimensión tras sus goles a Suiza y Honduras en el Mundial. Las vacas le dieron mucho; el fútbol le dará más.
El apodo de Superman se lo pusieron en México cuando vieron de lo que era capaz. Jugando de extremo o en punta, el ecuatoriano Enner Valencia llamó enseguida la atención de todos los analistas del país. Aquel buen delantero que un día descubrió Sampaoli en la cantera de Emelec y al que después hizo brillar en citas continentales se erigía en el máximo artillero de Pachuca en la Liga MX. Ecuador sabía que contaba con un filón; ahora ya es el mundo entero el que tiene constancia.
Sus tres goles en dos partidos en Brasil sitúan a Enner Valencia al nivel de goleadores como Müller, Van Persie, Benzema o Robben. Palabras mayores. Pero seguro que ninguno de ellos tuvo que pasar por lo que él. Nacido en San Lorenzo, provincia ecuatoriana de Esmeralda, en 1989, su infancia estuvo ligada al campo y a la ganadería. Su padre tenía vacas y con lo que producían de ellas se ganaban la vida. El propio Enner ayudaba en las labores. Desde que era niño tenía que ordeñarlas para posteriormente vender su leche, lo que le permitía ganar un dinero con el que poder comprarse las botas de fútbol que después usaba en los partidos.
Valencia, que no tiene nada que ver con el jugador del Manchester United pese a que comparte nacionalidad y apellido, trabajó con su padre ordeñando el ganado hasta que el fútbol le permitió dejarlo. Fueron su irrupción en Emelec y el posterior fichaje por el Pachuca mexicano lo que cambiaron su vida en el campo por la de futbolista. Un salto considerable que ahora coge mayor dimensión tras sus goles a Suiza y Honduras en el Mundial. Las vacas le dieron mucho; el fútbol le dará más.