Una final menos, 3 puntos más
El Atlético se acerca al título tras otra tarde de sufrimiento. Villa falló un penalti. Un cabezazo de Miranda a 18' del final doblegó al Elche, que mandó al principio. Sentenció Diego Costa.
Madrid, As
La cabeza sagrada de Miranda acudió al rescate cuando el Atleti veía regresar a todos los fantasmas que ha espantado a golpe de triunfos estos últimos años. Ya saben que no es la primera vez que el central brasileño aparece cuando más se le necesita. Lo hace cada día en defensa y en ocasiones selectas, en ataque: la final de Copa, la agonía ante el Elche. Un central enorme, un héroe para el Atleti. Ay, Scolari. En el minuto 72, su gol en un córner lanzado de nuevo por Sosa (una especie de señor Lobo del balón parado, especialista en deshacer embrollos) fue una explosión en el Manzanares: una final menos, tres puntos más. Quedan cuatro jornadas y tres triunfos dan el título al Atleti. El corazón de su hinchada tiene trabajo.
Porque el Elche llevó al Atleti al límite en una primera parte muy floja de los de Simeone. Quién sabe si con el espíritu del Chelsea hablándole al oído, la famosa intensidad rojiblanca se convirtió en la de una botella de dos litros abierta hace días. El partido nació muy abierto, demasiado para el interés local. Las primeras ocasiones fueron suyas, un disparo fuera de Diego Costa y una gran jugada al primer toque que murió en el área pequeña, pero jamás dio la sensación de controlar la situación.
El Elche, con un entrenador estupendo como Fran Escribá, enseguida supo hallar las grietas colchoneras. Un zurdazo marca de la casa de Javi Márquez obligó a Courtois a estirar su inmenso ser para desviar a córner y, de inmediato, el belga tuvo que repetir show para sacar en dos tiempos el cabezazo de Sapunaru. Carles Gil tuvo la tercera, la más clara, cuando vio tan grande al portero rival que buscó portería donde no había: alto.
El Atleti no se encontraba. Pasó del 4-3-3 al 4-2-3-1 y Adrián no prolongó la magia de la Champions. Costa parecía mermado (falsa alarma) y Villa siguió su pelea con el gol cuando, en un fuera de juego no pitado, no embocó un balón ya sin portero. No era fácil, pero se espera que él meta esos.
Esos y los penaltis. Porque el Atleti reaccionó tras el descanso y encontró un aliado fantástico en Sapunaru. En el 50' hizo un penaltito a Raúl García en un balón que no habría rematado ni Manute Bol. Simeone, después de ver a Diego Costa fallar 4 de 8, cambió de lanzador y encomendó el vital disparo a Villa. Agua. Lo tiró mal y Manu Herrera prolongó la agonía.
En contra de su costumbre y viendo la gravedad del drama que acechaba, Simeone agotó los tres cambios pronto. Entraron Raúl García, Diego y Sosa y el Atleti fue rodeando a un Elche que convirtió la línea de mediocampo en Finisterre. Pero su defensa aguantaba hasta que el córner de Sosa encontró la cabeza sagrada de Miranda. Locura general. Y pese a un sustito a balón parado, el Atleti recuperó el aire con Costa de nuevo desencadenado hasta que Sapunaru (5 penaltis en ocho partidos, un fenómeno) le hizo otro penalti que esta vez sí marcó el goleador. Lleva 27 y tiene a Cristiano a uno. Caza menor, porque lo serio es lo otro. Quedan cuatro finales y el Atleti suma. Sufre, pero suma. Nadie dijo que fuera a ser fácil. Pero puede ser glorioso.
La cabeza sagrada de Miranda acudió al rescate cuando el Atleti veía regresar a todos los fantasmas que ha espantado a golpe de triunfos estos últimos años. Ya saben que no es la primera vez que el central brasileño aparece cuando más se le necesita. Lo hace cada día en defensa y en ocasiones selectas, en ataque: la final de Copa, la agonía ante el Elche. Un central enorme, un héroe para el Atleti. Ay, Scolari. En el minuto 72, su gol en un córner lanzado de nuevo por Sosa (una especie de señor Lobo del balón parado, especialista en deshacer embrollos) fue una explosión en el Manzanares: una final menos, tres puntos más. Quedan cuatro jornadas y tres triunfos dan el título al Atleti. El corazón de su hinchada tiene trabajo.
Porque el Elche llevó al Atleti al límite en una primera parte muy floja de los de Simeone. Quién sabe si con el espíritu del Chelsea hablándole al oído, la famosa intensidad rojiblanca se convirtió en la de una botella de dos litros abierta hace días. El partido nació muy abierto, demasiado para el interés local. Las primeras ocasiones fueron suyas, un disparo fuera de Diego Costa y una gran jugada al primer toque que murió en el área pequeña, pero jamás dio la sensación de controlar la situación.
El Elche, con un entrenador estupendo como Fran Escribá, enseguida supo hallar las grietas colchoneras. Un zurdazo marca de la casa de Javi Márquez obligó a Courtois a estirar su inmenso ser para desviar a córner y, de inmediato, el belga tuvo que repetir show para sacar en dos tiempos el cabezazo de Sapunaru. Carles Gil tuvo la tercera, la más clara, cuando vio tan grande al portero rival que buscó portería donde no había: alto.
El Atleti no se encontraba. Pasó del 4-3-3 al 4-2-3-1 y Adrián no prolongó la magia de la Champions. Costa parecía mermado (falsa alarma) y Villa siguió su pelea con el gol cuando, en un fuera de juego no pitado, no embocó un balón ya sin portero. No era fácil, pero se espera que él meta esos.
Esos y los penaltis. Porque el Atleti reaccionó tras el descanso y encontró un aliado fantástico en Sapunaru. En el 50' hizo un penaltito a Raúl García en un balón que no habría rematado ni Manute Bol. Simeone, después de ver a Diego Costa fallar 4 de 8, cambió de lanzador y encomendó el vital disparo a Villa. Agua. Lo tiró mal y Manu Herrera prolongó la agonía.
En contra de su costumbre y viendo la gravedad del drama que acechaba, Simeone agotó los tres cambios pronto. Entraron Raúl García, Diego y Sosa y el Atleti fue rodeando a un Elche que convirtió la línea de mediocampo en Finisterre. Pero su defensa aguantaba hasta que el córner de Sosa encontró la cabeza sagrada de Miranda. Locura general. Y pese a un sustito a balón parado, el Atleti recuperó el aire con Costa de nuevo desencadenado hasta que Sapunaru (5 penaltis en ocho partidos, un fenómeno) le hizo otro penalti que esta vez sí marcó el goleador. Lleva 27 y tiene a Cristiano a uno. Caza menor, porque lo serio es lo otro. Quedan cuatro finales y el Atleti suma. Sufre, pero suma. Nadie dijo que fuera a ser fácil. Pero puede ser glorioso.