El Príncipe Felipe tuvo que mediar entre paparazzi y sus escoltas
España, Noticias24
Los príncipes de Asturias una vez más, sacaron tiempo de sus agendas para compartir el fin de semana e ir un rato al cine. Como suele pasarles, se encontraron con unos fotógrafos los cuales no perdieron tiempo para captar imágenes, con la variante que en esta ocasión Don Felipe tuvo que hacer de mediador.
Lo que para ellos sería un plan perfecto, no resulto así. Los príncipes tendrían un encuentro con un grupo de amigos en uno de los restaurantes que la cadena Vips, propiedad que Plácido Arango tiene en Madrid. Antes de asistir a la última función de la película Ocho apellidos vascos, varios fotógrafos intentaron capturar la imagen del matrimonio, con la excusa de que las personas con las que los príncipes se iban a encontrar eran anónimas. Varios escoltas solicitaron la documentación de los profesionales y una vez identificados, se les pidió que borraran las fotografías que habían tomado, lo que ocasionó la molestia de los reporteros gráficos.
Cuando salieron del restaurante, Don Felipe se quejo mientras que su señora prefirió no intervenir. La escena se repitió pocos minutos después a las puertas del cine, luego de tanta insistencia por parte de los fotógrafos, más la tensión generada entre ellos y su equipo de seguridad, el príncipe les advirtió a los reporteros que en el lugar no podían tomar fotografías. Uno de los paparazzi apeló a los derechos recogidos en la Constitución y explicó que se encontraban en un lugar público. Fue entonces cuando, para evitar mayores problemas, Felipe le tendió la mano amistosamente para terminar la discusión.
Finalmente, la pareja se dejó fotografiar por los profesionales que esperaron a la salida de los cines. La actitud dialogante con los reporteros le permitieron esta vez llegar a un acuerdo.
Los príncipes de Asturias una vez más, sacaron tiempo de sus agendas para compartir el fin de semana e ir un rato al cine. Como suele pasarles, se encontraron con unos fotógrafos los cuales no perdieron tiempo para captar imágenes, con la variante que en esta ocasión Don Felipe tuvo que hacer de mediador.
Lo que para ellos sería un plan perfecto, no resulto así. Los príncipes tendrían un encuentro con un grupo de amigos en uno de los restaurantes que la cadena Vips, propiedad que Plácido Arango tiene en Madrid. Antes de asistir a la última función de la película Ocho apellidos vascos, varios fotógrafos intentaron capturar la imagen del matrimonio, con la excusa de que las personas con las que los príncipes se iban a encontrar eran anónimas. Varios escoltas solicitaron la documentación de los profesionales y una vez identificados, se les pidió que borraran las fotografías que habían tomado, lo que ocasionó la molestia de los reporteros gráficos.
Cuando salieron del restaurante, Don Felipe se quejo mientras que su señora prefirió no intervenir. La escena se repitió pocos minutos después a las puertas del cine, luego de tanta insistencia por parte de los fotógrafos, más la tensión generada entre ellos y su equipo de seguridad, el príncipe les advirtió a los reporteros que en el lugar no podían tomar fotografías. Uno de los paparazzi apeló a los derechos recogidos en la Constitución y explicó que se encontraban en un lugar público. Fue entonces cuando, para evitar mayores problemas, Felipe le tendió la mano amistosamente para terminar la discusión.
Finalmente, la pareja se dejó fotografiar por los profesionales que esperaron a la salida de los cines. La actitud dialogante con los reporteros le permitieron esta vez llegar a un acuerdo.