Rafa Nadal mostró dos caras para doblegar a Nieminen
Madrid, As
Un Rafa Nadal con dos caras se plantó en octavos de final del Mutua Madrid Open. Lo que parecía iba a ser una victoria exprés, con un primer set perfecto en menos de media hora, se enredó luego en el segundo. La diferencia estuvo en un metro. Cuando el rey de la tierra estuvo agresivo sobre la línea, dominó. Cuando se echó un metro atrás, Jarkko Nieminen se subió al tren. Pero logró cerrar el partido por 6-1 y 6-4. Ante Cristiano Ronaldo y Miguel Indurain, dos astros, brilló al final otro.
En cuartos de final le espera mañana un rival muy serio, Tomas Berdych, que derrotó al búlgaro Grigor Dimitrov, novio de Maria Sharapova y aspirante a top-ten, por 3-6, 6-3 y 6-2. El checo, sexta raqueta del mundo, viene de firmar final en Oeiras (perdió contra Charly Berlocq). Pero desde que derrotara a Nadal en Madrid y mandara callar a la grada en los cuartos de final del 2006, todavía en el Rockódromo, acumula 17 derrotas seguidas contra el de Manacor.
El primer set del campeón fue eléctrico. Uno de sus clásicos ejercicios de demolición en tierra al resto apoyado además en la seguridad en el saque. No cedió ni una sola bola de break, sólo entregó tres puntos con su servicio y el drive paralelo fue ese misil te que saca humo de la pista con sus revoluciones. La estadística dice que un 87% de esos drives fueron a más de 3.000 revoluciones por minuto. Veneno que se enrosca y sube. Soga para cualquier rival, y más si se llama Nieminen y es sólo el 57º del mundo.
Pero después de encadenar ocho juegos seguidos, el campeón dio un paso atrás, falló más de la cuenta y dejó al zurdo finlandés creer en la sorpresa. “Hasta el 3-0 del segundo set, jugué el mejor nivel en tierra desde que comencé en Montecarlo. Luego cometí errores. Lo que debo conseguir es un poco más de regularidad”, analizó luego. Nieminen contrarrestó el break inicial de Nadal en el quinto parcial, y tuvo una bola de rotura con 4-4 que le hubiera colocado en disposición de sacar para llevarse el set. Pero entonces Nadal fue Nadal. El jugador que en los momentos claves no duda. La otra versión, la del primer set, apareció y quebró para 6-4. Nadal busca en la Caja Mágica ser el jugador de una sola cara que ha gobernado con mano de hierro siempre la temporada de tierra. Pero hoy mostró todavía dos.
Un Rafa Nadal con dos caras se plantó en octavos de final del Mutua Madrid Open. Lo que parecía iba a ser una victoria exprés, con un primer set perfecto en menos de media hora, se enredó luego en el segundo. La diferencia estuvo en un metro. Cuando el rey de la tierra estuvo agresivo sobre la línea, dominó. Cuando se echó un metro atrás, Jarkko Nieminen se subió al tren. Pero logró cerrar el partido por 6-1 y 6-4. Ante Cristiano Ronaldo y Miguel Indurain, dos astros, brilló al final otro.
En cuartos de final le espera mañana un rival muy serio, Tomas Berdych, que derrotó al búlgaro Grigor Dimitrov, novio de Maria Sharapova y aspirante a top-ten, por 3-6, 6-3 y 6-2. El checo, sexta raqueta del mundo, viene de firmar final en Oeiras (perdió contra Charly Berlocq). Pero desde que derrotara a Nadal en Madrid y mandara callar a la grada en los cuartos de final del 2006, todavía en el Rockódromo, acumula 17 derrotas seguidas contra el de Manacor.
El primer set del campeón fue eléctrico. Uno de sus clásicos ejercicios de demolición en tierra al resto apoyado además en la seguridad en el saque. No cedió ni una sola bola de break, sólo entregó tres puntos con su servicio y el drive paralelo fue ese misil te que saca humo de la pista con sus revoluciones. La estadística dice que un 87% de esos drives fueron a más de 3.000 revoluciones por minuto. Veneno que se enrosca y sube. Soga para cualquier rival, y más si se llama Nieminen y es sólo el 57º del mundo.
Pero después de encadenar ocho juegos seguidos, el campeón dio un paso atrás, falló más de la cuenta y dejó al zurdo finlandés creer en la sorpresa. “Hasta el 3-0 del segundo set, jugué el mejor nivel en tierra desde que comencé en Montecarlo. Luego cometí errores. Lo que debo conseguir es un poco más de regularidad”, analizó luego. Nieminen contrarrestó el break inicial de Nadal en el quinto parcial, y tuvo una bola de rotura con 4-4 que le hubiera colocado en disposición de sacar para llevarse el set. Pero entonces Nadal fue Nadal. El jugador que en los momentos claves no duda. La otra versión, la del primer set, apareció y quebró para 6-4. Nadal busca en la Caja Mágica ser el jugador de una sola cara que ha gobernado con mano de hierro siempre la temporada de tierra. Pero hoy mostró todavía dos.