Decidió Seferovic en el 93' frente a Ecuador


Brasilia, As
Un gol agónico del jugador de la Real Sociedad Seferovic en la última jugada del partido sentenció la ruleta la rusa en la que se convirtió el final del Suiza-Ecuador. Fue el cielo para los suizos y el infierno para los ecuatorianos, pues bien pudieron ganar o perder cualquiera de los dos conjuntos. El ariete txuri-urdin, por cierto, sólo sumó dos goles en toda la Liga con la Real, pero con este tanto se convierte en el héroe de Suiza cuando menos se esperaba. De hecho, parecía que suizos y ecuatorianos aplazarían hasta la última jornada el desenlace por la segunda plaza del grupo, con permiso de Honduras y salvo catástrofe de Francia, pero no. Seferovic tomó la palabra para cambiar por completo el discurso.


Lo cierto es que quiso mandar y durante mucho tiempo tuvo más ocasiones Ecuador. El joven Gruezo asumió bien la responsabilidad de llevar el peso del centro del campo e incluso se animó al ataque. Se agradece que salga un jugador joven de la cantera ecuatoriana y en su primer partido al más alto nivel muestre esa personalidad. Arriba Rueda lo fió todo a sus dos potentes delanteros, Caicedo y Enner Valencia, cuyos acercamientos al área eran puñetazos sobre una defensa suiza más tímida de lo normal. Caído a la izquierda campaba a sus anchas Jefferson Montero, liviano y escurridizo, el único que cada vez que tocaba la pelota daba la sensación de poder hacer algo distinto.

En realidad todo el equipo de Hitzfeld estuvo apocado, no sólo la defensa, sabedor de que hay muchos ojos puestos en lo que esta buena generación pueda hacer. El primer detalle de fragilidad llegó a balón parado. Ayoví colocó un balón al corazón del área y Valencia lo remató con aplastante superioridad. Djourou se despistó en la marca y el portero Benaglio tampoco anduvo excesivamente fino. Estaba cómodo Ecuador, sobre todo con la ventaja en el bolsillo. La sensación era que en cualquier contragolpe podría romper el choque, pero no tiene, salvo Montero, jugadores para atacar el espacio sino para ir al choque. Y el partido se abrió.

Suiza, en la que estaban desaparecidos Shaqiri, Xhaka y sus jugadores más determinantes, se vio impotente por momentos, pese a que cuando atacaba ofrecía garantía de peligro. Fue también a balón parado, sin embargo, como llegó el empate. Al poco de comenzar el segundo tiempo, en un despiste tan considerable como el suizo en el primer tanto, la zaga y el portero de Ecuador se quedaron dormidos y Mehmedi se elevó entre todos ellos para empatar.

El empate revolucionó el tramo final. Ecuador seguía siendo arrollador cuando atacaba y tuvo dos buenas opciones en tiros lejanos de Gruezo y Montero. También Suiza amenaza en lanzamientos como el de Shaquiri al lateral de la red. Había espacios y un descontrol generalizado. El calor, el miedo a perder y la desconfianza que ofrecen sus defensas ayudaron poco a que ninguno de los dos serenase el partido. Y cuando parecía que el empate a despistes e imprecisiones se consumaría llegó el desmarque al primer palo de Seferovic para empujar de primeras a gol. Locura final para un propio de un frenopático.

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