Australia tuvo en la mano el bombazo y lo dejó escapar

Cahill hizo el gol del campeonato, su selección llegó a remontar el tanto inicial de Robben y tuvo muchas ocasiones, pero los goles de Van Persie y Depay acabaron decidiendo.


Belo Horizonte, As
Holanda necesita muy poco para triturar defensas y la australiana no fue excepción. Se ha transformado el equipo de Van Gaal en un equipo de obreros que trabaja para sus arquitectos, Van Persie y Robben. Si lo más arcaico del fútbol se ciñe a conjuntos que exclusivamente defienden para que sus estrellas resuelvan, el de Van Gaal es así de simple. No hay propuesta, no cabe lugar a la improvisación, falta un estilo al que agarrarse. Es fútbol de patio de colegio, el de dar balones a los mejores para que decidan en el recreo. Y funciona. Esta vez con más incertidumbre que ante España, pero funciona. Los australianos dominaron, cómodamente además, y volvieron a dejar una buena imagen, comandados por un Cahill genial.


La idea exclusiva de contragolpear mostró de nuevo carencias defensivas en los de Van Gaal. Cualquier selección de este Mundial, incluida Australia, es capaz de hacerle daño cuando se le ataca. Sirva como ejemplo que el extremo derecho de un equipo alemán de Segunda, Leckie, perforó por la derecha cuantas veces quiso ante el desorden ahí de Martins Indi y Blind. El único que construía algo era el conjunto australiano, aunque eso conllevara el riesgo de caer en el plan de Van Gaal. Quedó patente en la primera salida al espacio de Robben. El jugador del Bayern hizo un sombrero sobre Wilkinson y corrió hacia la portería como si de rugby se tratase. Australia, país de rugby por antonomasia, supo lo que iba a pasar. La bala holandesa perforó limpia en el área y cruzó sin paliativos ante Ryan. Imparable.

Fue un duro castigo y a la vez un injusto premio. Por eso duró poco. El aborigen aussie, el tipo capaz de encender fuego y descubrir agua en cada ataque, Tim Cahill, cruzó de volea en la siguiente jugada para dibujar uno de los goles más bellos del torneo, una obra de arte Zidanesca en todo su esplendor. Y aún pudo haber más historia. Bresciano remató a las nubes en plena hemorragia holandesa, incapaz de ser sólida ni con cinco defensas. De hecho, la lesión de Martins Indi la aprovechó Van Gaal para volver al 4-3-3 y olvidar de una vez por toda el debut ante España, por brillante que fuera.

Tampoco varió mucho el escenario. Australia mantuvo el control y Holanda la pólvora. Y cada uno lo aplicó con precisión. Así, Jedinak puso por delante a los socceroos en un penalti por mano clara de Janmaat y desató la locura hasta que Van Persie empató, poco después, tras un gran pase de Depay. El encuentro estaba abierto, peligroso para cualquiera con el arsenal de delanteros holandés enfrente. Lo padeció Australia en un minuto funesto, justo el que fue de una clara oportunidad de Leckie al tercer gol de Holanda, obra de Depay con inestimable colaboración del portero Ryan. Esto es Holanda. Pegada. Martillazos. Fuego. Y con Robben y Van Persie en este estado, desde luego, el fuego quema mucho.

Australia: Ryan; McGowan, Wilkinson, Spiranovic, Davidson; Mckay, Jedinak; Leckie, Bresciano (Bozanic, m.53), Oar (Taggart, m.78); y Cahill (Halloran, m. 71). Seleccionador: Ange Postecoglou.

Holanda: Cillessen; Janmaat, Vlaar, De Vrij, Martins Indi (Depay, m. 45), Blind; De Guzmán (Wijnaldum, m.79), De Jong, Sneijder, Robben; y Van Persie (Lens, m.87). Seleccionador: Louis Van Gaal.

Goles: 0-1, m.20: Robben. 1-1, m.21: Cahill. 2-1, m.55: Jedinak, de penalti. 2-2, m.58: Van Persie. 2-3, m.67: Depay.

Árbitro: Djamel Haimoudi (Argelia). Mostró cartulina amarilla a Cahill (m.44) por parte de Australia y a Van Persie (m.47) por parte de Holanda.

Incidencias: Partido correspondiente a la segunda jornada del grupo B disputado en el estadio Beira-Rio de Porto Alegre ante cerca de 40.000 espectadores. Presenciaron el partido en directo los reyes de Holanda, Guillermo Alejandro y Máxima Zorreguieta. 

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