Pactan tregua en ciudad siria de Homs
Homs, AP
Aislados y golpeados tras meses de bombardeos y bloqueos, los insurgentes sirios accedieron el viernes a una tregua que permitirá a cientos de combatientes evacuar sus últimos bastiones en Homs, entregando a las fuerzas del presidente Bashar Assad una ciudad estratégica pero destruida que alguna vez fue aclamada como la capital de la revolución.
El acuerdo alcanzado en Homs, la tercera ciudad más grande de Siria, llega tras una serie de victorias militares del régimen cerca de la capital, Damasco, y en el centro del país.
"Esto definitivamente marcará un nuevo capítulo para el régimen, un capítulo donde está recuperando el control del país", dijo Ayham Kamel, analista del grupo Eurasia en Londres.
Si el gobierno toma Homs sería "la cereza del pastel para Assad", dijo Charles Lister, especialista del Centro Brookings Doha.
Aunque el acuerdo, si se realiza, representa el reconocimiento desmoralizante de la derrota por parte de las fuerzas de oposición, también puede ser visto como un trato que salva la honra de ambas partes. Los debilitados rebeldes, para quienes la caída de Homs era sólo cuestión de tiempo, pueden salir con seguridad, al tiempo que el gobierno puede ahorrar fuerzas y armas, así como afirmar que pudo recuperar los últimos bastiones rebeldes sin derramar sangre.
Ahora el gobierno sirio puede declarar una victoria al afirmar el control sobre dos de las principales ciudades del país —Homs y Damasco_, así como la costa mediterránea, de donde proviene la familia de Assad. Pero el presidente ha perdido el control de grandes porciones del territorio, especialmente en el norte, y sigue gobernando a un país con una insurgencia enardecida. Las autoridades sirias han programado elecciones para el 3 de junio pero dicen que no se sufragará en las zonas rebeldes.
El acuerdo de alto al fuego de 48 horas, reportado por los activistas de oposición y las televisoras oficialistas, surgió después de intensos ataques aéreos y bombardeos con artillería que se intensificaron en semanas recientes. En una señal de que la tregua se estaba implementando, un equipo de The Associated Press en Homs reportó que las calles estaban tranquilas, sin disparos de ninguna parte.
La ciudad en las llanuras occidentales de Siria fue una de las primeras en levantarse contra el presidente. Al comienzo los residentes trataron de replicar el fervor de la Plaza Tahrir de Egipto con numerosas protestas contra Assad, pero fueron reprimidos por las fuerzas del gobierno. Homs se convirtió en un campo de batalla que dejó manzanas enteras y gran parte de sus zonas históricas en ruinas con paredes caídas y edificios quemados.
Un activista de oposición que vive en Homs dijo que el momento era triste para los rebeldes acuartelados en 13 barrios alrededor del centro histórico de la ciudad.
"Esto no es lo que queríamos, pero es lo único que pudimos conseguir", dijo Beibars Tilawi a The Associated Press en una entrevista vía Skype. "El régimen quería tomar control del corazón de la revolución".
No hubo una declaración inmediata de las autoridades sirias.
Homs, a 130 kilómetros (80 millas) al norte de Damasco y con una población de 1,2 millones de personas antes de la guerra, es especialmente importante por su ubicación central. Une a la capital con Alepo en el norte, la ciudad más grande del país y otro campo de batalla crucial.
Durante más de un año las tropas oficiales han cercado a los rebeldes en la ciudad dentro de una serie de distritos esparcidos en unos 13 kilómetros (ocho millas), lo cual ha generado una hambruna y el debilitamiento de los combatientes.
Otro de los obstáculos para los rebeldes fue que sus líneas de suministro se vieron reducidas cuando los militares lograron victorias en Damasco y la frontera de Líbano. Cientos de combatientes se han rendido a las fuerzas leales a Assad en los últimos meses, según los activistas.
Un grupo extremista en Homs continuaba luchando con autos cargados con explosivos en distritos controlados por el gobierno, lo que provocó la muerte de decenas de personas, la mayoría civiles. El martes dos coches bomba dejaron más de 50 fallecidos.
Lister dijo que los ataques representan "un último intento por hacer daños al enemigo victorioso".
Algunos rebeldes y activistas en Homs han negociado la tregua desde hace por lo menos dos meses, pero la mayoría de los insurgentes se negaron a rendirse hasta la última ofensiva final, dijeron activistas.
Farhan Haq, vocero adjunto de la ONU, dijo que el secretario general Ban Ki-moon ha estado presionando para que haya un acuerdo. El organismo internacional también ayudó a supervisar la evacuación de cientos de civiles de los barrios controlados por los rebeldes en Homs en febrero.
Los activistas dijeron que la tregua de 48 horas comenzó el viernes y que se espera que cerca de 1.000 rebeldes de todas las facciones, incluido el Frente Nusra —un grupo vinculado a al-Qaida_, comenzarán a salir el sábado a pueblos en el norte controlados por los rebeldes.
A pesar de esto el acuerdo podría venirse abajo si surgen disputas de último momento sobre los términos para su evacuación o si algunos insurgentes deciden resistirse.
En otros acontecimientos el viernes, dos autos bomba explotaron en dos pequeños pueblos oficialistas en la provincia central de Hama, lo que dejó 18 muertos, incluidos 11 niños, informó la televisora estatal. Los pueblos, Jadrin y Humayri, son cercanos y no estaba claro si los dos ataques fueron coordinados.
