Valls entrega la economía al ala izquierda del partido socialista
El nuevo primer ministro francés confía una cartera vital al proteccionista Montebourg, crítico con las políticas de austeridad de Bruselas y la globalización
Miguel Mora
París, El País
Manuel Valls, el flamante primer ministro francés, presentó este miércoles el segundo Gobierno del presidente François Hollande, bautizado por este mismo como un gobierno de combate. Valls, de 51 años, dio a conocer la lista de sus 16 ministerios en un movimiento continuista y arriesgado a la vez, que en teoría refuerza al ala izquierda del Partido Socialista y respeta la paridad hombres-mujeres del primer gabinete Hollande. Solo entran dos ministros nuevos, Ségolène Royal, que se encargará de Ecología y Energía, y François Rebsamen, que será el titular de Trabajo. Pero lo más llamativo es el cambio en el equipo económico, donde gana poder el polémico y proteccionista Arnaud Montebourg, azote de la Comisión Europea y campeón antiglobalización, que sustituye al liberal Pierre Moscovici y se convierte en ministro de Economía, Industria y Tecnología Digital.
El previsto ascenso de Montebourg, atacado desde hace años por los medios liberales anglosajones y alemanes, tiene una clave de lectura interna y otra europea. Furibundo germanófobo y eurohostil, Montebourg no será la voz de Francia en Bruselas, ya que esa función recaerá en Michel Sapin, compañero de Hollande en el servicio militar y hasta ahora ministro de Trabajo, que pasa a ocuparse de Finanzas y Presupuesto.
Montebourg, un altísimo abogado, nacido como Valls en 1962, está dotado de un carácter colorista y sanguíneo no exento de un fino sentido del humor; maneja un verbo inflamado, y ha patentado una puesta en escena que oscila entre lo pomposo, lo teatral y lo indignado, pero siempre con un toque inteligente y burlón.
Miembro del Partido Socialista desde 1985, Montebourg ha jugado a menudo el papel de un Pepito Grillo autocrítico y provocador en el PS. Buen comunicador y polemista, es un negociador tenaz aunque efectista. Impulsor de las primeras primarias abiertas del PS y defensor de la VI República, fue portavoz de Ségolène Royal en la campaña presidencial de 2007, y luego superó largamente a su antigua jefa al obtener el 17% en las primarias de 2011, llegando tercero solo por detrás de Hollande y de Martine Aubry.
En Economía, Montebourg es partidario del capitalismo cooperativo y la cogestión. Fue uno de los primeros políticos europeos en defender la liberalización de los datos públicos, después de que lo hiciera Barack Obama en 2009. En 2011, publicó el panfleto proteccionista Votez pour la démondialisation!, que le colocó en la extrema izquierda del partido, cerca de las tesis de Emmanuel Todd y del dirigente del Frente de Izquierda Jean-Luc Mélenchon.
En ese libro, Montebourg sigue las enseñanzas del sociólogo filipino Walden Bello y presenta 17 propuestas para la conversión ecológica y social del sistema productivo y para llegar a una revolución industrial verde. Y propone el desmantelamiento de las agencias de calificación privadas.
En los últimos meses, Arnaud Montebourg ha mantenido duros enfrentamientos verbales y escritos con Ángela Merkel, a la que acusó de hacer una política a la Bismarck, y con el vicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, al que reprochó que pone excesivas trabas a las ayudas públicas en nombre del respeto a la competencia. Con ese bagaje, era difícil convertirlo en el embajador económico de París en el Eurogrupo, por mucho que Hollande y Valls quieran elevar el tono en Bruselas para contentar a una ciudadanía que no quiere ni oír hablar de la austeridad.
Montebourg será además el encargado de sacar adelante el Pacto de Responsabilidad anunciado por Hollande en enero; el plan pasa por recortar el gasto público 50.000 millones de euros en tres años y en bajar las cotizaciones sociales a las empresas para mejorar su competitividad. El lunes, el presidente añadió además el compromiso de reducir las cargas sociales a los trabajadores, prometiendo que el plan tendrá en cuenta la solidaridad y la justicia social.
