Muere trágicamente el chef español Darío Barrio cuando practicaba un salto “ensayado”

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El gran salto que le costó la vida al chef Darío Barrio, estaba “ensayado” pero algo no salió muy bien y falló, afirmó Ramón López, coordinador del festival del Aire de Segura de la Sierra (Jaén), quien dio a conocer donde fue encontrado el paracaídas del chef abierto, aunque lamentablemente muy tarde.
“La trayectoria no fue la correcta. Tenía que haber pasado por encima del castillo y chocó contra la ladera. Puede ser un error de cálculo, o puede que por un cambio en los vientos la trayectoria se vea afectada”, acotó López, explicando que al llegar al cuerpo del chef el paracaídas estaba completamente abierto, lo que no saben es si lo abrió él.



Por otra parte, detalla, llega un momento en que este no tiene eficacia. La velocidad del piloto va entre 160 y 180 kilómetros por hora y el paracaídas necesita un tiempo (que varía en función de las circunstancias del salto) para frenar al saltador. Un tiempo que no saben si Barrio tuvo.

“Yo soy piloto también, aunque no a ese nivel, y estamos hablando de deporte de aventura que conlleva riesgo. Este salto era de un nivel exigente, probado, pero exigente. Y este tipo de cosas no son muy habituales, pero a veces ocurren”, añade el responsable del FIA, “doblemente triste” ante el fallecimiento de Barrio, que tuvo lugar durante lo que pretendía ser un homenaje a Álvaro Bultó, que murió el año pasado en un accidente similar.

En la ocasión del trágico suceso, pocos minutos antes que había comenzado el festival con la tercera edición de Monumental ACRO, los mejores pilotos realizaban una serie de acrobacias en torno al castillo de la localidad y que reúne cada año a cientos de personas, testigos en esta oportunidad de un espectáculo con un final muy inesperado.

Barrio, junto a sus amigos Armando del Rey, Santi Corella y Dani Román, se dispuso a realizar un salto base sobre el monumento. Se trata de un salto desde un parapente motorizado (un parapente unido a un carro con tres ruedas y una hélice) que, tal y como explica el coordinador del FIA, “hace de taxi del saltador”.

Sin embargo, lo elevó en torno a 800-1.000 metros sobre el monumento (que está a 1.200 metros de altura) y tomó posición para permitir el salto durante el vuelo del cocinero, que llevaba un traje con alas (‘wingsuit’) y un paracaídas.

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