Le Pen padre hace una broma antisemita y arruina la estrategia de su hija

La presidenta del Frente Nacional critica por primera vez a su padre en público


Miguel Mora
París, El País
Marine Le Pen ha pasado tres años maquillando el discurso del Frente Nacional, las posiciones racistas y xenófobas del viejo partido de extrema derecha. En un instante, su padre, Jean-Marie Le Pen, octogenario fundador del FN y presidente vitalicio, ha echado por tierra esa estrategia con uno de sus habituales comentarios. El domingo, el recién reelegido eurodiputado atacó a los artistas que critican al FM y afirmó sobre el actor y cantante Patrick Bruel, que es judío: “La próxima vez le pasaremos por el horno”.


El chiste antisemita ha llevado a dos asociaciones pro derechos humanos a denunciar al exparacaidista en los juzgados, donde ha sido condenado dos veces por negacionismo. La novedad es que la broma ha dejado en el peor lugar posible al Frente Nacional justo después de que Marine Le Pen lograra su sonada victoria en las elecciones europeas, que ha convertido a su partido en la primera fuerza política del país.

Por primera vez, la sucesora se ha enfrentado en público a su padre y ha calificado como un “error político” sus palabras, matizando que debería haber previsto que iban a ser malinterpretadas, y concluyendo que el Frente Nacional “condena con toda firmeza toda forma de antisemitismo”.

En otros escalones del partido, Gilbert Collard, uno de los dos diputados nacionales del FN, ha aconsejado a Le Pen padre que haga como el Rey de España y piense en la jubilación. El vicepresidente Florian Philipott ha afirmado que el fundador ha utilizado palabras inapropiadas y excesivas, pero ha negado que sean antisemitas. Louis Aliot, compañero sentimental de Marine Le Pen y también vicepresidente, ha afirmado que los términos empleados por el fundador “son desoladores y estúpidos políticamente”. Le Pen padre ha replicado a Aliot diciendo que, si hay gente en su campo que piensa eso, “es porque son unos imbéciles”.

La polémica supone un duro golpe para la imagen de normalidad edificada por la presidenta desde que, al tomar el mando del partido en enero de 2011, aseguró que los campos de exterminio nazis fueron “el súmmum de la barbarie”. En los últimos meses, la líder, abogada de 46 años, había amenazado con llevar a los tribunales a todo aquel que asociara la etiqueta “extrema derecha” con el FN.

Estos días, Marine Le Pen está intentando formar un grupo en el Parlamento Europeo, y está encontrando serias dificultades para hacerlo precisamente porque algunos de sus aliados potenciales (necesita convencer a seis partidos de otros tantos países) consideran que el FN es antisemita.

El objetivo a largo plazo de Le Pen es liderar un partido nacionalista, moderno, respetable y republicano, capaz de gobernar Francia y despojado de sus viejas alianzas con los grupúsculos violentos nostálgicos del nazismo y del colaboracionismo.

La penúltima provocación del anciano fundador y la reacción tibia de su sucesora parecen demostrar que bajo la gran capa de bótox ideológico, el Frente Nacional sigue siendo fiel a sus rancias y delictivas esencias de extrema derecha.

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