Los prorrusos de Donetsk elaboran una constitución inspirada en Crimea
El caos y el deterioro económico en el Este de Ucrania alientan la emigración
Pilar Bonet
Donetsk, El País
Los líderes de la autoproclamada República Popular de Donetsk (RPD) se organizan para crear sus propias instituciones y “marco legal”, en espera de que Moscú les abra la puerta de Rusia. Mientras tanto, se está produciendo un deterioro de la economía y el orden público y continúan los enfrentamientos bélicos entre los insurgentes separatistas y las tropas leales al Gobierno. El miedo al futuro se va extendiendo en la sociedad, ante las armas que con frecuencia cada vez mayor se ven en el centro de Donetsk. Uno de los resultados es la huida o la emigración de quienes se sienten amenazados. “Emigro, dejo mi negocio, lo dejo todo. Ya no llevo a mi hijo a la escuela”, dice Irina, una mujer de 33 años a la que encontramos en un café de moda de Donetsk, un local antes muy concurrido y ahora prácticamente vacío. “La gente ahorra por lo que pueda pasar”, dice Denis, un pequeño empresario suministrador de pollos y conejos. “Mis primos de Slaviansk han huido y se han refugiado en un monasterio de los alrededores de Moscú”, afirma. En el centro de Donetsk, las boutiques de lujo anuncian rebajas del 80% sobre las prendas de moda.
Los milicianos tienen una gran afición por los buenos coches y los “toman prestados” o los exigen como contribución revolucionaria al separatismo. Unos emisarios de la RPD se presentaron en una sucursal bancaria con una petición por escrito para que el banco contribuyera a la causa con dos coches de su garaje de vehículos embargados a morosos, según cuenta un conocedor del hecho. “Podríamos hacernos con la tesorería de la provincia, pero nos cortarían el suministro de dinero en efectivo”, dice Andréi Purguin, uno de los miembros del gobierno separatista, que está a favor de que en el futuro el rublo sea la moneda local.
La ayuda rusa a los separatistas, cualquiera que sea, es más bien discreta. Moscú ha apoyado en la variante inicial de la constitución, que está siendo elaborada en la actualidad. Fuentes de la RPD se quejaron de que no llegó el dinero prometido por representantes rusos (aparentemente un funcionario de grado medio de la administración presidencial) para imprimir las papeletas electorales. Las fuentes están divididas, una de ella piensa que el dinero, “que no era mucho”, no salió de Moscú y otra, que “se perdió por el camino”.
La constitución que se elabora era inicialmente un calco de la constitución de Crimea. Pero el borrador se está adaptando a las circunstancias locales. “Necesitamos un texto para algún tiempo”, dice Boris Litvinov, que contribuye a la adaptación. El no tener ninguna garantía de reconocimiento ha obligado a los separatistas a redactar una cláusula en la que se estipula un mecanismo para el caso de que Rusia se digne integrarlos, lo que puede considerarse como una especie de instrucciones de acoplamiento por si llega el día. El borrador constitucional no menciona a Rusia por su nombre, sino que se refiere al “Estado federativo”. “En caso de que el Estado Federativo exprese su acuerdo (…) para acoger la República Popular de Donetsk en su territorio, la República Federativa de Donetsk automáticamente se convierte en parte del Estado Federativo”.
El documento expresa apoyo a la “familia tradicional”, prohíbe las “uniones pervertidas” entre personas del mismo sexo, establece que Donetsk es parte del “Mundo Ruso” y que la Iglesia Ortodoxa dependiente del patriarcado de Moscú es el pilar de ese “Mundo Ruso”. “Se trata de un sistema de Matrioshkas, en el cual la gran Matrioshka es Rusia junto con Bielorrusia y Kazajistán”, dice Purguín, refiriéndose a las muñecas rusas que se contienen las unas en las otras en progresión de tamaños. Según Purguín, existen diferentes combinaciones sobre cómo organizar y ensamblar territorialmente Donetsk y las provincias del sur y del Este de Ucrania, en sistema de “matrioshkas”. En su opinión, si se piensa con criterios económicos, debería haber una “frontera semipermeable” entre el resto de Ucrania y las zonas del “mundo ruso”, pero si se piensa “con criterios emotivos”, “en esta región llevamos ya más de 200 cadáveres”, dice refiriéndose a los enfrentamientos bélicos.
Algunas de las fuentes dan la impresión de que en el Kremlin también tienen diferentes ideas sobre lo que quieren. “Nos explicaron que desean que Donbás sirva de punta de lanza para desestabilizar toda esta región hasta Odessa y con ello desestabilizar también a Europa y Estados Unidos y perjudicarlos económicamente. Se trata de mantener en jaque a Occidente, hacer que desista de apoyar a Ucrania”, dice una fuente, que asegura citar los argumentos dados por sus interlocutores en el Kremlin.
Mientras tanto, Rinat Ajmétov, el oligarca poseedor de la primera fortuna de Ucrania, se ha pronunciado públicamente por la unidad del país. Su situación no es fácil, admite Purguin, porque es como si tuviera que elegir “entre que le cortaran la mano izquierda o la mano derecha”, señala. Si Ajmétov apoyara a los independentistas, esto podría acarrearle sanciones. Si apoya a Kiev, podría quedarse sin sus negocios en Donetsk, si la RPD acaba por consolidarse.
