LeBron, Wade y Bosh: el trío que cambió a los Miami Heat
Desde su creación en el verano de 2010, el Big Three de Miami ha convertido a la franquicia en el centro neurálgico de la NBA.
Miami, As
En el verano de 2010 se produjeron una serie de acontecimientos que cambiaron para siempre la historia de los Heat, una franquicia con relativa corta trayectoria (su debut en la Liga se produjo en la temporada 88-89). El mediático y televisado anuncio (¿se acuerdan de ‘The Decision’?) de la llegada de LeBron James y la posterior confirmación de la contratación de Chris Bosh situaron a Miami en el centro neurálgico del mapa NBA. A las dos estrellas les esperaba una tercera, Dwyane Wade (el gran protagonista junto a Shaquille O’Neal del por entonces único anillo logrado por el equipo). Los tres compañeros de promoción (fueron seleccionados, respectivamente, con los números 1, 4 y 5 del draft de 2003) pasaron a formar el ya archiconocido ‘Big Three’ de Miami.
Su impacto en la franquicia está fuera de toda suspicacia. En sus cuatro temporadas jugando juntos han alcanzado al menos las Finales. Transformaron a un equipo deprimido que, tras proclamarse campeón en 2006, no logró pasar de la primera ronda en tres de los cuatro posteriores cursos en los que se clasificó para los playoffs. Los resultados deportivos no son los únicos que sirven para valorar y medir la influencia de este trío de excepcionales jugadores en el sistema de juego de Erik Spoelstra.
Al recurrir a la hoja estadística y sumar todos los puntos convertidos por Miami a lo largo de las cuatro últimas regular seasons (31.679), uno descubre 18.409 llevaron la firma de LeBron, Wade y Bosh, esto es el 58,1% de los tantos totales conseguidos. Pero esto no acaba aquí, sino que el porcentaje aumenta en la postemporada, donde cada partido se convierte una completa batalla. En la ronda de las eliminatorias, el 61,57% de los puntos tiene el sello de uno de los integrantes del ‘Big Three’. Espeluznante. Y este liderazgo no se ve sólo a la hora de anotar, sino que en playoffs han repartido el 60,99% de las asistencias y capturado el 48,5% de los rebotes; pese a, salvo Chris Bosh (un ala-pívot que nunca se ha distinguido por su capacidad reboteadora), jugar en posiciones alejadas del aro.
Como cabe esperar en este tipo de convivencia entre jugadores franquicia, cada uno de ellos ha sabido adaptarse perfectamente a su rol, dejando a un sus intereses personales en pos de una mayor implicación colectiva. Pese a que a lo largo de la primera campaña juntos, dio la sensación de que tanto LeBron como Wade compartieron responsabilidades ofensivas por igual (18,2 lanzamientos por noche en temporada regular el escolta por 18,7 el alero), el batacazo en las Finales de ese año ante los Mavericks de Nowitzki obligó a redefinir los papeles. LeBron pasó convertirse en el principal referente en ataque, pasando de lograr 23,7 puntos por noche en los playoffs 2011 a 30,3 un año más tarde. Ya no hay dudas, es el gran referente tanto dentro como fuera del vestuario. Por su parte, Wade, lastrado una vez más ante sus ya crónicos problemas de rodilla, empezó a seleccionar cada vez más cuándo realizar sus explosivas penetraciones y a ir aseando su tiro de media distancia. Sus números han decrecido, pero sigue resultando vital para su equipo.
A su vez, Bosh se convirtió en el referente interior, aprovechando su rápido primer paso para driblar a jugadores más lentos que él o su buen juego de pies en el poste para superar su inferioridad ante rivales con mejor físico que él. De hecho, la circunstancia de en ocasiones sea el único hombre grande en pista le hace sufrir en defensa ante rivales de mayor tamaño, pero a su vez le puede reportar beneficios en el aro contrario al poder explotar su capacidad a la hora de jugar abierto. Por todo ello, a lo largo de esta temporada ha sacado a relucir su buena muñeca para añadir los tiros de tres puntos a su repertorio habitual, en vez de emplearlo como un simple recurso.
Otra historia será conocer qué ocurrirá con este magnífico trío de jugadores que han demostrado, pese a las dudas iniciales, mezclar a la perfección para hacer de Miami una maquinaria casi perfecta. Todos ellos tienen contrato para la temporada próxima, pero podrían ejerce este verano la opción existente en él (Player Option) y desvincularse este verano. No obstante, esa será otra historia. Ahora, tanto a ellos como a los seguidores heat, lo único que les preocupa es conseguir el three-peat de la mano de un Big Three que convirtió a la franquicia en el gran referente del baloncesto mundial. Seguir haciendo historia está en juego.
Año por año
2010-2011: 58-24, Finales NBA (4-2 contra Dallas)
2011-2012: 46-20, Campeones de la NBA (4-1 a OKC)
2012-2013: 66-16, Campeones de la NBA (4-3 a SAS)
2013-2014: 54-28, Finales NBA ¿?
