Londres denuncia la infiltración de islamistas en varias escuelas

Los inspectores de Educación alertan de "una cultura de miedo e intimidación” en Birmingham

Walter Oppenheimer
Londres, El País
La presencia de radicales islámicos en escuelas de zonas con una alta presencia de población musulmana ha provocado fuertes tensiones políticas en Reino Unido e incluso en el interior del Gobierno del primer ministro David Cameron. Tras investigar 21 escuelas de la zona de Birmingham supuestamente influenciadas por elementos islamistas, la inspección escolar ha concluido que cinco de ellas están gestionadas de forma inadecuada y el Ministerio de Educación tomará medidas para controlar su gestión.


El problema trascendió en marzo pasado, cuando se conoció la existencia de una carta anónima y sin fecha que se refería a una “operación caballo de Troya” para tomar el control de varias escuelas de Birmingham por radicales islámicos. En la carta se sugería que los padres de los alumnos se levantaran contra la dirección si en sus escuelas “se corrompe a sus hijos con educación sexual, enseñanza sobre los homosexuales, se hace a los niños rezar oraciones cristianas o clases mixtas de natación y deporte”.

La carta sostiene que el grupo que aparentemente se esconde detrás de ella “ha causado una importante cantidad de trastornos en Birmingham y como resultado de ello tenemos nuestras propias academias y estamos en vías de sacarnos de encima a más jefes de estudios y tomar el control de sus escuelas”.

El caso ha acabado teniendo ramificaciones de todo tipo. Ha dado lugar a un rifirrafe público entre el ministro de Educación, Michael Gove, y la responsable de Interior, Theresa May, con los dos jugando la carta de dureza frente a los radicales aunque el departamento de Educación sabía del asunto desde 2010.

La actuación de los inspectores de Ofsted (siglas en inglés de la Oficina para los Estándares en Educación) también ha sido cuestionada, sobre todo por quienes creen que han actuado bajo la consigna política de mostrar ahora con las escuelas implicadas una dureza que no habían mostrado en inspecciones anteriores. Una de las escuelas cuya gestión es ahora “inadecuada” había recibido la calificación de “excepcional” en enero de 2013. Otras dos habían recibido la calificación de “buena”. Las otras dos eran escuelas que se reconvirtieron en academias cuando la inspección exigió mejoras en su gestión. Una sexta escuela de las 21 inspeccionadas que ha recibido la calificación de inadecuada estaba ya aplicando medidas específicas porque ya en mayo de 2013 había suspendido la inspección.

El lenguaje de los informes de Ofsted y las palabras del jefe del organismo, sir Michaeel Wilshaw, no dejan margen para la duda a la hora de calibrar la importancia del problema. Denuncian que en Birmingham “ha cuajado una cultura de miedo e intimidación”, hablan de “campaña organizada con ciertas escuelas como objetivo”. A quienes acusan a Ofsted de haber cambiado de opinión en muy poco tiempo, Wikshaw les contesta que son las escuelas las que han cambiado y que hay “un repentino y marcado declive en esas escuelas”, en las que “los directores están ejerciendo más influencia de la apropiada o aceptable”, manipulando los planes de estudio para reflejar sus opiniones personales, en perjuicio del papel de los jefes de estudios. La operación caballo de Troya aludía a controlar las escuelas a través de sus órganos de Gobierno.

Las escuelas, sin embargo, niegan que se haya probado la presencia de islamistas en sus órganos de Gobierno y consideran que las inspecciones obedecen a consideraciones políticas. “La idea de un complot caballo de Troya ha creado la tormenta perfecta para individuos y organizaciones con intenciones ocultas en torno a educación, inmigración, fe, secularización y política puramente de partidos”, opina una de las escuelas ahora estigmatizadas por los inspectores.

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