Los gestos de Casillas por la Décima dejan en el aire su futuro en el Real Madrid

Madrid, AFP
Iker Casillas ya tiene la foto que esperaba. El capitán del Real Madrid levantó el pasado sábado en Lisboa la Décima para el cuadro merengue. Era el único título que le faltaba por alzar como capitán merengue y como capitán de la Selección Española. La colección está completa.
Una imagen, la del arquero llevando la 'orejona' al cielo lisboeta que dejó pronto paso a instantáneas totalmente distintas, ésas en las Sergio Ramos, segundo capitán blanco, pero capitán de facto en el vestuario y sobre el terreno de juego, tomaba la iniciativa en todos los festejos merengues.


Fue él, Ramos, quien le puso la bufanda a la diosa Cibeles y fue él, Ramos, quien tomó la voz cantante en el balcón de la Comunidad de Madrid, en el único gesto de celebración pública que ayer se permitió al cuadro merengue, metido en plena jornada electoral.

Éstas y otras escenas parecidas transmitieron un mensaje de relevo. Parecía que Casillas le daba el testigo a Ramos para que fuera él, el defensa, el que empezase a ejercer ya de manera pública, a ojos de todos, como único capitán merengue, sin tener el brazalete compartido con Casillas.

Las interpretaciones no han tardado en llegar. Estas y otras actitudes de Iker podrían dar a entender que se va. Que lo deja. Que ésta será su última temporada con los blancos.

Cierto es que ayer en el Bernabéu prometió que intentarían (él y todos sus compañeros) regresar para celebrar la Undécima, pero también es cierto es que en la previa de la final ante el Atlético de Madrid, el portero dijo que quería seguir compitiendo el curso que viene en el Real Madrid.

Sin embargo, el mostoleño también vendió mensajes de doble interpretación. "Seguro que será mi último partido pero de esta temporada, luego ya veremos", comentó también en la jornada de puertas abiertas previa a la gran cita del año.

Así pues, las incógnitas siguen en el aire. Incógnitas que también alimentan la propia historia de esa primera foto antes relatada, la de Casillas, en solitario, levantando la Champions en el Estadio Da Luz. Sergio Ramos le propuso hacerlo juntos, pero Iker afirmó que la UEFA quería que fuera él, como capitán, el que lo hiciera en solitario.

Cierto, pero no del todo. La UEFA cede oficialmente el título al capitán y éste después hace lo que quiere con el trofeo. Puyol, en 2010, se lo cedió a Abidal. Casillas podría haber hecho algo parecido con Ramos. No fue así. Quería la foto para él sólo.

Quizá como un último recuerdo de su carrera de blanco. El tiempo dirá si estos gestos no son más que un espejismo o si, en verdad, hablan de una posible despedida del arquero blanco tras un año complicado con la mejor guinda posible.

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