Todos quieren un poco de Gabo
El escritor será homenajeado el lunes en México y el martes en la catedral de Bogotá con el Réquiem de Mozart
Juan Diego Quesada
México, El País
A Gabriel García Márquez le agotaba tener que estar esquivando periodistas, universitarios y lectores que a raíz del éxito de sus novelas se afanaban en contactarlo. “Antes solo tenía mis amigos, ahora hay además una gran cantidad de gente que quiere hablar conmigo (…). Me gustaría complacer a todos pero como no es posible, tengo que estar diciendo perradas, ¿verdad? Diciendo, por ejemplo, que me voy de la ciudad cuando en realidad estoy cambiando de hotel”, le contó en Nueva York a la periodista Rita Guitart, una anécdota que recoge Óscar Collazos en un libro que repasa su vida y su obra. Y ahora, incluso después de muerto, todos quieren un poco de Gabo.
El escritor falleció el jueves en la Ciudad de México, la ciudad en la que residía desde hace tres décadas. Su cuerpo fue incinerado el viernes en una ceremonia privada, sin ningún cura de por medio, y el destino de sus cenizas es una incógnita que depende de su mujer y de sus hijos. El embajador de Colombia, José Gabriel Ortiz, dijo que se repartirán entre su país de origen y México. El alcalde de Aracataca, la ciudad caribeña en la que nació, también las reclama como suyas. Tufi Hatum tiene claro que haría con los restos de su vecino más célebre: los guardaría en una urna de cristal que sería expuesta en un museo municipal.
Colombia y México, su país de nacimiento y su patria adoptiva, tendrán la oportunidad de homenajearlo. El lunes se le rendirá tributo en el Palacio de Bellas Artes de la capital mexicana. La familia le entregará ese día las cenizas al presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México (Conaculta), Rafael Tovar y de Teresa. La primera guardia de la ceremonia laica la encabezarán el propio Tovar y el embajador colombiano. La última, los presidentes Enrique Peña Nieto y Juan Manuel Santos. Seguramente sea la primera vez que un personaje público extranjero recibe un homenaje de esta magnitud en el país. Al día siguiente, el martes, el acto será en la catedral de Bogotá. La sinfónica de Colombia interpretará el Réquiem de Mozart. El presidente Santos volverá a su país el lunes por la noche en su avión presidencial para encabezar el acontecimiento.
Mercedes Barcha y sus hijos Rodrigo y Gonzalo tendrán la última palabra sobre el destino final de las cenizas. El alcalde de Aracataca ha sido hasta ahora el más insistente en su petición. El regidor dijo incluso que existe un testamento en el que el escritor habría expresado su deseo de que sus restos fueran repatriados a su localidad natal. Hatum le hizo llegar su petición a Santos.
Gabo era colombiano, costeño para más señas. Al igual que su mujer Mercedes Barcha. Los hijos y los cinco nietos, en cambio, son mexicanos. El cineasta Rodrigo nació en Colombia, pero pronto llegó a México. Gonzalo, el diseñador, ya nació aquí. Uno vive en Los Ángeles y el otro en París. El matrimonio García Márquez se movía en los últimos años entre Cartagena, México y Los Ángeles, ciudad en la que recibía tratamiento médico.
"La fama me intimida y la consagración se parece mucho a la muerte, y por eso me molesta participar en espectáculos públicos", se lee en unas declaraciones de García Márquez que recoge el mismo libro de Collazos. Gabo era querido por todos en vida y ahora todos quieren un poquito de Gabo.
Juan Diego Quesada
México, El País
A Gabriel García Márquez le agotaba tener que estar esquivando periodistas, universitarios y lectores que a raíz del éxito de sus novelas se afanaban en contactarlo. “Antes solo tenía mis amigos, ahora hay además una gran cantidad de gente que quiere hablar conmigo (…). Me gustaría complacer a todos pero como no es posible, tengo que estar diciendo perradas, ¿verdad? Diciendo, por ejemplo, que me voy de la ciudad cuando en realidad estoy cambiando de hotel”, le contó en Nueva York a la periodista Rita Guitart, una anécdota que recoge Óscar Collazos en un libro que repasa su vida y su obra. Y ahora, incluso después de muerto, todos quieren un poco de Gabo.
El escritor falleció el jueves en la Ciudad de México, la ciudad en la que residía desde hace tres décadas. Su cuerpo fue incinerado el viernes en una ceremonia privada, sin ningún cura de por medio, y el destino de sus cenizas es una incógnita que depende de su mujer y de sus hijos. El embajador de Colombia, José Gabriel Ortiz, dijo que se repartirán entre su país de origen y México. El alcalde de Aracataca, la ciudad caribeña en la que nació, también las reclama como suyas. Tufi Hatum tiene claro que haría con los restos de su vecino más célebre: los guardaría en una urna de cristal que sería expuesta en un museo municipal.
Colombia y México, su país de nacimiento y su patria adoptiva, tendrán la oportunidad de homenajearlo. El lunes se le rendirá tributo en el Palacio de Bellas Artes de la capital mexicana. La familia le entregará ese día las cenizas al presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México (Conaculta), Rafael Tovar y de Teresa. La primera guardia de la ceremonia laica la encabezarán el propio Tovar y el embajador colombiano. La última, los presidentes Enrique Peña Nieto y Juan Manuel Santos. Seguramente sea la primera vez que un personaje público extranjero recibe un homenaje de esta magnitud en el país. Al día siguiente, el martes, el acto será en la catedral de Bogotá. La sinfónica de Colombia interpretará el Réquiem de Mozart. El presidente Santos volverá a su país el lunes por la noche en su avión presidencial para encabezar el acontecimiento.
Mercedes Barcha y sus hijos Rodrigo y Gonzalo tendrán la última palabra sobre el destino final de las cenizas. El alcalde de Aracataca ha sido hasta ahora el más insistente en su petición. El regidor dijo incluso que existe un testamento en el que el escritor habría expresado su deseo de que sus restos fueran repatriados a su localidad natal. Hatum le hizo llegar su petición a Santos.
Gabo era colombiano, costeño para más señas. Al igual que su mujer Mercedes Barcha. Los hijos y los cinco nietos, en cambio, son mexicanos. El cineasta Rodrigo nació en Colombia, pero pronto llegó a México. Gonzalo, el diseñador, ya nació aquí. Uno vive en Los Ángeles y el otro en París. El matrimonio García Márquez se movía en los últimos años entre Cartagena, México y Los Ángeles, ciudad en la que recibía tratamiento médico.
"La fama me intimida y la consagración se parece mucho a la muerte, y por eso me molesta participar en espectáculos públicos", se lee en unas declaraciones de García Márquez que recoge el mismo libro de Collazos. Gabo era querido por todos en vida y ahora todos quieren un poquito de Gabo.