Un Barça sin grandeza se la jugará en el Camp Nou
El Barça sigue tentando a la fortuna con un éxito extraordinario y a pesar de su apuesta suicida y mediocre, la suerte le sigue dando a los blaugrana más vidas que a un gato. Más de las que se merecen. Un dato que habla tan mal de los barcelonistas como de sus rivales. En Elche, el Barça estaba obligado a ganar para depender de si mismo en la última jornada y los de Martino perpetraron de nuevo un partido gris, sin grandeza, sin ambición ni atisbo de locura. Un partido funcionarial que acabó en un empate a cero (que es el peor de los empates) en el que los blaugrana abdicaron del talento para ponerse en manos del destino. Y el destino, una vez más, fue tan inmensamente generoso que permitió que el Barça, tras un partido sin épica pudiera tener una nueva oportunidad para alcanzar la gloria . La épica queda aplazada para el Camp Nou, pero los precedentes, apestan. Ni el mítico Platanito desaprovechó más oportunidades que el Barcelona.
Es de suponer que de cara a la semana que se avecina en la que una victoria en el Camp Nou puede dar la Liga a los de Martino, el club blaugrana organizará el lunes una visita a Port Aventura, el martes una calçotada, el miércoles descanso, el jueves visita a unas cavas del Penedés, el viernes baño y masaje y el sábado (dependiendo del calendario, o rueda de prensa o día de descanso). No sea que los chicos vayan a estresarse con la idea de tenerse que jugar la Liga en 90 minutos. Hasta ahora, la idea del descanso activo. Comilona-descanso-cena-descanso ha funcionado. ¿Para qué cambiar?.
En Elche, el Barça jugó un partido que ya hubiera sido discutible en la jornada 15, pero que se hubiera podido tolerar. Lo que hizo ayer el Barça en la jornada 37 con el Madrid naufragando en Balaídos y el Atleti perdiendo momentáneamente en su casa ante el Málaga fue como echar cuchillas de afeitar a la bañera de un bebé. Jugar con fuego.
Martino puede seguir satisfecho de equivocarse en rueda de prensa, pero quizás debería de reflexionar respecto al rendimiento de unos jugadores que se juegan la Liga en el campo de un equipo como el Elche y que en la segunda parte son incapaces de crear una miserable ocasión de gol. Sigue viviendo el Barça de los errores ajenos hasta el día del juicio final, que será en el Camp Nou contra un Atlético al que le ha sobrevenido el vértigo. De eso vive el Barça. Eso sí, mientras tanto, en la caseta hacen castillos de la autocrítica pero son incapaces de construir nada que no sea nadar hasta la siguiente orilla. Y allí, ya se verá lo que pasa. De momento, les funciona.
Llegará el Barça a la última jornada con los ases en la mano, pero con el recuerdo de una actuación infamante en Elche, donde los de Martino fueron incapaces de cercar la portería del equipo rival. Como en todo el curso, jugaron un partido funcionarial que se articuló en virtud de las necesidades del oponente. Si el contrario se juega la vida, nunca ganan, si el en cambio es un partido de entreguerras, siempre llega un error a su favor que decante la balanza.
Elche era una ocasión especial, pero para cualquier espectador imparcial que no tuviera idea de lo que se jugaba el Barça en ese partido, perfectamente pudiera haber pasado el encuentro por un partido de ida de los octavos de final de la Copa del Rey (ida). El Barça se fue a jugar la Liga a Elche con el pañal puesto, consciente de su falta de preparación, de su falta de tono físico, de su incapacidad táctica y de su falta de banquillo. Abordó el Martínez Valero pidiendo perdón y encima le salió bien la apuesta. Era un día para intimidar y se terminó poco menos que pidiendo la hora y rezando para que en el Calderón el Atlético no marcara en el tramo final.
El partido se resume en un dominio del Barcelona en el que las ocasiones llegaron en momentos individuales de inspiración y un Elche al que le bastó no equivocarse para mantener al equipo de Martino lejos de su portería. De nuevo, los barcelonistas convirtieron al portero rival en la estrella del partido y fiaron todas y cada una de sus opciones a las jugadas aisladas. Nunca a la elaboración.
Si a eso le añadimos un rival que juega casi sin delanteros, lo normal es que el partido acabe en empate a cero. Así fue.
Un chut al palo de Iniesta en el minuto 13, una falta lateral de Messi y un disparo de Alexis desde lejos fueron las principales bazas del Barça en la primera parte. En la segunda, el Barça casi ni inquietó a la portería local. De hecho, la ocasión más clara correspondió al lateral Rodríguez en un contragolpe justo en el minuto en el que Xavi Hernández saltó al campo.
Otra de las cosas que quedó clara ayer es que el poder de intimidación del Barcelona desde el banquillo es similar a de las Muñecas de Famosa cuando se dirigen al Portal.
No obstante, pese a la falta de ambición de los barcelonistas, éstos siguen dependiendo de si mismos. Una victoria ante el Atlético en el Camp Nou les daría la Liga. Tienen más vidas que un gato y unos rivales que tienen la insana costumbre de dispararse en el pie. La Liga está donde quería el Barça.