Iker Casillas y el mundial de sus graves errores

Rio de Janeiro, El EConomista
Se acabó. España está en la calle. Queda por jugar un partido, frente a Australia, pero será un duelo intrascendente, una amarga forma de despedir a muchos de los jugadores que dieron tanta gloria al combinado nacional. Uno de ellos, un Iker Casillas que tiene encauzada la decisión de marcharse. Lo hará sin repetir la escena que hace cuatro años protagonizó levantando a la noche helada de Johannesburgo el trofeo que pintaba en el escudo de España su primera estrella de campeones. Esta vez la imagen será otra. Muy distinta. Dolorosa y casi humillante. La imagen de un Iker Casillas derrotado y hundido en el mundial de sus errores.



Vicente del Bosque pidió tras la primera derrota contra Holanda no señalar a ningún jugador, aunque será complicado, más si cabe en el caso de un portero que, desde la soledad de su puesto, ha cometido en los dos encuentros jugados fallos impropios para un portero de élite como es (y seguirá siendo) el de Móstoles.

Anoche, sin ir más lejos, frente a Chile, el capitán volvió a cometer un buen puñado de ellos, fruto, seguramente, del estado de pánico que atenazó a todo el equipo. Ninguno se salvó de la quema, si bien Casillas fue el primero en mostrar esos nervios. El crono marcaba los primeros 15 segundos de partido. España había sacado de centro y trataba de mover el esférico como solía hacerlo.

Entonces la bola le cayó en los pies a un Iker que, en lugar de seguir jugándola en corto, decidió cometer lo que antaño habría sido un pecado imperdonable para esta 'Roja': metió un patadón al esférico y éste acabó en zona de nadie. Chile cogió el regalo de Casillas y montó su primer ataque, ése tras el que se concedió un córner que vaticinó lo que sería el partido para los nuestros: un desastre.

En los dos goles Casillas pudo hacer más. En el primero, el de Vargas, el portero se dejó caer de manera precipitada. El medio amago del delantero chileno fue un truco demasiado sencillo para un Iker acelerado.

Luego, en el segundo tanto sudamericano, tampoco estuvo acertado al despejar la pelota. Sus puños mandaron la pelota al centro del área en lugar de desviar al costado, como manda el manual básico de cualquier guardameta. El rechace (muy mal defensivo) acabó en un gol ante el que Casillas de nuevo fue sorprendido a contra pie. Un desastre.

Desastre que pudo convertirse en infierno cuando, en la segunda parte, Chile siguió atacando. Al igual que sucedió frente a Holanda se fue al suelo con demasiada facilidad. Cada amago era una tortura, fruto, seguramente, de la inseguridad, de los nervios, de la histeria.

Una escena que se había visto ya contra los 'oranje' en el error que regaló a Van Persie el 1-4. Postales de un mundial desastroso que señala a muchos de los integrantes de esta selección. De una España que mantiene en el pecho su estrella de campeones, pero que sale de Brasil con la percepción de que aquellos tiempos de gloria tendrán que esperar bastante para repetirse.



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