Rusia y China estrechan relaciones pero no cierran el acuerdo sobre gas

Moscú y Pekín avanzan en la cooperación comercial, financiera y militar
El gigante asiático presiona para lograr un mejor precio en el suministro

Macarena Vidal Liy
Pekín, El País
Los presidentes de China, Xi Jinping, y de Rusia, Vladímir Putin, se comprometieron este martes a estrechar las relaciones entre los dos países en ámbitos desde el político al económico en su reunión bilateral celebrada en Shanghái, la segunda de ambos en tres meses. Pero el gran acuerdo para suministrar gas ruso a China durante treinta años que se negocia desde hace una década y cuyo cierre se anticipaba para este martes, tendrá que esperar un poco más.


Los dos jefes de Estado se reunieron antes de la inauguración de la IV Conferencia sobre Interacción y Medidas de Desarrollo de la Confianza en Asia (CICA), un foro de cooperación regional que se inaugurará oficialmente este miércoles en la capital económica de China y, junto a la celebración de maniobras militares conjuntas, la razón para el primer viaje de Putin a China desde la llegada de Xi al poder, hace 14 meses.

La reunión entre ambos mandatarios, que han tenido buen cuidado en cultivar su mutua amistad en el último año, llegaba en momentos en los que las relaciones de ambos con EE UU, la gran potencia mundial, atraviesan importantes baches. En el caso del ruso, debido a la crisis ucraniana, y en el caso chino, a las suspicacias en torno a sus disputas territoriales se ha sumado desde el lunes la imputación estadounidense de cinco militares chinos por cargos de ciberespionaje. Y Xi y Putin cerraron filas. Su alianza, según dijo el presidente chino, citado por la agencia china Xinhua, es “una opción inevitable” para el desarrollo de un mundo multipolar. Xi, cuyo país ha mantenido una neutralidad declarada en la crisis ucraniana pero ha evitado criticar la intervención rusa en Crimea, ofreció también una mano a su homólogo con un comunicado sobre Ucrania en el que se pide a las partes que actúen “con moderación, eviten actos que puedan causar una escalada en el conflicto y busquen una solución pacífica”. Pero, en un gesto hacia Putin, acusado en Occidente de alentar el nacionalismo proruso en Ucrania, se describe la crisis como una situación “interna”.

Los dos mandatarios se comprometieron igualmente a fomentar sus lazos económicos, militares y energéticos. Ambos prevén alcanzar un intercambio comercial de 100.000 millones de dólares entre sus respectivos países para 2015. Es una cifra aún muy alejada de las que China mantiene con sus principales socios comerciales, la Unión Europea y EE UU por ese orden, pero que representa un aumento del 10% con respecto al volumen actual, de menos de 90.000 millones de dólares. El comunicado conjunto divulgado tras el encuentro menciona medidas para facilitar el uso de las monedas nacionales, el rublo y el yuan, en las transacciones bilaterales. Los dos líderes proclamaron también una “alianza estratégica exhaustiva en el sector energético”, en áreas como la energía eléctrica o el carbón.

Pero el acuerdo más esperado del encuentro no se cerró. A lo largo de los últimos días habían aumentado las conjeturas sobre la firma de un pacto que culminara cerca de una década de negociaciones para que la rusa Gazprom suministre 38.000 millones de metros cúbicos anuales de gas a China durante treinta años, casi una cuarta parte del consumo actual de la República Popular, en torno a los 170.000 millones. El propio Putin había afirmado, según los medios chinos, que la negociación del pacto se encontraba en su “fase final”. Pero las delegaciones no consiguieron aunar sus posiciones sobre el precio, el gran escollo que han padecido las conversaciones a lo largo de todos estos años, a tiempo para que los dos presidentes lo firmaran tras su reunión. Putin afirmó en Shanghái que se han logrado “progresos sustanciales sobre el precio del proyecto de gas natural hacia el Este”. Pero no dio más indicación sobre plazos para la firma más que decir que quiere un acuerdo “próximamente”.

Para Rusia, la venta de gas hacia su vecino del este ha adquirido una renovada importancia. Aspira a abrirse allí un nuevo mercado que le permita diversificar su clientela, ante el deterioro de sus relaciones con Europa, su principal comprador, a raíz de la crisis ucraniana. Y China está dispuesta a aprovechar la ventaja que le da la necesidad de su vecino para lograr el precio más ventajoso posible. Cuenta con alternativas, pues durante el mandato de Xi ha firmado ya varios acuerdos para aumentar el suministro que recibe desde países de Asia Central, en particular desde Turkmenistán, su principal abastecedor y el que le ofrece precios más baratos, calculados en torno a los 9 dólares por millón de unidades. El año pasado, las importaciones chinas de gas crecieron un 25 por ciento, según las cifras oficiales.

En su rueda de prensa diaria, el Ministerio de Exteriores chino instó a las partes a resolver sus diferencias con prontitud: “Esperamos que ambas partes puedan llegar a un punto medio y acordar rápidamente un contrato”, declaró su portavoz, Hong Lei.

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