Gol de Florentino Pérez

El presidente del Madrid celebró el tanto de Bale en la final de la Copa como la constatación del acierto de su gran apuesta

Diego Torres
Madrid, El País
El gol que decidió la final de Copa es la máxima expresión del talento de Gareth Bale en las mejores condiciones posibles. Por un lado, un Barcelona que achica el campo hacia adelante cometiendo errores continuos en los ajustes defensivos, y por otro, un atleta sin par en el mundo del fútbol. Grandes espacios vacíos para que “el búfalo”, como le llama Carlo Ancelotti, exhiba toda su potencia. Marc Bartra, el central del Barcelona que fue a cerrar la trayectoria de la carrera del galés, se rompió los isquiotibiales persiguiéndole a lo largo de 50 metros terribles para los músculos de cualquier profesional, en los últimos cinco minutos de un duelo de eliminación, cuando los nervios atenazan cada fibra. Bartra lo sufrió doblemente porque llegó al partido con un desgarro sin cicatrizar y se reabrió la herida en un intento desesperado de frenar la bala en su camino hacia el 1-2. El gol de la victoria.


“Siento excitación y alivio”, dijo Bale al salir de Mestalla. “Un poco de todo. Afloraron todas las emociones”. Estaba exultante. Rubicundo. El británico ha vivido esta temporada con un sentimiento opresivo de responsabilidad. Espoleado ante la conciencia de que debe rendir a la altura del dinero que pagaron por él. Su agente, Jonathan Barnett, dijo que aquellos 90 o 100 millones de euros (cada club tiene su versión) que el Madrid ingresó al Tottenham fueron la suma más grande jamás desembolsada por un deportista. Una losa para el jugador y para el presidente, Florentino Pérez, que impulsó su contratación.

Florentino Pérez estaba feliz en el palco de Valencia. El gol de Bale valió un título pero, sobre todo, sirvió para justificar su fichaje ante miles de hinchas que se sienten dichosos de tener una Copa del Rey gracias al poderoso futbolista de Cardiff, de 24 años. El mandatario lo celebró haciendo una excepción, pues hacía tiempo decidió no hablar públicamente después de los partidos, como hacen otros presidentes. En este caso, Pérez acudió a varios medios y todos le preguntaron por el gol de Bale.

“Yo destacaría”, dijo en Cuatro el presidente madridista, “la potencia en el minuto 85 cuando todos estaban muertos. ¡Con qué naturalidad ha recorrido 80 metros y se ha plantado delante del portero! Todavía no hemos visto al auténtico Bale. Bale será uno de los grandes jugadores que hay en el mundo sin ninguna duda. Bale no viene aquí como un novel sino con una experiencia enorme, una calidad terrible, unas condiciones grandes… Algunos [críticos con Bale] por querer hacerme daño a mí han dicho cosas que no merece la pena ni comentar. Pero la gente que comprende este deporte sabe que Bale es uno de los mejores del mundo”.

Si hay algo que caracteriza al actual Madrid es su moderno funcionamiento empresarial. En este contexto, la inversión de 100 millones de euros por un futbolista británico que no había ganado títulos relevantes de ninguna clase ni con el Tottenham ni con su selección fue motivo de un análisis responsable y profundo por parte del club. No todos los directivos y técnicos madridistas pensaron que Bale valía esa cantidad. El informe que el departamento de fútbol presentó a la directiva no recomendaba pagar más de 60 millones para no asumir riesgos ante una posible falta de adaptación del galés al fútbol español. El presidente, sin embargo, validó la operación. Fue uno de sus característicos golpes de genio. Desde entonces, ha vivido preocupado por la evolución del jugador.

El gol de la final de la Copa del Rey no pudo ser más oportuno, tal y como derivaba el partido, cuando el Barcelona parecía controlar la situación, tras el 1-1 logrado precisamente por Bartra. Dicen en la junta directiva que Florentino Pérez no disfrutó del juego de su equipo en Mestalla. Consideró que el planteamiento de Carlo Ancelotti fue excesivamente reservón. Lo único que le gustó de la final fue el gol de Bale. Solo esta maravillosa definición le hizo decidirse a dar entrevistas después del partido.

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