México promete eliminar las barreras al crecimiento

Peña Nieto dice que los Pactos de la Moncloa fueron un referente para lograr un acuerdo político

Jan Martínez Ahrens
Madrid, El País
Competitividad, democracia y derechos sociales. Estos son los tres ejes sobre los que gira el histórico proceso de reforma emprendido por México y que lo han convertido en un país en transformación. Así lo expresó ayer en Madrid el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, quien ofreció un extenso análisis del proceso de cambio iniciado en diciembre de 2012, cuando asumió el poder tras derrotar al conservador PAN. Fue entonces cuando sorprendió al mundo con el anuncio de un inédito acuerdo político, el denominado Pacto por México, que sumó a las fuerzas de oposición de izquierda y derecha para la titánica tarea de transformar las estructuras de la economía y la política. Este consenso tuvo un referente en la España de la Transición.


“Los Pactos de la Moncloa nos inspiraron para el reto. Resolvimos hacer un cambio profundo. Muchas reformas habían sido pospuestas, otras eran consideradas intocables, pero como muestra de madurez democrática apostamos por una agenda común para el desarrollo. No buscamos la unanimidad, pero sí el acuerdo en los temas a debatir, y a partir de ahí forjamos el pacto", explicó Peña Nieto durante su participación en el encuentro México, reformar para crecer, organizado por EL PAÍS en Madrid y patrocinado por Acciona, BBVA, Ferrovial, Iberdrola, Indra y Telefónica. El evento, celebrado en el Teatro Real, contó con destacadas personalidades del mundo de la política, la empresa, las finanzas y la cultura.

Peña Nieto, que aprovechó su visita a España para reafirmar los lazos de amistad entre ambos países, hizo un repaso de las fortalezas de México. Según el mandatario, su país goza de una democracia fuerte, unas finanzas públicas saneadas y estables, una economía abierta al mundo y una pujante demografía (118 millones de habitantes con una edad media de 27 años). Estos valores la convierten en la segunda potencia de Latinoamérica, pero sobre todo sirven de base para el despegue que pretende el presidente y que se cifra en un crecimiento económico del 5% del PIB.

Las reformas estructurales, que si se culminan con éxito supondrán el mayor vuelco en la historia de México desde las postrimerías de la revolución, abarcan los derechos sociales (educación, paro y pensiones) y la mejora del régimen institucional. A este último apartado corresponden los cambios aprobados en materia electoral y de transparencia. Pero si hay un factor por el que el proceso de transformación de Peña Nieto ha impresionado internacionalmente es por su apuesta económica, en la que destacan la legislación de telecomunicaciones, que recorta poder a los poderosos Carlos Slim y Emilio Azcárraga, y la del sector energético. “Hay un cambio de paradigma”, señaló el presidente en referencia a la medida estrella: el fin del monopolio estatal en la explotación del gas y del petróleo.

Los cambios económicos fueron explicados en detalle durante la jornada por el secretario de Hacienda, Luis Videgaray. Para este doctor en el MIT, el principal detonante de la transformación fue la constatación de que México había tocado un techo de crecimiento. Tras años de estabilidad financiera, apertura de mercado y renovación industrial, el país seguía lastrado en crecimientos demasiado bajos (el promedio fue del 2,4% en los últimos 33 años). En 2013 el avance del PIB fue del 1,1%.

“Había que hacer las reformas estructurales y México se atrevió. El objetivo es un crecimiento más robusto que permita reducir la desigualdad. Pero no olvidemos que estos cambios acelerados son un éxito de la democracia, un triunfo de la política; sólo en este contexto de acuerdos se entienden las reformas. Hacemos lo que España hizo con los pactos de la Moncloa”, explicó Videgaray ante una audiencia granada de empresarios y banqueros de ambos lados del Atlántico.

Videgaray, considerado ahora mismo el hombre fuerte del Gobierno, diseccionó los seis grandes vectores económicos del cambio (laboral, competencia, telecomunicaciones, finanzas, fiscalidad y energía). Una de las reformas más polémicas, como admitió Videgaray, ha sido la fiscal, que irritó a muchos empresarios y a una amplia capa de la clase media. “Fue la más controvertida. Pero se hizo con carácter progresivo, atendiendo a que México es un país con desigualdades y con un bajo nivel recaudatorio, de apenas el 10% del PIB, descontando los ingresos petroleros. Con la reforma fiscal hemos aumentado la recaudación en un punto del PIB e incrementado en cuatro millones los contribuyentes”, se defendió el secretario de Hacienda.

La parte del león de la transformación corresponde a la energía. El petróleo y el gas son la joya de la corona mexicana. Sometidas a control estatal desde que en 1938 los expropiase el presidente Lázaro Cárdenas, la gestión, a través de Pemex, ha sido deficitaria. México, entre los diez mayores productores de petróleo del mundo, importa el 50% de la gasolina. Y cómo explicó Videgaray, la inversión en Pemex se ha multiplicado por seis en los últimos diez años (de 3.000 millones a 20.000 millones de dólares desde 2003), pero la producción ha descendido en el mismo periodo cerca del 20%. La solución elegida para acabar con estos graves desequilibrios ha sido la apertura del sector energético a la inversión privada y extranjera, con el objetivo de atraer capital y mejorar la competitividad.

“Las reformas buscan eliminar barreras, frenos, cuellos de botella. Pero aún quedan tres retos pendientes. La correcta implementación de los cambios, la aceleración del crecimiento económico, para lo que hemos aumentado el gasto público en un 13% en el primer cuatrimestre, y la comunicación del proceso, esto es, explicar hacia dónde vamos, en qué consisten los cambios”, concluyó Videgaray.

Al inicio de la intervención de Peña Nieto, varios activistas prozapatistas intentaron interrumpir a gritos al presidente mexicano. Los servicios de seguridad los desalojaron. Peña Nieto, más tarde, se refirió al incidente como una muestra de la pluralidad de ideas en México. El presidente de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián, lamentó lo ocurrido. “Nosotros creemos en la democracia representativa, y el presidente de México, elegido en unas elecciones democráticas, merece nuestro respeto y nuestra adhesión como ciudadanos españoles”, dijo.

Peña Nieto, a preguntas de Cebrián, aseguró que México se ha visto estigmatizado durante años por el tema de la seguridad. El mandatario señaló que, aunque el problema no está completamente resuelto, los niveles de violencia se han reducido sensiblemente. “Las actuales zonas en crisis, como Tamaulipas, Guerrero o Michoacán, están muy localizadas; y en sitios como Ciudad Juárez el escenario ha cambiado. Hemos logrado disminuir la violencia y los homicidios dolosos, el termómetro más significativo, un 25% en el primer trimestre del año en comparación con el mismo periodo de 2013”, aseguró.

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