Los separatistas ucranios confirman el referéndum pese a la presión de Putin

El presidente ruso había sugerido el miércoles un aplazamiento de la consulta
La convocatoria está prevista para este domingo

M . A. Sánchez-Vallejo
Donetsk, El País
Lejos de improvisar una salida honrosa que preservara algunas de sus reivindicaciones, y más aún de congelarse en la imagen de desconcierto que ofrecían este miércoles tras conocer la propuesta de Vladímir Putin, los líderes de la autoproclamada República de Donetsk siguieron este jueves el guion previsto y anunciaron su intención de celebrar el referéndum autonomista previsto para el próximo domingo, desoyendo así la petición del presidente ruso de posponerlo para dar opción al diálogo.


Así, frente al desconcierto y el estupor inicial, tanto mayores cuanto procedían del principal mentor de la mayoría rusófona del este de Ucrania —Putin, que además calificó las elecciones presidenciales del 25 de mayo como “un paso en la dirección adecuada”—, los rebeldes prorrusos lograron recomponer la figura en medio de una expectación inédita, la de más de 300 medios de comunicación de todo el mundo pendientes de su decisión, un simple sí o no que atice o aborte el claro riesgo de conflicto civil en Ucrania.

La medida se adoptó por unanimidad: los 78 miembros de la asamblea colegiada, representantes de las alcaldías y los distritos de la región, votaron a favor; la provincia de Lugansk, fronteriza con Rusia, hizo lo mismo. “No hubo ningún voto en contra de seguir adelante con el referéndum”, declaró Denis Pushilin, uno de los líderes de la República de Donetsk, durante una multitudinaria rueda de prensa en el 11º piso del cuartel general rebelde, el edificio ocupado de la Administración Provincial de Donetsk. La sugerencia de aplazar la consulta, explicó, “procede de alguien que se preocupa sobremanera por las gentes del sureste de Ucrania y a quien apreciamos mucho”, el presidente Putin.

“Es a nosotros [los líderes de la revuelta] a quienes nos corresponde ser el altavoz de los ciudadanos; son ellos los que han tomado la decisión, no los políticos”, indicó por su parte Andréi Purgin, líder del grupo radical República de Donetsk, el que inició y lideró los asaltos de edificios oficiales el pasado 6 de abril. “El pueblo de Donbas [la cuenca minera que agrupa a las provincias de Donetsk y Lugansk] ha logrado esta hazaña histórica y nosotros no somos quienes para privarles de esta oportunidad”, concluyó Purgin, como si hubiera sido la borrachera de este momento de gloria, y no un cálculo político, la responsable de mantener la convocatoria. ¿Y después del referéndum, qué? “Primero esperaremos a la jornada de votación, y luego ya se verá”, contestaron a coro, sin salirse del guion y estableciendo el domingo como incierta estación ‘términus’ de la crisis.

Con un total de 1.200 colegios electorales preparados, según datos actualizados del directorio rebelde; tres millones de papeletas impresas y medidas de seguridad reforzadas a cada paso —proliferan los controles y los registros incluso dentro del edificio rebelde—, muchos barruntan que la huida hacia delante que implica la celebración de la consulta pueda traducirse en un incremento significativo de la violencia. “Somos conscientes de que en los próximos días se multiplicarán los actos de fuerza y las provocaciones, especialmente mañana, Día de la Victoria, y durante la jornada electoral, pero estamos preparados para afrontarlos. Nada nos va a apartar de nuestra vía; al revés, mostraremos más firmeza si cabe durante el Día de la Vitoria, por respeto a la lucha y la memoria de nuestros abuelos”. Este viernes se conmemora la victoria soviética sobre la Alemania nazi, el 9 de mayo de 1945, una celebración de alto nivel tanto en Rusia como en las antiguas repúblicas soviéticas, Ucrania entre ellas.

A la petición de Putin de aplazar el referéndum “para crear las condiciones necesarias para el diálogo” con las autoridades ucranias, el directorio rebelde replicó que huelgan las palabras ante un “poder ilegítimo” como el de las autoridades interinas del país. “No hay nada que negociar con Kiev, que ya se retrató ayer [por el miércoles] al descalificar de una forma bastante poco educada el llamamiento de Putin al diálogo”, dijo Pushilin, en referencia a los comentarios del primer ministro interino, Arseni Yatseniuk, sobre la propuesta del presidente ruso, que calificó de “palabrería”.
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Conscientes de que la celebración del referéndum los coloca en una tesitura aún más vulnerable, los líderes rebeldes recurrieron a artillería pesada para reforzar su paso al frente. Por primera vez, sacaron a la calle a los mineros de la región, que ya el miércoles habían hecho una discreta demostración de fuerza —un centenar de trabajadores con sus cascos de color naranja y abundantes banderas rusas— desfilando por la principal avenida de Donetsk en apoyo de la República autónoma. A primeras horas de la tarde de este jueves, decenas de mineros, con el distintivo naranja y negro de San Jorge —símbolo de los prorrusos— a juego con sus cascos, participaban en una concentración de apoyo a la rebelión en una mina cercana a la capital. El sector minero y siderometalúrgico de Donbas representa alrededor de un tercio de la producción industrial de Ucrania, si bien arrostra desde hace años las dificultades de la reconversión de una industria pesada y contaminante en otra eficiente y competitiva.

La celebración de la consulta añade una incógnita más al oscuro porvenir de Ucrania y exacerba la tensión con las autoridades de Kiev, que este jueves reiteraron que la operación militar contra los rebeldes continuaría independientemente de la realización de la misma, y sin género de dudas al margen de cualquier resultado. Fuerzas gubernamentales aseguraron haber recuperado el control del Ayuntamiento de Mariupol tras varios días de derrotas alternas a manos de los milicianos prorrusos, y viceversa, mientras en el norte de la provincia no había señales concluyentes, ni siquiera atisbos del rumbo, sobre la ofensiva en curso contra Slaviansk, la avanzadilla rebelde, que hoy cumple una semana.

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