Como se esperaba, el pragmático Valls ha compensado su propia imagen de derechista y neoliberal haciendo hueco con habilidad a todas las corrientes del Partido Socialista. Sus guiños al ala izquierdista se plasman en los ascensos de sus dos recientes aliados y exenemigos, Montebourg y el más joven Benoît Hamon, bretón de 44 años y fundador de la corriente Nueva Izquierda, que pasa de ser ministro de Consumo a liderar un megaministerio (Educación, Investigación y Universidades), sustituyendo al filósofo Vincent Peillon.
El regreso de Ségolène Royal —excandidata a las presidenciales y expareja de Hollande, con quien comparte cuatro hijos— como ministra de Ecología y Energía ofrece un plus de imagen y experiencia al Gobierno tras la debacle de las municipales, y de paso resuelve la negativa de Los Verdes a seguir formando parte del Gobierno. A sus 60 años, Royal será ministra por cuarta vez, con el mismo cargo que ocupó en 1992 en el Gobierno de Pierre Bérégovoy.
Laurent Fabius (Exteriores), Christiane Taubira (Justicia), Jean-Yves Le Drian (Defensa), Marisol Touraine (Asuntos Sociales) y Aurélie Filippetti (Cultura) se mantienen en sus puestos anteriores; mientras el contenido y silencioso Bernard Cazeneuve, exministro del Presupuesto y de Asuntos Europeos, se convierte en la gran sorpresa y en el hombre para todo al sustituir a Valls al frente de Interior.
La continuidad de Taubira, que ha vivido frecuentes choques con Valls en los últimos dos años, es otro gesto del primer ministro hacia la izquierda, así como una toma de postura ante la oposición de centroderecha, que lleva meses exigiendo la dimisión de la autora de la contestada Ley del Matrimonio para Todos.
El nuevo primer ministro cambia también de portavoz del Gabinete: el cargo recae en un fidelísimo de Hollande, Stéphane Le Foll, ministro de Agricultura. Un experto sustituye a la benjamina del Gabinete, Najat Vallaud-Belkacem, que mantendrá la cartera de Igualdad y suma las competencias de Ciudades, Juventud y Deportes.
Otro hollandiano de primera hora, François Rebsamen, alcalde de Dijon, debutará como ministro ocupando la crucial cartera de Trabajo, Empleo y Diálogo Social, hasta ahora en manos de Sapin.
La joven Sylvia Pinel, nacida en 1977, militante del Partido Radical de Izquierda y hasta ahora ministra de Turismo, será la nueva ministra de Vivienda en sustitución de la ecologista Cécile Duflot, la mujer que acusó a Valls de poner en riesgo el pacto republicano cuando este atacó a la minoría gitana europea.
Nombramientos
• Arnaud Montebourg. Ya era parte del Gobierno de Jean-Marc Ayrault. Ahora será ministro de Economía, Industria y Nuevas Tecnologías. Tiene 51 años y ha ocupado cargos en la empresa privada. Ha declarado un patrimonio de entre 500.000 euros y un millón de euros.
• Benoît Hamon. Formaba parte del Ejecutivo de Ayrault. En el nuevo Gobierno ocupará la cartera de Educación Nacional, Enseñanza Superior e Investigación. Tiene 46 años, ha hecho carrera política y posee un patrimonio declarado de menos de 200.000 euros.
• Ségolène Royal. No tenía cartera con Ayrault. Ahora será ministra de Ecología, Desarrollo Sostenible y Energía. Es la cuarta vez que ocupa una cartera. Su patrimonio no es público. Tiene 60 años.
• Laurent Fabius. Era parte del anterior Gobierno y ocupará la misma cartera que hasta ahora, la de Asuntos Exteriores y Desarrollo Internacional. Tiene 67 años y un patrimonio declarado de más de un millón de euros. Ha hecho carrera en las Administraciones Públicas.
• Michel Sapin. Era ministro de Trabajo con Ayrault y ahora ocupará la cartera de Hacienda y Presupuestos. Con 61 años, tiene un patrimonio declarado de más de un millón de euros. Ha hecho carrera en las Administraciones Públicas.
• Bernard Cazeneuve. Formaba parte del anterior Gobierno. Ahora será ministro del Interior. Tiene 50 años y un patrimonio declarado de menos de 200.000 euros. Ha hecho carrera en la empresa privada.
