El Depor vuelve a Primera
"Volveremos", dijo Vázquez hace un año tras bajar ante la Real Sociedad. Y sí, el Depor ha vuelto y ya está aquí. Está en Primera, un lugar que jamás debió abandonar. Ha sido un ascenso sufrido, con suspense, con cinco jornadas consecutivas sin ganar que hacen saborear todavía más el ansiado regreso a la élite.
Y los coruñeses suben además por la puerta grande, sin transistores, sin calculadora, sin vivir pendientes de los posibles regalos de los rivales, que los hubo, y con un Riazor abarrotado. Desde el primer minuto quedó claro que era el día del Depor, el día del éxtasis blanquiazul. Vázquez dejó en el banquillo a su pivote defensivo mientras Herrero hacía lo propio con Jona. Los mensajes eran claros, y así el balón se convirtió en propiedad privada de los coruñeses.
El dominio no se traducía en demasiadas oportunidades, pero tras dos avisos de Sissoko y Rabello, llegó el delirio. Falta al borde del área, Ifrán la saca con maldad, René despeja hacia el centro y Marchena marca a placer. El sevillano, protagonista durante la semana por su ‘amistad’ con Fernando Vázquez, hacía explotar a Riazor y conquistaba un sitio en la galería de héroes blanquiazules.
Con el marcador a favor, el Depor se limitó a controlar y el Jaén tuvo dos claras ocasiones de Víctor Curto y Machado, pero ni siquiera hicieron trabajar a Germán Lux.
Con el agua al cuello, Herrero tiró de Jona tras el descanso. Por encima, los rivales del Depor perdían y los del Jaén ganaban, por lo que los andaluces se fueron a por el partido ante un Depor cómodo y un Riazor que empezaba a hacer la ola como preludio de una noche larga, muy larga.
La cara y la cruz del fútbol transitaba por Riazor. Fiesta y delirio coruñés, angustia y desesperación de los andaluces al verse en puestos de descenso. Para que el sufrimiento fuese mayor, hasta le anularon un gol en el descuento. Eso sí, existía fuera juego,
El regreso a Primera premia al Depor, a su plantilla, a Vázquez y a un Tino Fernández que ha debutado en la presidencia con ascenso. Subir da aire a la delicada economía coruñesa, pero eso ya es otra historia.
