Obama intenta 'limpiar' su reforma sanitaria para las elecciones
Nueva York, AFP
Barack Obama ha despedido este viernes a su secretaria de Sanidad entre aplausos y alabanzas. Quiere celebrar que más estadounidenses tienen seguro médico, su póliza les cubre el parto o no se les niega la cobertura porque sufren cáncer. Pero también ha reconocido el "trabajo" que le queda para defender una reforma que sigue siendo impopular.
El presidente ha aceptado la dimisión de Kathleen Sebelius en un intento de relanzar la imagen de su plan bajo la nueva gestión de la economista Sylvia Burwell. La elegida por Obama era hasta ahora directora de Presupuesto de la Casa Blanca y ha sido buena negociadora con los republicanos en las batallas fiscales (el congresista Paul Ryan, entre otros, la ha elogiado). En el sector privado, también dirigió la fundación de Bill Gates. El Senado aún tiene que aceptar su nombramiento.
Para el 64% , la reforma no ha supuesto diferencia
En cualquier caso, Burwell tendrá una labor difícil. Sólo el 15% de los estadounidenses aseguran que la reforma les ha ayudado, según la encuesta de Gallup publicada este viernes. El 64% considera que no ha supuesto ninguna diferencia y un porcentaje casi idéntico dice estar satisfecho con el estado de la sanidad sin cambios pese a que Estados Unidos es el único país entre los más ricos del mundo que no ofrece cobertura sanitaria universal a sus ciudadanos. En conjunto, el 54% critica la reforma sanitaria y el 43% la alaba con una clara división partidista. La gran mayoría de demócratas apoyan la reforma y la gran mayoría de republicanos la rechazan.
Hay más de siete millones y medio de asegurados a través del nuevo mercado de seguros vigilado por el gobierno federal y que obliga a comprar una póliza. También hay tres millones de beneficiarios nuevos de la Sanidad pública, que la reforma ha ampliado subiendo el umbral de ingresos a unos 11.600 euros. El Gobierno también da nuevos subsidios a quienes ganan menos de 33.800 para que contraten un seguro.
La Administración ha cumplido la mayoría de sus objetivos, aunque, cuando se termine de aplicar el plan, aún quedarán 30 millones de personas sin seguro en Estados Unidos.
Retos pendientes para la nueva secretaria de Sanidad
Una de las dos grandes cuestiones que tiene que afrontar la nueva secretaria de Sanidad será la reacción contra la penalización por no cumplir con la obligación de asegurarse, que se descontará en los impuestos del año que viene y que la Administración ha ido relajando (acepta más excepciones y ha retrasado el plazo de inscripción). El otro gran reto es conseguir que los jóvenes sanos contraten pólizas para que a las aseguradoras les compense pagar por los enfermos y no suban las primas. Hasta ahora sólo un cuarto de los asegurados tienen entre 18 y 34 años.
Obama ha hablado este viernes de "la larga lucha" de Sebelius, que presentó su dimisión el jueves. "Ella se ha llevado golpes, yo me he llevado golpes", dijo en una intervención en el jardín de la Casa Blanca con la ministra saliente y su sustituta.
Sebelius defendió la dificultad de su trabajo. "Hay un motivo por el que ningún presidente anterior consiguió aprobar la reforma sanitaria pese a todos los esfuerzos", afirmó Sebelius, que perdió una hoja de su discurso y tuvo que improvisar el final.
"Todavía hay trabajo que hacer", ha dicho el presidente, que reconoció su frustración en octubre cuando la web HealthCare.gov, que gestiona el nuevo mercado, dejó de funcionar justo en su inauguración. Los problemas técnicos han sido en gran parte resueltos (el sitio volvió a tener problemas en el último plazo para apuntarse, el 31 de marzo). Pero los políticos perviven.
La mitad de los estados no han aceptado la expansión de la Sanidad pública, que depende de ellos y parte de sus ciudadanos más pobres no pueden recibir estos servicios ni pedir subsidios al Gobierno federal porque están por debajo del umbral mínimo para recibir ayudas. Los republicanos, que forzaron en otoño el cierre temporal del Gobierno federal para protestar contra la reforma, planean hacer campaña en las elecciones del próximo noviembre al Congreso utilizando las malas experiencias de usuarios.
El senador republicano Rob Portman, que está coordinando los esfuerzos de su partido para los comicios, tiene claro qué posición les conviene tomar a los candidatos acerca de la reforma sanitaria: "Les aconsejo que hagan campaña proponiendo anularla o reemplazarla".
