Argentina superó fácilmente a Trinidad y Tobago por 3-0
Buenos Aires, DyN
El seleccionado de fútbol de la Argentina, en su despedida del público porteño, goleó este miércoles a Trinidad y Tobago por 3-0, en el frío Monumental de Núñez, pero aún debe mejorar en varios aspectos del juego, de cara al debut del 15 de junio ante Bosnia en Río de Janeiro, por el grupo F del Mundial Brasil 2014.
Los goles del conjunto conducido por Alejandro Sabella los convirtieron el delantero Rodrigo Palacio (Pt. 46m.), el volante central Javier Mascherano (St. 5m.) y el mediocampista externo Maximiliano Rodríguez (St. 19m.).
El seleccionado albiceleste, que estuvo ineficaz en el primer período pero contundente en el segundo, jugará su último amistoso en el país este sábado en La Plata, ante su par de Eslovenia, a partir de las 16.00 (BUE).
Es que el lunes 9 partirá hacia Belo Horizonte, ciudad que albergará el sueño mundialista argentino.
Argentina asumió el protagonismo desde el inicio, con el 4-3-3 clásico de Sabella, pero lució impreciso en la salida -especialmente Fernando Gago-, lento en los pases y falto de ideas y velocidad en ataque, frente a un rival muy limitado, que casi no pasó la mitad de la cancha.
Si bien es cierto que el seleccionado argentino tuvo el control absoluto de la pelota, también lo es que nunca le dio un destino seguro.
Lionel Messi se paró por la derecha, donde más cómodo se siente, para así encarar hacia el centro, Angel Di María por la izquierda, Rodrigo Palacio se movió por todo el centro de ataque y Ezequiel Lavezzi lo hizo por ambas bandas, pero al equipo le faltó juego asociado.
Más allá de eso, Argentina dispuso de muchísimas situaciones de gol en los pies de Lavezzi (5m., 20m., 32m. y 40m.), Messi (10m., 30m. y 45m.), Di María (17m.) y Palacio (41m.); y hasta sufrió en defensa con sendos contraataques que fueron resueltos con dos cierres estupendos de Hugo Campagnaro (29m.) y Martín Demichelis (34m.).
Pero de tanto ir e ir, el conjunto de Sabella encontró su premio con un cabezazo de Palacio, a los 46 minutos de juego.
El 1 a 0, en síntesis, fue justo, pero no hay que dejar de lado que en la primera etapa Argentina falló en tres aspectos básicos del juego: los laterales no atacan -por el dibujo táctico no tienen espacio-, la conexión entre los volantes y los delanteros no está aceitada y los atacantes no concretan la mayoría de las jugadas que generan.
Pero todo esto ante un adversario débil -de segundo orden en la Concacaf- poco importa, porque las individualidades, en este caso Palacio, se encargan de maquillar las falencias que tiene el seleccionado en el juego.
En el segundo tiempo, con la ventaja lograda en el final del primero, todo se hizo más fácil.
En la primera llegada a fondo, Mascherano, a los 5m., puso el 2-0, tras tomar un rebote en el palo de un tiro libre de Messi.
Luego, a los 19m., `Maxi` Rodríguez estableció el 3-0, que marcó la real diferencia entre ambos adversarios.
De allí hasta el final, lo más destacado fue la batucada que armaron los triniteños (no más de 100 que se hicieron sentir a pesar del frío) en un costado de la platea y la lesión de Palacio, que se retiró con un traumatismo en el tobillo izquierdo.
El seleccionado de fútbol de la Argentina, en su despedida del público porteño, goleó este miércoles a Trinidad y Tobago por 3-0, en el frío Monumental de Núñez, pero aún debe mejorar en varios aspectos del juego, de cara al debut del 15 de junio ante Bosnia en Río de Janeiro, por el grupo F del Mundial Brasil 2014.
Los goles del conjunto conducido por Alejandro Sabella los convirtieron el delantero Rodrigo Palacio (Pt. 46m.), el volante central Javier Mascherano (St. 5m.) y el mediocampista externo Maximiliano Rodríguez (St. 19m.).
El seleccionado albiceleste, que estuvo ineficaz en el primer período pero contundente en el segundo, jugará su último amistoso en el país este sábado en La Plata, ante su par de Eslovenia, a partir de las 16.00 (BUE).
Es que el lunes 9 partirá hacia Belo Horizonte, ciudad que albergará el sueño mundialista argentino.
Argentina asumió el protagonismo desde el inicio, con el 4-3-3 clásico de Sabella, pero lució impreciso en la salida -especialmente Fernando Gago-, lento en los pases y falto de ideas y velocidad en ataque, frente a un rival muy limitado, que casi no pasó la mitad de la cancha.
Si bien es cierto que el seleccionado argentino tuvo el control absoluto de la pelota, también lo es que nunca le dio un destino seguro.
Lionel Messi se paró por la derecha, donde más cómodo se siente, para así encarar hacia el centro, Angel Di María por la izquierda, Rodrigo Palacio se movió por todo el centro de ataque y Ezequiel Lavezzi lo hizo por ambas bandas, pero al equipo le faltó juego asociado.
Más allá de eso, Argentina dispuso de muchísimas situaciones de gol en los pies de Lavezzi (5m., 20m., 32m. y 40m.), Messi (10m., 30m. y 45m.), Di María (17m.) y Palacio (41m.); y hasta sufrió en defensa con sendos contraataques que fueron resueltos con dos cierres estupendos de Hugo Campagnaro (29m.) y Martín Demichelis (34m.).
Pero de tanto ir e ir, el conjunto de Sabella encontró su premio con un cabezazo de Palacio, a los 46 minutos de juego.
El 1 a 0, en síntesis, fue justo, pero no hay que dejar de lado que en la primera etapa Argentina falló en tres aspectos básicos del juego: los laterales no atacan -por el dibujo táctico no tienen espacio-, la conexión entre los volantes y los delanteros no está aceitada y los atacantes no concretan la mayoría de las jugadas que generan.
Pero todo esto ante un adversario débil -de segundo orden en la Concacaf- poco importa, porque las individualidades, en este caso Palacio, se encargan de maquillar las falencias que tiene el seleccionado en el juego.
En el segundo tiempo, con la ventaja lograda en el final del primero, todo se hizo más fácil.
En la primera llegada a fondo, Mascherano, a los 5m., puso el 2-0, tras tomar un rebote en el palo de un tiro libre de Messi.
Luego, a los 19m., `Maxi` Rodríguez estableció el 3-0, que marcó la real diferencia entre ambos adversarios.
De allí hasta el final, lo más destacado fue la batucada que armaron los triniteños (no más de 100 que se hicieron sentir a pesar del frío) en un costado de la platea y la lesión de Palacio, que se retiró con un traumatismo en el tobillo izquierdo.