Entrenamiento de riesgo en Brasilia

Brasilia, As
A dos días de que empiece el Mundial todo el mundo ultima los detalles. Los entrenadores repasan las tácticas, los jugadores se ponen a punto, los obreros ponen tochos a toda velocidad, los de la FIFA buscan explicaciones a lo inexplicable y las fuerzas armadas ensayan como deberán actuar en caso de ataque terrorista a un estadio.


Un cuerpo de élite de 30 comandos del ejército brasileño efectuó ayer en el Estadio Mané Garrincha de Brasilia un simulacro de atentado terrorista en un estadio. No es más que un ejercicio que ejemplifica el enorme dispositivo de seguridad que ha ordenado el ministro de defensa Celso Amorim.

Según publicaba en su edición del lunes el diario O’Globo, las Fuerzas Armadas brasileñas movilizarán 57.000 hombres por todo el país para garantizar la seguridad. Al ejército hay que sumarle 100000 efectivos más repartidos entre Policía Federal y Policía Estatal y los 15.000 guardias de seguridad privada contratados directamente por FIFA.

Río de Janeiro es la ciudad que más efectivos de seguridad acaparará, con 15.000 policias patrullando por tierra, mar y aire. Desde hace un par de días es habitual ver como fragatas de la marina afean el paisaje de Copacabana e Ipanema.

En Brasilia, en cambio, el gobierno ha decidido que el ejército no se deje ver. Confían únicamente en la Policía Federal. El recuerdo de los militares patrullando por la capital del país está aún demasiado cercano y es una imagen que, por simbólica, la presidenta Dilma Roussef pretende ahorrarse.

La presidenta ha ofrecido refuerzos de seguridad a todos los estados que acogerán el mundial, todos los han aceptado de buen grado menos dos: Rio Grande do Sul y Amazonas han rechazado el envío de más efectivos militares.

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