Barack Obama ha despedido este viernes a su secretaria de Sanidad entre aplausos y alabanzas. Quiere celebrar que más estadounidenses tienen seguro médico, su póliza les cubre el parto o no se les niega la cobertura porque sufren cáncer. Pero también ha reconocido el "trabajo" que le queda para defender una reforma que sigue siendo impopular.
El presidente ha aceptado la dimisión de Kathleen Sebelius en un intento de relanzar la imagen de su plan bajo la nueva gestión de la economista Sylvia Burwell. La elegida por Obama era hasta ahora directora de Presupuesto de la Casa Blanca y ha sido buena negociadora con los republicanos en las batallas fiscales (el congresista Paul Ryan, entre otros, la ha elogiado). En el sector privado, también dirigió la fundación de Bill Gates. El Senado aún tiene que aceptar su nombramiento.
Para el 64% , la reforma no ha supuesto diferencia
En cualquier caso, Burwell tendrá una labor difícil. Sólo el 15% de los estadounidenses aseguran que la reforma les ha ayudado, según la encuesta de Gallup publicada este viernes. El 64% considera que no ha supuesto ninguna diferencia y un porcentaje casi idéntico dice estar satisfecho con el estado de la sanidad sin cambios pese a que Estados Unidos es el único país entre los más ricos del mundo que no ofrece cobertura sanitaria universal a sus ciudadanos. En conjunto, el 54% critica la reforma sanitaria y el 43% la alaba con una clara división partidista. La gran mayoría de demócratas apoyan la reforma y la gran mayoría de republicanos la rechazan.
Hay más de siete millones y medio de asegurados a través del nuevo mercado de seguros vigilado por el gobierno federal y que obliga a comprar una póliza. También hay tres millones de beneficiarios nuevos de la Sanidad pública, que la reforma ha ampliado subiendo el umbral de ingresos a unos 11.600 euros. El Gobierno también da nuevos subsidios a quienes ganan menos de 33.800 para que contraten un seguro.
La Administración ha cumplido la mayoría de sus objetivos, aunque, cuando se termine de aplicar el plan, aún quedarán 30 millones de personas sin seguro en Estados Unidos.
Retos pendientes para la nueva secretaria de Sanidad
Una de las dos grandes cuestiones que tiene que afrontar la nueva secretaria de Sanidad será la reacción contra la penalización por no cumplir con la obligación de asegurarse, que se descontará en los impuestos del año que viene y que la Administración ha ido relajando (acepta más excepciones y ha retrasado el plazo de inscripción). El otro gran reto es conseguir que los jóvenes sanos contraten pólizas para que a las aseguradoras les compense pagar por los enfermos y no suban las primas. Hasta ahora sólo un cuarto de los asegurados tienen entre 18 y 34 años.
Obama ha hablado este viernes de "la larga lucha" de Sebelius, que presentó su dimisión el jueves. "Ella se ha llevado golpes, yo me he llevado golpes", dijo en una intervención en el jardín de la Casa Blanca con la ministra saliente y su sustituta.
Sebelius defendió la dificultad de su trabajo. "Hay un motivo por el que ningún presidente anterior consiguió aprobar la reforma sanitaria pese a todos los esfuerzos", afirmó Sebelius, que perdió una hoja de su discurso y tuvo que improvisar el final.
"Todavía hay trabajo que hacer", ha dicho el presidente, que reconoció su frustración en octubre cuando la web HealthCare.gov, que gestiona el nuevo mercado, dejó de funcionar justo en su inauguración. Los problemas técnicos han sido en gran parte resueltos (el sitio volvió a tener problemas en el último plazo para apuntarse, el 31 de marzo). Pero los políticos perviven.
La mitad de los estados no han aceptado la expansión de la Sanidad pública, que depende de ellos y parte de sus ciudadanos más pobres no pueden recibir estos servicios ni pedir subsidios al Gobierno federal porque están por debajo del umbral mínimo para recibir ayudas. Los republicanos, que forzaron en otoño el cierre temporal del Gobierno federal para protestar contra la reforma, planean hacer campaña en las elecciones del próximo noviembre al Congreso utilizando las malas experiencias de usuarios.
El senador republicano Rob Portman, que está coordinando los esfuerzos de su partido para los comicios, tiene claro qué posición les conviene tomar a los candidatos acerca de la reforma sanitaria: "Les aconsejo que hagan campaña proponiendo anularla o reemplazarla".