Miguel Mora
París, El País
Manuel Valls, el flamante primer ministro francés, presentó este miércoles el segundo Gobierno del presidente François Hollande, bautizado por este mismo como un gobierno de combate. Valls, de 51 años, dio a conocer la lista de sus 16 ministerios en un movimiento continuista y arriesgado a la vez, que en teoría refuerza al ala izquierda del Partido Socialista y respeta la paridad hombres-mujeres del primer gabinete Hollande. Solo entran dos ministros nuevos, Ségolène Royal, que se encargará de Ecología y Energía, y François Rebsamen, que será el titular de Trabajo. Pero lo más llamativo es el cambio en el equipo económico, donde gana poder el polémico y proteccionista Arnaud Montebourg, azote de la Comisión Europea y campeón antiglobalización, que sustituye al liberal Pierre Moscovici y se convierte en ministro de Economía, Industria y Tecnología Digital.
El previsto ascenso de Montebourg, atacado desde hace años por los medios liberales anglosajones y alemanes, tiene una clave de lectura interna y otra europea. Furibundo germanófobo y eurohostil, Montebourg no será la voz de Francia en Bruselas, ya que esa función recaerá en Michel Sapin, compañero de Hollande en el servicio militar y hasta ahora ministro de Trabajo, que pasa a ocuparse de Finanzas y Presupuesto.
Montebourg, un altísimo abogado, nacido como Valls en 1962, está dotado de un carácter colorista y sanguíneo no exento de un fino sentido del humor; maneja un verbo inflamado, y ha patentado una puesta en escena que oscila entre lo pomposo, lo teatral y lo indignado, pero siempre con un toque inteligente y burlón.
Miembro del Partido Socialista desde 1985, Montebourg ha jugado a menudo el papel de un Pepito Grillo autocrítico y provocador en el PS. Buen comunicador y polemista, es un negociador tenaz aunque efectista. Impulsor de las primeras primarias abiertas del PS y defensor de la VI República, fue portavoz de Ségolène Royal en la campaña presidencial de 2007, y luego superó largamente a su antigua jefa al obtener el 17% en las primarias de 2011, llegando tercero solo por detrás de Hollande y de Martine Aubry.
En Economía, Montebourg es partidario del capitalismo cooperativo y la cogestión. Fue uno de los primeros políticos europeos en defender la liberalización de los datos públicos, después de que lo hiciera Barack Obama en 2009. En 2011, publicó el panfleto proteccionista Votez pour la démondialisation!, que le colocó en la extrema izquierda del partido, cerca de las tesis de Emmanuel Todd y del dirigente del Frente de Izquierda Jean-Luc Mélenchon.
En ese libro, Montebourg sigue las enseñanzas del sociólogo filipino Walden Bello y presenta 17 propuestas para la conversión ecológica y social del sistema productivo y para llegar a una revolución industrial verde. Y propone el desmantelamiento de las agencias de calificación privadas.
En los últimos meses, Arnaud Montebourg ha mantenido duros enfrentamientos verbales y escritos con Ángela Merkel, a la que acusó de hacer una política a la Bismarck, y con el vicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, al que reprochó que pone excesivas trabas a las ayudas públicas en nombre del respeto a la competencia. Con ese bagaje, era difícil convertirlo en el embajador económico de París en el Eurogrupo, por mucho que Hollande y Valls quieran elevar el tono en Bruselas para contentar a una ciudadanía que no quiere ni oír hablar de la austeridad.
Montebourg será además el encargado de sacar adelante el Pacto de Responsabilidad anunciado por Hollande en enero; el plan pasa por recortar el gasto público 50.000 millones de euros en tres años y en bajar las cotizaciones sociales a las empresas para mejorar su competitividad. El lunes, el presidente añadió además el compromiso de reducir las cargas sociales a los trabajadores, prometiendo que el plan tendrá en cuenta la solidaridad y la justicia social.
