Los prorrusos desoyen el ultimátum de Kiev y toman nuevas sedes oficiales

Górlovka, EFE
Las milicias prorrusas continuaron hoy con su avance y toma de edificios oficiales en la región ucraniana de Donetsk, vecina de Rusia, tras hacer oídos sordos al ultimátum de Kiev que expiró a primera hora sin que los rebeldes depusieran las armas.


"La gente toma el poder en sus manos. Ha llegado el momento de hacerlo, porque ya no podemos vivir así", dijo a Efe Yuri, un desempleado de mediana edad, instantes después de que un grupo de activistas tomara la Dirección general de la Policía en la ciudad de Górlovka, a unos 40 kilómetros al norte de Donetsk.

En el interior de la comisaría, Alexandr, que se presenta como miembro de las autodefensas de Górlovka, asegura que el asalto fue provocado por los mandos de la policía, cuando uno de ellos no dudó en disparar a un joven que se había encaramado a un balcón.

"Los policías aceptaron pasarse al lado del pueblo y se decidió izar sobre el edificio una bandera de la (autoproclamada) República Popular de Donetsk. Pero los mandos se opusieron y trataron de sabotear la voluntad del pueblo", afirmó Alexandr.

El asalto concluyó con casi todas las ventanas de la fachada rotas y con los activistas instalados en la primera planta, donde montaron enseguida un punto de reparto de comida.

A su lado, agentes uniformados continuaron con su trabajo de forma aparentemente normal, aunque ahora son los milicianos quiénes guardan la puerta de la sede policial y deciden quién puede entrar y quién no.

Al igual que ha sucedido en los últimos días en otros edificios oficiales, grupos de jóvenes con la cara tapada no tardaron en levantar varias hileras de barricadas para proteger su nueva conquista, que se convertirá seguramente en una de las sedes del Antimaidán, movimiento que desafía a las nuevas autoridades de Ucrania.

Otra será el ayuntamiento de esta ciudad de 250.000 habitantes conocida por su industria de maquinaria pesada y química, tomado por los prorrusos prácticamente al mismo tiempo.

Los manifestantes decidieron a mano alzada destituir al jefe de la administración local, Yevgueni Klep, y le obligaron a salir del edificio ondeando una bandera rusa, tras lo cual nombraron como "alcalde popular" a un tal Alexandr Sapunov.

Dos días después de que la protesta prorrusa pasara a mayores con la toma de la ciudad de Sláviansk por centenares de hombres armados con fusiles de asalto Kaláshnikov, comisarías y ayuntamientos han ido cayendo a lo largo de toda la geografía de la región.

Miembros de distintas agrupaciones locales y regionales, que se identifican de muchas maneras (autodefensas, milicias populares, ciudadanos), parecen cumplir a rajatabla las órdenes que impartió hoy el líder del gobierno interno de la "república popular de Donetsk", Vladímir Makonóvich.

En una reunión con sus colegas del así llamado gobierno interino, a la que acudió Efe junto a otros periodistas, Makonóvich exigió a todos los alcaldes de la región que juren lealtad a la "república" y pidió a sus seguidores que tomen el control de los organismos públicos.

Los pasos que dan los grupos prorrusos en Donetsk, y en menor medida en la vecina región de Lugansk, les alejan cada vez más de la negociación con las autoridades de Ucrania, cuyas amenazas ya no toman con seriedad.

Esta mañana expiró otro ultimátum de Kiev sin que nadie le hiciera caso y sin reacción alguna del Gobierno ucraniano a la cada vez más descarada rebeldía de los prorrusos.

El presidente interino ucraniano, Alexandr Turchínov, dio ayer hasta las 09.00 hora local de Ucrania para que los milicianos depusieran las armas y desalojaran todas los edificios gubernamentales que ocupan.

Con la situación fuera de control para Kiev, Turchínov propuso hoy al secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, realizar una operación antiterrorista conjunta con la ONU en las sublevadas regiones.

El Gobierno ucraniano ya puso ayer en marcha su propia operación antiterrorista, dirigida en primer lugar a recuperar el control de Slaviansk, tomada y rodeada por grupos paramilitares equipados y armados como soldados profesionales y que se dicen llamar Guardia Popular de Donetsk.

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