Rescatistas de los mineros sepultados en Colombia creen “difícil” que haya sobrevivientes


Santander de Quilichao, AFP
Decenas de familiares de los 13 hombres y mujeres desaparecidos luego que un alud los sepultara cuando trabajan en una mina ilegal en el oeste de Colombia pasaron la noche del jueves al viernes a la intemperie esperando recibir noticias del rescate, sin expectativas de que haya sobrevivientes.


“Estoy esperando que saquen a mi hermano con su esposa que están allá abajo en el hueco. Yo sé que ya murieron pero no los voy a dejar solos”, dijo a la AFP un minero que pidió no ser identificado y que también trabajaba en el yacimiento de oro a cielo abierto afectado por un derrumbe.

Casi 48 horas después del alud ocurrido el miércoles en la noche, solo se rescataron los cuerpos de tres fallecidos y, ni los socorristas ni los familiares, piensan que pueda haber sobrevivientes en este momento.

“Consideramos que es muy difícil encontrar sobrevivientes porque la cantidad de tierra que cayó sobre las víctimas es más o menos unas 10 toneladas”, dijo a la AFP Graciela Tovar, presidenta de defensa civil de la localidad.

Mientras espera noticias de sus familiares, el trabajador de 46 años conversa con otros mineros que formaban parte de una plantilla de 33 empleados de la mina que operaba ilegalmente.

El trabajador cobraba 800.000 pesos colombianos (400 dólares) al mes por operar el motor de una bomba de extracción de agua, que evita que la veta se convierta en un lodazal, pero dice que completaba sus ingresos bajando al interior de la mina para probar suerte en los lavaderos de oro.

El minero relata que su hermano y su cuñada formaban parte de un contingente que podía llegar a 400 personas que trabajaban día y noche como “autónomos”, con el permiso de los dueños de la mina, a quienes estaban obligados a venderle el oro extraído.

Según un comunicado difundido el jueves por el Ministerio de Minas, los propietarios de las máquinas que trabajaban en el yacimiento ilegal las ocultaron luego del accidente para evitar que les fueran incautadas.

“Ya guardaron las máquinas para que no se las llevara la ley”, cuenta el minero mientras observa los reflectores que alumbran el terreno donde trabajan las máquinas excavadoras que trajeron las autoridades al lugar.

Lento avance de operaciones de socorro

Mientras, un grupo de socorristas espera con paciencia que las máquinas avancen en su tarea y ellos puedan trabajar con perros entrenados en la búsqueda de personas.

Una mujer calzada con botas de caucho descansa apoyada sobre una pala mientras mira como operan las excavadoras.

“Yo me vine temprano en la mañana a ver si podía ‘minear’ un poco, pero ahora me voy a quedar a acompañar a las familias, igual que todo el resto de la gente, porque nosotros somos muy humanitarios”, comentó a la AFP. La mujer no quiso revelar su identidad, ya que espera poder volver ocasionalmente al yacimiento para intentar obtener algún ingreso.

La minería ilegal es una práctica extendida en Colombia, de acuerdo con el más reciente informe sobre el tema de la Contraloría encargada de vigilar los recursos estatales. La entidad pública informó que “apenas el 37% de las 14.357 unidades mineras censadas (entre 2011 y 2012) tienen título minero”.

Según el ministro de Minas y Energía, Amylkar Acosta, la minería ilegal tiene “vínculos con la criminalidad” y señaló que se creó un grupo especial de “las Fuerzas Armadas para combatirla y erradicarla”.

Trabajar en “el hueco da mucho miedo, pero toca porque yo tengo dos hijos y soy sola, al igual que muchas mujeres que venían acá”, señaló la mujer.

Cerca del socavón se acumulan restos de vasos y botellas que dejó la multitud de curiosos que durante el jueves se acercó a la localidad de Santander del Quilichao para observar las tareas de socorro que se llevan a cabo en la mina.

Mientras suenan los motores de las bombas de extracción de agua, unos metros más arriba varios hombres que trabajaban en la mina, calzados con botas y llevando sus cascos y linternas, juegan pool mientras suena de fondo música guacarrilera, un género típico de la región del eje cafetero colombiano.

“Aquí la muerte no es bienvenida”, dice la canción que escuchan los mineros.

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