Bruselas arremete contra la ingeniería fiscal de las multinacionales

Competencia investiga a tres países por las ayudas a Apple, Starbucks y Fiat

Claudi Pérez
Bruselas, El País
Multinacionales como Apple o Starbucks apenas pagan impuestos en España, en Francia y en Alemania: en los países con impuestos de sociedades relativamente potentes. Se las arreglan para canalizar sus ingresos hacia un paraíso fiscal o incluso a algún país de la Unión que les permita pagar muy poco al fisco. La Comisión Europea puso hace un año la proa contra la llamada “planificación fiscal agresiva” de las grandes multinacionales, uno de esos eufemismos dulcificantes que usa la alta política. Y el miércoles asestó su primer golpe: el vicepresidente y comisario de Competencia, Joaquín Almunia, anunció que Bruselas ha puesto en marcha una investigación a fondo contra Irlanda, Holanda y Luxemburgo por posibles ayudas de Estado irregulares a Apple, Starbucks y Fiat, respectivamente, tal y como avanzó el míercoles EL PAÍS.


Es solo la punta del iceberg. La Comisión investiga también al Reino Unido —por Gibraltar— y a Bélgica por el mismo lío, una cuestión aparentemente técnica, pero con un trasfondo político de gran calado: “En el contexto actual de restricciones presupuestarias, y con los ciudadanos haciendo grandes esfuerzos por las consecuencias de la crisis, es importante que las multinacionales paguen los impuestos que les corresponden”, destacó Almunia. La cosa no termina ahí: el brazo ejecutivo de la Unión trata de vencer las dificultades para meter mano a los socios europeos en los asuntos fiscales —competencia exclusiva de los Estados— para evitar los trajes a medida que Gobiernos de todo signo y en prácticamente todas las latitudes del continente hacen a las grandes empresas, según fuentes comunitarias. Bruselas calcula que, entre la elusión fiscal y el fraude, los Veintiocho pierden un billón anual de euros en impuestos. En otras palabras: hay más casos en el horizonte, y no solo circunscritos a los países con tratamientos fiscales más favorables, que han hecho de la competencia fiscal a la baja una herramienta para captar inversiones, como Irlanda.

De momento, el departamento de Almunia pone el foco en esos tres casos —Apple en Irlanda, Starbucks en Holanda y una financiera de Fiat en Luxemburgo— ante las “serias dudas” acerca del “tratamiento fiscal favorable y selectivo” de sus Ejecutivos con esas tres empresas. Dublín y Ámsterdam niegan las acusaciones. Pero en esos tres casos, las investigaciones preliminares dejan claro, a juicio de la Comisión, que las autoridades tributarias “han renunciado a gravar parte de los beneficios de estas multinacionales al permitirles reducir sus bases imponibles”, según el vicepresidente. Si se confirman sus sospechas, Bruselas impondrá el fin de estas ventajas y podría incluso reclamar la devolución de ayudas ilegales, como hizo, por ejemplo, con el régimen fiscal español de la construcción naval.

Los Gobiernos europeos tienen vía libre para firmar acuerdos con las grandes empresas —los denominados tax ruling—, que permiten a las multinacionales hacer transferencias entre filiales del mismo grupo en condiciones ventajosas. Para ello, se fijan precios de transferencia entre esas filiales en condiciones de mercado. Pero la Comisión ha constatado que esos Gobiernos emplean mal dichos sistemas o permiten a esas empresas prácticas de las que otras compañías no se benefician, alterando la libre competencia. “Es bien sabido que las multinacionales usan estrategias agresivas de planificación fiscal para pagar menos impuestos. Tratan de reducir los beneficios declarados en los países con impuestos más altos, con transferencias entre filiales. Si no se hacen a precios de mercado, puede haber ayudas de Estado incompatibles con los tratados”, según el informe de Competencia.

Las empresas salieron el miércoles al paso de esa investigación, al igual que los Gobiernos implicados. “Pagamos cada euro de cada impuesto”, explicó Apple, que según el Senado de EE UU soporta una carga tributaria del 2% en Irlanda. Una de las filiales de Apple en este último país bajo la investigación de Bruselas, Apple Sales International, es la que factura el grueso de sus ventas en España, donde las filiales del gigante informático apenas pagan por el impuesto de sociedades.

“Cumplimos todas las normativas de impuestos relevantes”, apuntaron fuentes de Starbucks. Más beligerante se mostró el Gobierno irlandés, cuyo modelo de negocio depende de esos acuerdos, que han llevado grandes inversiones a la isla: “No hay ayudas de Estado y nos defenderemos en los tribunales si es preciso”, amenazó el Ministerio de Finanzas.

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