Argentina vuela a Brasil con una sonrisa y un gol de Messi

La Plata, As
Argentina terminó su preparación para el Mundial con una victoria por dos goles a cero en el que marcó Messi, una señal esperanzadora para la Albiceleste que una vez más aterrizará en Brasil como una de las favoritas para el Mundial


Cuando Ricardo Álvarez se abrió camino entre las piernas eslovenas, dislocando cinturas a fuerza de regates, todos los aficionados del estadio Ciudad de La Plata se pusieron de pie a la espera de la consumación de la obra. Fino, efectivo, lúcido, Álvarez convirtió su creación en un golazo mediante un chute de zurda que se zambulló junto al poste más alejado del resignado meta. Fue la señal inequívoca de que la albiceleste iba a tener la despedida soñada ante su gente. Jugando bien. Con el campo lleno. Ante un rival notablemente inferior. Y sobre todo, con un triunfo a sólo 48 horas de volar hacia Brasil. Fue un cierre tan redondo como el balón en los pies de Álvarez, Maxi Rodríguez o Lavezzi.

Reflexivo, metódico, y coherente, Sabella tomó nota de la lluvia de lesionados que dejaron los amistosos de las distintas selecciones mundialistas y prefirió guardar a sus principales intérpretes. Sentó a Messi en el banquillo. Resguardó a Higuaín y a Di María. Dejó recuperar al Kun Agüero. Y apostó, sin sus cuatro fantásticos en pantalones cortos, por un equipo tupido en suplentes. La búsqueda le dio buenos resultados. Pero de todas formas, por la noche, Sabella no pudo apoyar su cabeza en la almohada sin agobios ni dolores de cabeza. La enfermería argentina sumó un nuevo paciente: Lucas Biglia fue reemplazado a los 9 minutos de la primera parte. Y eso, a tan poco del estreno (contra Bosnia, el 15 de junio, en Río de Janeiro), es una noticia que fue recibida con suma preocupación.

Sin exigirse demasiado, a Argentina le bastaron apenas 11 minutos para poner de rodillas. Eslovenia. El resto fue un monólogo a media máquina, cuidando los músculos, y con la certeza de que la presión alta y la riqueza individual albiceleste eran demasiado en comparación con las limitaciones de un rival confundido y superado. A la albiceleste le faltó agresividad en el ataque. Convencimiento. Pero a pesar de la medianía, el grito de "volveremos, volveremos, volveremos otra vez, volveremos a ser campeones, como en el 86", fue un guiño masivo que despidió a los futbolistas con una caricia en el ánimo. Argentina todavía no voló a Brasil. Pero en la cabeza y en el corazón, y sobre todo en la gente, ya empezó a jugar el Mundial.

En la segunda parte, Sabella metió al trío Di María, Agüero y Messi. Y una combinación del tridente culminó en el 2 a 0 desde las botas de un Messi feliz y encendido. Los aficionados pidieron el ingreso del rosarino y el 10 pagó ese tributo con un gol. El dato anecdótico de la noche fue el ingreso del juvenil Mammana, que pasó de sparring a revulsivo en la defensa debido a la suma de lesionados en la albiceleste.

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