Victorias: Liga Regular (224-88) 71,79%
Playoffs (58-24) 70,73%
Total (282-112) 71,57%
Miami, As
En el verano de 2010 se produjeron una serie de acontecimientos que cambiaron para siempre la historia de los Heat, una franquicia con relativa corta trayectoria (su debut en la Liga se produjo en la temporada 88-89). El mediático y televisado anuncio (¿se acuerdan de ‘The Decision’?) de la llegada de LeBron James y la posterior confirmación de la contratación de Chris Bosh situaron a Miami en el centro neurálgico del mapa NBA. A las dos estrellas les esperaba una tercera, Dwyane Wade (el gran protagonista junto a Shaquille O’Neal del por entonces único anillo logrado por el equipo). Los tres compañeros de promoción (fueron seleccionados, respectivamente, con los números 1, 4 y 5 del draft de 2003) pasaron a formar el ya archiconocido ‘Big Three’ de Miami.
Su impacto en la franquicia está fuera de toda suspicacia. En sus cuatro temporadas jugando juntos han alcanzado al menos las Finales. Transformaron a un equipo deprimido que, tras proclamarse campeón en 2006, no logró pasar de la primera ronda en tres de los cuatro posteriores cursos en los que se clasificó para los playoffs. Los resultados deportivos no son los únicos que sirven para valorar y medir la influencia de este trío de excepcionales jugadores en el sistema de juego de Erik Spoelstra.
Al recurrir a la hoja estadística y sumar todos los puntos convertidos por Miami a lo largo de las cuatro últimas regular seasons (31.679), uno descubre 18.409 llevaron la firma de LeBron, Wade y Bosh, esto es el 58,1% de los tantos totales conseguidos. Pero esto no acaba aquí, sino que el porcentaje aumenta en la postemporada, donde cada partido se convierte una completa batalla. En la ronda de las eliminatorias, el 61,57% de los puntos tiene el sello de uno de los integrantes del ‘Big Three’. Espeluznante. Y este liderazgo no se ve sólo a la hora de anotar, sino que en playoffs han repartido el 60,99% de las asistencias y capturado el 48,5% de los rebotes; pese a, salvo Chris Bosh (un ala-pívot que nunca se ha distinguido por su capacidad reboteadora), jugar en posiciones alejadas del aro.
Como cabe esperar en este tipo de convivencia entre jugadores franquicia, cada uno de ellos ha sabido adaptarse perfectamente a su rol, dejando a un sus intereses personales en pos de una mayor implicación colectiva. Pese a que a lo largo de la primera campaña juntos, dio la sensación de que tanto LeBron como Wade compartieron responsabilidades ofensivas por igual (18,2 lanzamientos por noche en temporada regular el escolta por 18,7 el alero), el batacazo en las Finales de ese año ante los Mavericks de Nowitzki obligó a redefinir los papeles. LeBron pasó convertirse en el principal referente en ataque, pasando de lograr 23,7 puntos por noche en los playoffs 2011 a 30,3 un año más tarde. Ya no hay dudas, es el gran referente tanto dentro como fuera del vestuario. Por su parte, Wade, lastrado una vez más ante sus ya crónicos problemas de rodilla, empezó a seleccionar cada vez más cuándo realizar sus explosivas penetraciones y a ir aseando su tiro de media distancia. Sus números han decrecido, pero sigue resultando vital para su equipo.
A su vez, Bosh se convirtió en el referente interior, aprovechando su rápido primer paso para driblar a jugadores más lentos que él o su buen juego de pies en el poste para superar su inferioridad ante rivales con mejor físico que él. De hecho, la circunstancia de en ocasiones sea el único hombre grande en pista le hace sufrir en defensa ante rivales de mayor tamaño, pero a su vez le puede reportar beneficios en el aro contrario al poder explotar su capacidad a la hora de jugar abierto. Por todo ello, a lo largo de esta temporada ha sacado a relucir su buena muñeca para añadir los tiros de tres puntos a su repertorio habitual, en vez de emplearlo como un simple recurso.
Otra historia será conocer qué ocurrirá con este magnífico trío de jugadores que han demostrado, pese a las dudas iniciales, mezclar a la perfección para hacer de Miami una maquinaria casi perfecta. Todos ellos tienen contrato para la temporada próxima, pero podrían ejerce este verano la opción existente en él (Player Option) y desvincularse este verano. No obstante, esa será otra historia. Ahora, tanto a ellos como a los seguidores heat, lo único que les preocupa es conseguir el three-peat de la mano de un Big Three que convirtió a la franquicia en el gran referente del baloncesto mundial. Seguir haciendo historia está en juego.
Año por año
2010-2011: 58-24, Finales NBA (4-2 contra Dallas)
2011-2012: 46-20, Campeones de la NBA (4-1 a OKC)
2012-2013: 66-16, Campeones de la NBA (4-3 a SAS)
2013-2014: 54-28, Finales NBA ¿?
Victorias: Liga Regular (224-88) 71,79%
Playoffs (58-24) 70,73%
Total (282-112) 71,57%