Obama traza nuevas lineas en su politica exterior y de seguridad

Nueva York, Télam
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció hoy un fondo de 5.000 millones de dólares para combatir el terrorismo, más apoyo a la oposición siria y un uso más transparente de los drones, al presentar la política exterior, de defensa y seguridad del último tramo de su mandato.


En un esperado discurso realizado ante los cadetes de la academia militar de West Point, en el estado de Nueva York, el mandatario demócrata calificó a su país como "la nación indispensable", y enfatizó que esto "ha sido así durante el siglo pasado y probablemente lo seguirá siendo el siglo próximo".

En esa línea argumental, anunció la creación de un fondo de 5.000 millones de dólares para "ayudar a otros países a combatir el terrorismo", en un tramo de sus discurso que fue reproducido por la agencia de noticias EFE.

Estos recusos, argumentó Obama, permitirán "cumplir diferentes misiones, como el entrenamiento de fuerzas de seguridad en Yemen, ofensivas contra Al Qaeda, apoyo a fuerzas para mantener la paz en Somalia, trabajar con aliados europeos para entrenar fuerzas de seguridad en Libia y facilitar las operaciones francesas en Mali".

Luego subrayó que la mayor amenaza no la constituyen otros estados sino grupos "terroristas", y que combatirlos no exige despliegues de ejércitos sino operaciones con otros paí­ses, y que la existencia de organismos internacionales fuertes y el respeto de la legalidad es lo que reforzará la influencia estadounidense.

Sin embargo, advirtió contra la tentación de que su país se involucre "precipitadamente" en conflictos armados alrededor del mundo.

"Decir que tenemos un interés en buscar la paz y la libertad más allá de nuestras fronteras no quiere decir que cada problema tenga una solución militar", aseguró, tras calificar como "errores costosos", algunas aventuras militares estadounidenses luego de la Segunda Guerra Mundial.

Dicho esto, renunció a cualquier intervención bélica de su país en el conflicto sirio, aunque señaló que aumentará la ayuda a los grupos rebeldes que luchan contra el gobierno de Bashar Al Assad desde el año 2011, en un prolongado y sangriento conflicto que dejó más de 150.000 muertos, según estimaciones extraoficiales.

En este punto, hizo hincapié en que renunciar a la opción militar, "no significa que no debamos ayudar a la población siria a levantarse contra un dictador que bombardea y mata de hambre a su gente" y combatir el "creciente numero de extremismos" que, según dijo, encuentran un "refugio seguro" en el "caos".

También prometió dar apoyo a los países vecinos, como Jordania, Lí­bano, Turquí­a e Irak, que recibiero cientos de miles de refugiados sirios desde iniciado el conflicto.

Los dichos de Obama se producen un día despues de que anunciara el fin de la misión internacional en Afganistán para diciembre, tras 13 años de presencia militar en el país centroasiático, y su intención de mantener allí 9.800 soldados.

Si este calendario se cumple, Obama habrá cumplido la promesa de acabar durante su presidencia con las guerras que ese país inició tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Obama dejó claro que su gobierno seguirá usando aviones no tripulados (drones) "cuando sea necesario" y para protegerse, aunque matizó que ordenó que su uso sea más transparente respecto a cuándo y cómo recurre a este criticado recurso que ha causado decenas de víctimas civiles, sobre todo en Pakistán.

Por último, en relación a las crecientes diferencias entre Estados Unidos y Rusia por la crisis desatada en Ucrania, Obama aseguró que la tensión "no supone un regreso a la dinámica de la Guerra Fría", pese a que las acciones rusas "recuerdan a los dí­as en los que los tanques soviéticos entraron en el este de Europa".

El tono de su discurso buscó dar a entender que Estados Unidos busca desmilitarizar su polí­tica exterior y ejercer un liderazgo pacífico sobre el mundo, pero ese liderazgo y la influencia real de Washington está crecientemente en duda en su propio país.

El repliegue tras más de una década de guerras en Irak y Afganistán dejó espacio a potencias emergentes y viejos rivales, como la pujante China que no esconde sus ambiciones regionales, mientras en Europa, Rusia se anexionó Crimea pese a las quejas europeas y norteamericanas.

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