Inglaterra se achicharra en Manaos

La manifiesta aprensión de los británicos con el calor y la humedad desata el recelo de los amazonenses, que se ponen del lado de Italia

Diego Torres
MANAOS, El País
Montañas de plátanos, mangos y papayas colmaban ayer el mercado de frutas de Manaos. El puerto de la capital del Amazonas, rico en productos que crecen en el calor y la humedad extrema, bullía en el tráfico matinal bajo el sol abrasador de las latitudes ecuatoriales. En su mayoría afectados por la larga fiesta de la noche anterior, los aficionados ingleses que habían dejado los hoteles para vagar por los muelles eran pocos. El jueves, un nutrido grupo de ellos se había dedicado a despotricar en la plaza de San Sebastián contra la selección brasileña. Bañados en cerveza, las condiciones atmosféricas les habían parecido detalles folklóricos. “No es para tanto”, señaló Paul, portavoz de un quinteto de Kingston upon Hull, en Yorkshire.


El calor y la humedad son buenos para las distracciones turísticas y el cultivo de la papaya, pero pueden constituir una combinación devastadora para la práctica del deporte. El clima de Manaos, puerto rodeado de selva virgen, desató un conflicto diplomático hace meses, cuando antes del sorteo el seleccionador inglés, Roy Hodgson, declaró que jugar allí sería “problemático” para los equipos del norte de Europa. El comentario provocó la ira del alcalde de la ciudad, Arthur Virgilio, del PSDB, miembro de una célebre saga de políticos amazonenses. “Nosotros también preferiríamos que Inglaterra no viniera”, protestó. “Esperamos que nos toque un mejor equipo con un entrenador más sensible y educado. Hodgson es una de las pocas personas en el mundo que no siente curiosidad por el Amazonas”.

Hodgson tuvo suerte para el infortunio. El sorteo de la FIFA envió a Inglaterra a jugar a Manaos. Y no un partido cualquiera. El bombo la emparejó con Italia en la primera jornada del llamado Grupo de la Muerte, en donde también compite Uruguay. Los jugadores y los médicos viven desde entonces preocupados por adaptarse al calor. En la selección inglesa existen asistentes que han dedicado los entrenamientos en Río a refrescar a los jugadores con pulverizadores tipo spray. Daniel Taylor, del Guardian, dijo que la operación “recuerda al riego de un geranio”. El vestuario inglés en el estadio del Amazonas contará con un ventilador industrial traído de Londres para arrojar aire y vapor de agua sobre los cuerpos de los futbolistas.

Ricardo Mora Rodríguez, responsable del Laboratorio de Fisiología del Ejercicio de la Universidad de Castilla la Mancha, da la razón a Hodgson. “La alta humedad [en Manaos se esperan 30 grados con una humedad de entre el 70% y 90%] hace que el sudor no se evapore bien”, advierte el fisiólogo. “Si este mecanismo de evaporación no funciona el calor se acumula en los tejidos y se produce hipertermia, que son temperaturas por encima de los 38,5 grados. Esto provoca fatiga, calambres y hasta golpes de calor, que pueden ser mortales. La FIFA ha propuesto una norma para que, cuando se superen los 31 grados, se pueda hacer un tiempo muerto para rehidratar y enfriar”.

Como la razón científica no suele coincidir con la razón política, los periódicos de Manaos recibieron a los ingleses con rencor. “Bienvenidos al calor”, tituló el ‘Tempo’ de Amazonas, y el diario ‘A Crítica’ ironizó diciendo que la selección británica llegó “fría” y criticó a los jugadores por mostrarse desdeñosos con los hinchas apostados en el hotel del barrio donde se hospedan.

No es la primera vez que la obsesión inglesa por la profilaxis se vuelve contra el equipo en la Copa del Mundo. En 1970, el seleccionador Alf Ramsey administró tabletas de sodio a sus jugadores para combatir la deshidratación y les advirtió contra la Venganza de Moctezuma que no bebieran líquido mexicano. El seleccionador ordenó la importación de cientos de litros de zumo de naranja inglés y generó una ola de críticas en los productores de cítricos de México, orgullosos de cultivar “las mejores naranjas del mundo”. La prensa local se puso del lado de los agricultores y el público en los estadios pitó a los imperialistas. Hoy en Manaos, la hinchada local se pondrá del lado italiano.

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