El vacío político empuja el este de Ucrania a la deriva

La falta de líderes tras la huida de Yanukóvich y el desmoronamiento de su partido dejan a la zona oriental de Ucrania sin opciones sólidas en las próximas presidenciales


Pilar Bonet
Donetsk, El País
El Partido de las Regiones (PR), la fuerza que representó los intereses del este y sur de Ucrania hasta el pasado febrero, vive tiempos difíciles tras haber sido descabezado por la huida de su líder, el expresidente Víctor Yanukóvich. La formación vencedora en las Legislativas de 2012 se dirige hacia los comicios presidenciales del 25 de mayo como un barco sin timonel rumbo hacia los escollos, justamente cuando más necesaria sería para contener el radicalismo y las tendencias separatistas en las regiones orientales y meridionales del país.


El PR eligió a Mijaíl Dobkin, el exgobernador y exalcalde de Járkov, como candidato a la presidencia. Es una candidatura floja. La escasa popularidad de Dobkin se ha visto empañada además por su desaparición (aparentemente se refugió en Rusia) tras el estallido de la crisis de Estado el 22 de febrero. Un sondeo de cuatro institutos sociológicos de Kiev lo sitúa en el cuarto puesto, con un 4,2% de los votos, por delante del comunista Piotr Simonenko (4%).

Piotr Poroshenko, el empresario productor de chocolate, es el favorito con un 32,9%. Le sigue la ex primera ministra Yulia Timoshenko, con un 9,5%, y en tercer lugar, Serguéi Tigipko (5,1%). Tigipko y Oleg Tsariov (0,8% en la encuesta) eran destacados miembros del PR, pero fueron expulsados por no querer apoyar a Dobkin. Tsariov, un empresario de Dniepropetrovsk y físico de formación, coquetea con los líderes de las protestas federalistas y separatistas y ha creado el denominado Movimiento del sudeste, que mantiene relaciones con todos ellos para buscar una salida a los enfrentamientos. Tsariov está por la liberación de los presos políticos, el cese de la persecución contra los amotinados, el fin de la llamada “operación contraterrorista”, el federalismo y la declaración del ruso como lengua estatal.

La posición de Tsariov es arriesgada, porque hay quien lo considera demasiado vinculado a Rusia. En Kiev, a mediados de abril, el diputado fue brutalmente agredido por una multitud enfurecida. Con la cara llena de moratones, el candidato ha seguido su campaña y, con un breve intervalo, vino dos veces a Donetsk para intervenir ante los activistas de la llamada República Popular de Donetsk (RPD).

Los representantes de la RPD tratan con respeto a Tsariov, pero subrayan que lo suyo es el referéndum de autodeterminación, programado para el 11 de mayo, y no las elecciones presidenciales. Según la encuesta mencionada, un 22% de la población de Ucrania no ha decidido aún a quién votar como presidente y un 9% quiere votar en contra de todos. Si los sondeos se confirman, los habitantes del Sudeste de Ucrania no tienen que preocuparse por el avance de políticos que aquí identifican como “fascistas” y hasta “nazis”. Oleg Tiagnibok, el líder del partido ultranacionalista Libertad, obtendría un 1,4% y Dmitri Yarosh, el líder del Sector de Derechas, 0,7%.

“El PR está en crisis, pero sigue siendo la fuerza más estructurada y más capaz del este de Ucrania”, dice Serguéi Bogachov secretario del Ayuntamiento de Donetsk y autor del programa económico de Dobkin. “Lo razonable es que Tigipko y Tsariov se unieran en torno a él”, señala.

Los políticos del PR tienen tantos frentes abiertos que a veces parece que lo mejor sería clausurar el partido y crear otro nuevo. Esta situación ocurre cuando más se necesita una fuerza aglutinadora que intente reconducir a los líderes de las protestas centrífugas hacia tareas comunes de toda Ucrania. Se busca a alguien capaz de defender los intereses de los rusos de Ucrania y la buena vecindad con Rusia, pero marcando con firmeza las fronteras entre uno y otro país.

En el desmoralizado partido de las Regiones faltan rostros nuevos, que no estén identificados con la estructura feudal corrupta en la que se había convertido la fuerza política liderada por Yanukóvich. “El PR es como una persona que se hubiera arruinado al mismo tiempo que el médico le diagnostica una enfermedad grave y su pareja la abandona, pero aun así es necesario como expresión del sudeste de Ucrania”, señala un analista local.

“La población del este no acepta a las autoridades provisionales de Ucrania que son ilegítimas y producto de un golpe de Estado en el que utilizaron la intimidación y la compra de diputados del PR”, dice Nikolái Lévchenko, el líder de la organización regional del PR en Donetsk y diputado de la Rada (parlamento) estatal. “Pero estamos dispuestos a reconocer al mismísimo demonio, para que no se vierta la sangre y no haya guerra civil, porque, para nosotros, es muy importante hoy contener el estado de ánimo radical en el sudeste del país”, agrega.

El programa del partido contempla la descentralización del poder y del presupuesto, la transferencia de competencias y el ruso como lengua estatal cooficial con el ucraniano. Cabe preguntarse por qué el PR, teniendo mayoría en la Rada, no promovió mejor estos objetivos en el pasado. Lévchenko acusa a la oposición de haber bloqueado las reformas para descentralizar el poder y la recaudación de impuestos que Yanukóvich quiso promover.

“Hay que escuchar el estado de ánimo del sudeste de Ucrania para poder atajar el estado de ánimo separatista”, afirma Lévchenko. “Crimea no se unió a Rusia, Crimea se marchó de Ucrania porque no le gustaban las normas de convivencia aquí”, añade. “Así que hay que cambiar rápido las normas para que nadie se quiera ir y hacer que los separatistas estén en minoría absoluta”. “Cuando instan a prohibir el PR, las autoridades centrales no entienden que, de ese modo, alientan a los grupos radicales dispuestos a escindir el país”, afirma.

Si el conflicto no se va de las manos, la solución puede estar en la economía. “Las dificultades económicas están en la base de los problemas sociales. Si el nivel de vida de los ucranianos, y sobre todo de los habitantes de Donetsk, fuera más alto que en Rusia y en Europa, no habría habido ningún separatismo”, dice el profesor Alexandr Kendiújov, de la Universidad Técnica de Donetsk. Para él, las reformas económicas sistemáticas para incrementar el bienestar y el nivel de vida deben convertirse en la “idea nacional” de Ucrania. En este país rige un “capitalismo de Neanderthal, basado en el principio de que el más fuerte se lleva la presa”, señala el profesor. La economía ucrania no ha hecho verdaderas reformas y ha exprimido al máximo la base productiva heredada de la URSS.

Los dividendos de este sistema han ido a parar “a los que estaban cerca del poder” o a las “organizaciones mafiosas”. “Desde 2013 la mano de obra en Ucrania resulta más barata que en China, a pesar de estar más cualificada que allí, pero incluso con estas ventajas, el modelo económico no estimula la inversión”. “El nivel de vida en Donetsk no ha dejado de empeorar desde que se desintegró la URSS y los datos macroeconómicos no llegan siquiera a los niveles de 1991”, explica. Con todo, “el milagro económico ucranio es posible”, dice Kéndijov, y debería basarse en industrias que aprovecharan el potencial intelectual que ahora se desperdicia.

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