Pilar Bonet
Donetsk, El País
Los líderes de la autoproclamada República Popular de Donetsk (RPD) se organizan para crear sus propias instituciones y “marco legal”, en espera de que Moscú les abra la puerta de Rusia. Mientras tanto, se está produciendo un deterioro de la economía y el orden público y continúan los enfrentamientos bélicos entre los insurgentes separatistas y las tropas leales al Gobierno. El miedo al futuro se va extendiendo en la sociedad, ante las armas que con frecuencia cada vez mayor se ven en el centro de Donetsk. Uno de los resultados es la huida o la emigración de quienes se sienten amenazados. “Emigro, dejo mi negocio, lo dejo todo. Ya no llevo a mi hijo a la escuela”, dice Irina, una mujer de 33 años a la que encontramos en un café de moda de Donetsk, un local antes muy concurrido y ahora prácticamente vacío. “La gente ahorra por lo que pueda pasar”, dice Denis, un pequeño empresario suministrador de pollos y conejos. “Mis primos de Slaviansk han huido y se han refugiado en un monasterio de los alrededores de Moscú”, afirma. En el centro de Donetsk, las boutiques de lujo anuncian rebajas del 80% sobre las prendas de moda.
Los milicianos tienen una gran afición por los buenos coches y los “toman prestados” o los exigen como contribución revolucionaria al separatismo. Unos emisarios de la RPD se presentaron en una sucursal bancaria con una petición por escrito para que el banco contribuyera a la causa con dos coches de su garaje de vehículos embargados a morosos, según cuenta un conocedor del hecho. “Podríamos hacernos con la tesorería de la provincia, pero nos cortarían el suministro de dinero en efectivo”, dice Andréi Purguin, uno de los miembros del gobierno separatista, que está a favor de que en el futuro el rublo sea la moneda local.
La ayuda rusa a los separatistas, cualquiera que sea, es más bien discreta. Moscú ha apoyado en la variante inicial de la constitución, que está siendo elaborada en la actualidad. Fuentes de la RPD se quejaron de que no llegó el dinero prometido por representantes rusos (aparentemente un funcionario de grado medio de la administración presidencial) para imprimir las papeletas electorales. Las fuentes están divididas, una de ella piensa que el dinero, “que no era mucho”, no salió de Moscú y otra, que “se perdió por el camino”.
La constitución que se elabora era inicialmente un calco de la constitución de Crimea. Pero el borrador se está adaptando a las circunstancias locales. “Necesitamos un texto para algún tiempo”, dice Boris Litvinov, que contribuye a la adaptación. El no tener ninguna garantía de reconocimiento ha obligado a los separatistas a redactar una cláusula en la que se estipula un mecanismo para el caso de que Rusia se digne integrarlos, lo que puede considerarse como una especie de instrucciones de acoplamiento por si llega el día. El borrador constitucional no menciona a Rusia por su nombre, sino que se refiere al “Estado federativo”. “En caso de que el Estado Federativo exprese su acuerdo (…) para acoger la República Popular de Donetsk en su territorio, la República Federativa de Donetsk automáticamente se convierte en parte del Estado Federativo”.
El documento expresa apoyo a la “familia tradicional”, prohíbe las “uniones pervertidas” entre personas del mismo sexo, establece que Donetsk es parte del “Mundo Ruso” y que la Iglesia Ortodoxa dependiente del patriarcado de Moscú es el pilar de ese “Mundo Ruso”. “Se trata de un sistema de Matrioshkas, en el cual la gran Matrioshka es Rusia junto con Bielorrusia y Kazajistán”, dice Purguín, refiriéndose a las muñecas rusas que se contienen las unas en las otras en progresión de tamaños. Según Purguín, existen diferentes combinaciones sobre cómo organizar y ensamblar territorialmente Donetsk y las provincias del sur y del Este de Ucrania, en sistema de “matrioshkas”. En su opinión, si se piensa con criterios económicos, debería haber una “frontera semipermeable” entre el resto de Ucrania y las zonas del “mundo ruso”, pero si se piensa “con criterios emotivos”, “en esta región llevamos ya más de 200 cadáveres”, dice refiriéndose a los enfrentamientos bélicos.
Algunas de las fuentes dan la impresión de que en el Kremlin también tienen diferentes ideas sobre lo que quieren. “Nos explicaron que desean que Donbás sirva de punta de lanza para desestabilizar toda esta región hasta Odessa y con ello desestabilizar también a Europa y Estados Unidos y perjudicarlos económicamente. Se trata de mantener en jaque a Occidente, hacer que desista de apoyar a Ucrania”, dice una fuente, que asegura citar los argumentos dados por sus interlocutores en el Kremlin.
Mientras tanto, Rinat Ajmétov, el oligarca poseedor de la primera fortuna de Ucrania, se ha pronunciado públicamente por la unidad del país. Su situación no es fácil, admite Purguin, porque es como si tuviera que elegir “entre que le cortaran la mano izquierda o la mano derecha”, señala. Si Ajmétov apoyara a los independentistas, esto podría acarrearle sanciones. Si apoya a Kiev, podría quedarse sin sus negocios en Donetsk, si la RPD acaba por consolidarse.