Aislados y golpeados tras meses de bombardeos y bloqueos, los insurgentes sirios accedieron el viernes a una tregua que permitirá a cientos de combatientes evacuar sus últimos bastiones en Homs, entregando a las fuerzas del presidente Bashar Assad una ciudad estratégica pero destruida que alguna vez fue aclamada como la capital de la revolución.
El acuerdo alcanzado en Homs, la tercera ciudad más grande de Siria, llega tras una serie de victorias militares del régimen cerca de la capital, Damasco, y en el centro del país.
"Esto definitivamente marcará un nuevo capítulo para el régimen, un capítulo donde está recuperando el control del país", dijo Ayham Kamel, analista del grupo Eurasia en Londres.
Si el gobierno toma Homs sería "la cereza del pastel para Assad", dijo Charles Lister, especialista del Centro Brookings Doha.
Aunque el acuerdo, si se realiza, representa el reconocimiento desmoralizante de la derrota por parte de las fuerzas de oposición, también puede ser visto como un trato que salva la honra de ambas partes. Los debilitados rebeldes, para quienes la caída de Homs era sólo cuestión de tiempo, pueden salir con seguridad, al tiempo que el gobierno puede ahorrar fuerzas y armas, así como afirmar que pudo recuperar los últimos bastiones rebeldes sin derramar sangre.
Ahora el gobierno sirio puede declarar una victoria al afirmar el control sobre dos de las principales ciudades del país —Homs y Damasco_, así como la costa mediterránea, de donde proviene la familia de Assad. Pero el presidente ha perdido el control de grandes porciones del territorio, especialmente en el norte, y sigue gobernando a un país con una insurgencia enardecida. Las autoridades sirias han programado elecciones para el 3 de junio pero dicen que no se sufragará en las zonas rebeldes.
El acuerdo de alto al fuego de 48 horas, reportado por los activistas de oposición y las televisoras oficialistas, surgió después de intensos ataques aéreos y bombardeos con artillería que se intensificaron en semanas recientes. En una señal de que la tregua se estaba implementando, un equipo de The Associated Press en Homs reportó que las calles estaban tranquilas, sin disparos de ninguna parte.
La ciudad en las llanuras occidentales de Siria fue una de las primeras en levantarse contra el presidente. Al comienzo los residentes trataron de replicar el fervor de la Plaza Tahrir de Egipto con numerosas protestas contra Assad, pero fueron reprimidos por las fuerzas del gobierno. Homs se convirtió en un campo de batalla que dejó manzanas enteras y gran parte de sus zonas históricas en ruinas con paredes caídas y edificios quemados.
Un activista de oposición que vive en Homs dijo que el momento era triste para los rebeldes acuartelados en 13 barrios alrededor del centro histórico de la ciudad.
"Esto no es lo que queríamos, pero es lo único que pudimos conseguir", dijo Beibars Tilawi a The Associated Press en una entrevista vía Skype. "El régimen quería tomar control del corazón de la revolución".
No hubo una declaración inmediata de las autoridades sirias.
Homs, a 130 kilómetros (80 millas) al norte de Damasco y con una población de 1,2 millones de personas antes de la guerra, es especialmente importante por su ubicación central. Une a la capital con Alepo en el norte, la ciudad más grande del país y otro campo de batalla crucial.
Durante más de un año las tropas oficiales han cercado a los rebeldes en la ciudad dentro de una serie de distritos esparcidos en unos 13 kilómetros (ocho millas), lo cual ha generado una hambruna y el debilitamiento de los combatientes.
Otro de los obstáculos para los rebeldes fue que sus líneas de suministro se vieron reducidas cuando los militares lograron victorias en Damasco y la frontera de Líbano. Cientos de combatientes se han rendido a las fuerzas leales a Assad en los últimos meses, según los activistas.
Un grupo extremista en Homs continuaba luchando con autos cargados con explosivos en distritos controlados por el gobierno, lo que provocó la muerte de decenas de personas, la mayoría civiles. El martes dos coches bomba dejaron más de 50 fallecidos.
Lister dijo que los ataques representan "un último intento por hacer daños al enemigo victorioso".
Algunos rebeldes y activistas en Homs han negociado la tregua desde hace por lo menos dos meses, pero la mayoría de los insurgentes se negaron a rendirse hasta la última ofensiva final, dijeron activistas.
Farhan Haq, vocero adjunto de la ONU, dijo que el secretario general Ban Ki-moon ha estado presionando para que haya un acuerdo. El organismo internacional también ayudó a supervisar la evacuación de cientos de civiles de los barrios controlados por los rebeldes en Homs en febrero.
Los activistas dijeron que la tregua de 48 horas comenzó el viernes y que se espera que cerca de 1.000 rebeldes de todas las facciones, incluido el Frente Nusra —un grupo vinculado a al-Qaida_, comenzarán a salir el sábado a pueblos en el norte controlados por los rebeldes.
A pesar de esto el acuerdo podría venirse abajo si surgen disputas de último momento sobre los términos para su evacuación o si algunos insurgentes deciden resistirse.
En otros acontecimientos el viernes, dos autos bomba explotaron en dos pequeños pueblos oficialistas en la provincia central de Hama, lo que dejó 18 muertos, incluidos 11 niños, informó la televisora estatal. Los pueblos, Jadrin y Humayri, son cercanos y no estaba claro si los dos ataques fueron coordinados.