Como se esperaba, el pragmático Valls ha compensado su propia imagen de derechista y neoliberal haciendo hueco con habilidad a todas las corrientes del Partido Socialista. Sus guiños al ala izquierdista se plasman en los ascensos de sus dos recientes aliados y exenemigos, Montebourg y el más joven Benoît Hamon, bretón de 44 años y fundador de la corriente Nueva Izquierda, que pasa de ser ministro de Consumo a liderar un megaministerio (Educación, Investigación y Universidades), sustituyendo al filósofo Vincent Peillon.
El regreso de Ségolène Royal —excandidata a las presidenciales y expareja de Hollande, con quien comparte cuatro hijos— como ministra de Ecología y Energía ofrece un plus de imagen y experiencia al Gobierno tras la debacle de las municipales, y de paso resuelve la negativa de Los Verdes a seguir formando parte del Gobierno. A sus 60 años, Royal será ministra por cuarta vez, con el mismo cargo que ocupó en 1992 en el Gobierno de Pierre Bérégovoy.
Laurent Fabius (Exteriores), Christiane Taubira (Justicia), Jean-Yves Le Drian (Defensa), Marisol Touraine (Asuntos Sociales) y Aurélie Filippetti (Cultura) se mantienen en sus puestos anteriores; mientras el contenido y silencioso Bernard Cazeneuve, exministro del Presupuesto y de Asuntos Europeos, se convierte en la gran sorpresa y en el hombre para todo al sustituir a Valls al frente de Interior.
La continuidad de Taubira, que ha vivido frecuentes choques con Valls en los últimos dos años, es otro gesto del primer ministro hacia la izquierda, así como una toma de postura ante la oposición de centroderecha, que lleva meses exigiendo la dimisión de la autora de la contestada Ley del Matrimonio para Todos.
El nuevo primer ministro cambia también de portavoz del Gabinete: el cargo recae en un fidelísimo de Hollande, Stéphane Le Foll, ministro de Agricultura. Un experto sustituye a la benjamina del Gabinete, Najat Vallaud-Belkacem, que mantendrá la cartera de Igualdad y suma las competencias de Ciudades, Juventud y Deportes.
Otro hollandiano de primera hora, François Rebsamen, alcalde de Dijon, debutará como ministro ocupando la crucial cartera de Trabajo, Empleo y Diálogo Social, hasta ahora en manos de Sapin.
La joven Sylvia Pinel, nacida en 1977, militante del Partido Radical de Izquierda y hasta ahora ministra de Turismo, será la nueva ministra de Vivienda en sustitución de la ecologista Cécile Duflot, la mujer que acusó a Valls de poner en riesgo el pacto republicano cuando este atacó a la minoría gitana europea.
Nombramientos
• Arnaud Montebourg. Ya era parte del Gobierno de Jean-Marc Ayrault. Ahora será ministro de Economía, Industria y Nuevas Tecnologías. Tiene 51 años y ha ocupado cargos en la empresa privada. Ha declarado un patrimonio de entre 500.000 euros y un millón de euros.
• Benoît Hamon. Formaba parte del Ejecutivo de Ayrault. En el nuevo Gobierno ocupará la cartera de Educación Nacional, Enseñanza Superior e Investigación. Tiene 46 años, ha hecho carrera política y posee un patrimonio declarado de menos de 200.000 euros.
• Ségolène Royal. No tenía cartera con Ayrault. Ahora será ministra de Ecología, Desarrollo Sostenible y Energía. Es la cuarta vez que ocupa una cartera. Su patrimonio no es público. Tiene 60 años.
• Laurent Fabius. Era parte del anterior Gobierno y ocupará la misma cartera que hasta ahora, la de Asuntos Exteriores y Desarrollo Internacional. Tiene 67 años y un patrimonio declarado de más de un millón de euros. Ha hecho carrera en las Administraciones Públicas.
• Michel Sapin. Era ministro de Trabajo con Ayrault y ahora ocupará la cartera de Hacienda y Presupuestos. Con 61 años, tiene un patrimonio declarado de más de un millón de euros. Ha hecho carrera en las Administraciones Públicas.
• Bernard Cazeneuve. Formaba parte del anterior Gobierno. Ahora será ministro del Interior. Tiene 50 años y un patrimonio declarado de menos de 200.000 euros. Ha hecho carrera en la empresa privada.