La 'marea roja' chilena y los 'socceroos' inundan Cuiabá
Cuiabá, EFE
La ciudad brasileña de Cuiabá, en el estado de Mato Grosso, se ha teñido de los colores rojo y verde-amarillo de los aficionados Chile y Australia, que hoy debutarán en el Mundial en el estadio Arena Pantanal.
Unos 23.000 hinchas chilenos y unos 15.000 australianos, según cifras de la Secretaría de Turismo de Cuiabá, han convertido las calles de esta calurosa ciudad en una fiesta, especialmente durante las noches previas al partido de este viernes.
La Plaza Popular, en el centro de la ciudad, se ha convertido en el epicentro de las celebraciones de los chilenos y los 'socceroos', a los que este jueves se unieron los brasileños que festejaban el triunfo de su selección frente a Croacia.
Muchos de los aficionados chilenos llegaron en la llamada 'marea roja', una caravana de unos 5.000 vehículos que salió hace unos días desde Chile para seguir las andanzas de su selección en Brasil.
Los australianos, en cambio, han dado media vuelta al mundo en avión para poder acompañar a sus muchachos en el Mundial, adonde llegan como el peor equipo del torneo en el ránking de la FIFA, pero con la ilusión intacta.
En Cuiabá se respira un ambiente cordial y distendido entre ambas aficiones. Chilenos y australianos comparten los abarrotados bares y restaurantes de la ciudad.
En uno de estos locales, Luis Salazar, un chileno de 53 años, almuerza junto a su hijo, que también se llama Luis. Padre e hijo llegaron a Cuiabá el miércoles en avión y acompañarán también a Chile en los próximos partidos de la fase de grupos: el 18 en Río de Janeiro frente a España y el 23 en Sao Paulo contra Holanda.
"Esto es una experiencia espectacular, es inolvidable. Ojalá se vuelva a repetir y nos vaya bien en la Copa, porque es el sueño de todos", comenta a Efe.
Esperan que Chile debute con una goleada contra los australianos y que la Roja pase a octavos como primero de grupo para evitar un posible cruce con Brasil, la bestia negra del conjunto sudamericano.
"La idea es no toparse con Brasil, España es abordable", comenta con una sonrisa.
A su lado, en otra mesa, cuatro amigos australianos conversan de buen ánimo. Vienen de Sydney y Camberra, y están convencidos de que su selección puede sorprender a las poderosas España, Holanda y Chile.
"Australia viene de muy lejos, nadie nos presta atención y no nos conocen, y esto puede jugar a favor nuestro", dijo a Efe Mitchell Ortuondo, quien tiene antepasados vascos.
Otro de ellos, Donovan Varela, tiene a parte de su familia en Brasil. Esta mezcla de razas y culturas, aseguran, la da un amplio abanico de estilos futbolísticos a la selección de Australia, que esperan les sirva para dar la vuelta a los pronósticos más pesimistas en este Mundial.
La ciudad brasileña de Cuiabá, en el estado de Mato Grosso, se ha teñido de los colores rojo y verde-amarillo de los aficionados Chile y Australia, que hoy debutarán en el Mundial en el estadio Arena Pantanal.
Unos 23.000 hinchas chilenos y unos 15.000 australianos, según cifras de la Secretaría de Turismo de Cuiabá, han convertido las calles de esta calurosa ciudad en una fiesta, especialmente durante las noches previas al partido de este viernes.
La Plaza Popular, en el centro de la ciudad, se ha convertido en el epicentro de las celebraciones de los chilenos y los 'socceroos', a los que este jueves se unieron los brasileños que festejaban el triunfo de su selección frente a Croacia.
Muchos de los aficionados chilenos llegaron en la llamada 'marea roja', una caravana de unos 5.000 vehículos que salió hace unos días desde Chile para seguir las andanzas de su selección en Brasil.
Los australianos, en cambio, han dado media vuelta al mundo en avión para poder acompañar a sus muchachos en el Mundial, adonde llegan como el peor equipo del torneo en el ránking de la FIFA, pero con la ilusión intacta.
En Cuiabá se respira un ambiente cordial y distendido entre ambas aficiones. Chilenos y australianos comparten los abarrotados bares y restaurantes de la ciudad.
En uno de estos locales, Luis Salazar, un chileno de 53 años, almuerza junto a su hijo, que también se llama Luis. Padre e hijo llegaron a Cuiabá el miércoles en avión y acompañarán también a Chile en los próximos partidos de la fase de grupos: el 18 en Río de Janeiro frente a España y el 23 en Sao Paulo contra Holanda.
"Esto es una experiencia espectacular, es inolvidable. Ojalá se vuelva a repetir y nos vaya bien en la Copa, porque es el sueño de todos", comenta a Efe.
Esperan que Chile debute con una goleada contra los australianos y que la Roja pase a octavos como primero de grupo para evitar un posible cruce con Brasil, la bestia negra del conjunto sudamericano.
"La idea es no toparse con Brasil, España es abordable", comenta con una sonrisa.
A su lado, en otra mesa, cuatro amigos australianos conversan de buen ánimo. Vienen de Sydney y Camberra, y están convencidos de que su selección puede sorprender a las poderosas España, Holanda y Chile.
"Australia viene de muy lejos, nadie nos presta atención y no nos conocen, y esto puede jugar a favor nuestro", dijo a Efe Mitchell Ortuondo, quien tiene antepasados vascos.
Otro de ellos, Donovan Varela, tiene a parte de su familia en Brasil. Esta mezcla de razas y culturas, aseguran, la da un amplio abanico de estilos futbolísticos a la selección de Australia, que esperan les sirva para dar la vuelta a los pronósticos más pesimistas en este Mundial.