El PRI retira a su jefe en DF por un escándalo de prostitución
Una investigación periodística acusa a Cuauhtémoc Gutiérrez de contratar como azafatas con dinero público a mujeres que tenían que acostarse con él
Mari Luz Peinado
México, El País
El Partido Revolucionario Institucional -del presidente Enrique Peña Nieto- ha retirado a su presidente en el Distrito Federal, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, después de que una investigación periodística lo acusara de gestionar una red de prostitución.
“Al exigir a las autoridades de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal una pronta y exhaustiva investigación que permita aclarar supuestas conductas delictivas, hechas públicas esta mañana en un programa radiofónico de noticias, la dirigencia nacional del PRI ratifica su compromiso con la legalidad, y reprueba cualquier conducta que atente contra la libertad y la dignidad de las personas”, dice el comunicado emitido por el partido.
La investigación emitida en el programa matutino de radio de la periodista Carmen Aristegui apuntaba que Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre tenía contratadas a un grupo de edecanes (azafatas) con las que mantenía relaciones sexuales. El reportaje asegura que las mujeres -de entre 18 y 32 años- eran reclutadas a través de anuncios de periódico en los que se solicitaba “personal femenino que labore en oficinas gubernamentales, con disponibilidad de horario”. El sueldo que les ofrecían era de 11.000 pesos mensuales (casi 850 dólares).
Una de las periodistas del equipo de Aristegui llamó al teléfono del anuncio y acudió a la cita. En las “pruebas” para el trabajo, las asistentes de Cuauhtémoc Gutiérrez anotaban la talla y el peso de las candidatas. “Las aspirantes a trabajar en esas ‘oficinas gubernamentales’ aún desconocen que, en realidad, serán invitadas a prostituirse”, dice el reportaje.
La grabación difundida en Noticias MVS muestra cómo pedían a las candidatas que llegaran vestidas de manera formal pero que llevaran tacones y vestidos para cambiarse dentro de las oficinas. Según dice la investigación, en un momento dado de la cita, una de las reclutadoras “cuando gana confianza (...) suelta que, entre sus actividades, está el tener sexo oral o vaginal con Cuauhtémoc Gutiérrez”. En la grabación se escucha cómo las asistentes aconsejan a “las niñas” (como las llaman) tratar de manera cariñosa - “siempre con beso, como si fueran amigos desde hace tiempo” - a su futuro jefe. Además, les dice que pueden tener eventos nocturnos con él, que pueden llamarlas para ir a casa del dirigente para tener encuentros íntimos. “Aquí se maneja solamente con él, no es diario ni a cada rato ni te lleva a un hotel y hace contigo lo que quiere”, se escucha en la grabación. Después, las seleccionadas tenían que obtener el visto bueno del priista, que las recibía en su despacho y les hacía algunas preguntas.
Tras la transmisión de la investigación y durante el transcurso del programa, Gutiérrez ha llamado por teléfono y ha negado que las acusaciones fueran ciertas. “Es un invento que hicieron desde hace como 12 años. Primero fue el periódico Reforma y luego ustedes”, aseguró el priista, quien indicó que parecía que los periodistas habían sido pagados por alguien para hacer ese reportaje. “Es falso de toda falsedad”, dijo.
El escándalo ha corrido como la pólvora y Gutiérrez solo se ha mantenido unas horas en su puesto, aunque no ha sido destituido definitivamente por el PRI. Según el comunicado, “se ha acordado con el dirigente capitalino, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, la separación de su cargo como presidente del PRI del Distrito Federal, mediante la presentación de una licencia que será efectiva durante el tiempo en el que las autoridades realicen las investigaciones correspondientes”.
Como él mismo indicaba en su intervención radiofónica, no es la primera vez que Cuauhtémoc Gutiérrez se ve involucrando en un escándalo de este tipo. En 2003, el diario mexicano Reforma informaba de que el entonces asambleísta (diputado en el Distrito Federal) contaba con un numeroso grupo de edecanes que lo acompañaban en actos públicos y privados. El periódico aseguraba que las azafatas cobraban 8.000 pesos mensuales por su horario pero que podían ganar hasta 14.000 si accedían a “pasar la noche” con él.
Gutiérrez de la Torre es también conocido como El Basuritas puesto que su padre - Rafael Gutiérrez, El Rey de la basura - hizo una fortuna y acumuló poder dentro del PRI gracias al control que tenía sobre los pepenadores de desperdicios. Tras morir este, su hijo se convirtió en el hombre fuerte del PRI en la capital del país, donde sus seguidores han protagonizado diversos escándalos.
Para algunos dentro del partido, la figura de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre chocaba con el discurso de modernización del PRI que quiere representar el presidente Peña Nieto. Por otra parte, el PRI es el eterno perdedor en la capital desde 1997, cuando el izquierdista PRD se alzó con el poder. La decisión de apartar al hasta ahora líder en el Distrito Federal puede abrir un nuevo panorama en la ciudad para el partido. Y, además, servir a Peña Nieto para enviar un mensaje en consonancia con ese “nuevo PRI”. Aunque hayan pasado once años desde que se produjeron las primeras denuncias.
Mari Luz Peinado
México, El País
El Partido Revolucionario Institucional -del presidente Enrique Peña Nieto- ha retirado a su presidente en el Distrito Federal, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, después de que una investigación periodística lo acusara de gestionar una red de prostitución.
“Al exigir a las autoridades de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal una pronta y exhaustiva investigación que permita aclarar supuestas conductas delictivas, hechas públicas esta mañana en un programa radiofónico de noticias, la dirigencia nacional del PRI ratifica su compromiso con la legalidad, y reprueba cualquier conducta que atente contra la libertad y la dignidad de las personas”, dice el comunicado emitido por el partido.
La investigación emitida en el programa matutino de radio de la periodista Carmen Aristegui apuntaba que Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre tenía contratadas a un grupo de edecanes (azafatas) con las que mantenía relaciones sexuales. El reportaje asegura que las mujeres -de entre 18 y 32 años- eran reclutadas a través de anuncios de periódico en los que se solicitaba “personal femenino que labore en oficinas gubernamentales, con disponibilidad de horario”. El sueldo que les ofrecían era de 11.000 pesos mensuales (casi 850 dólares).
Una de las periodistas del equipo de Aristegui llamó al teléfono del anuncio y acudió a la cita. En las “pruebas” para el trabajo, las asistentes de Cuauhtémoc Gutiérrez anotaban la talla y el peso de las candidatas. “Las aspirantes a trabajar en esas ‘oficinas gubernamentales’ aún desconocen que, en realidad, serán invitadas a prostituirse”, dice el reportaje.
La grabación difundida en Noticias MVS muestra cómo pedían a las candidatas que llegaran vestidas de manera formal pero que llevaran tacones y vestidos para cambiarse dentro de las oficinas. Según dice la investigación, en un momento dado de la cita, una de las reclutadoras “cuando gana confianza (...) suelta que, entre sus actividades, está el tener sexo oral o vaginal con Cuauhtémoc Gutiérrez”. En la grabación se escucha cómo las asistentes aconsejan a “las niñas” (como las llaman) tratar de manera cariñosa - “siempre con beso, como si fueran amigos desde hace tiempo” - a su futuro jefe. Además, les dice que pueden tener eventos nocturnos con él, que pueden llamarlas para ir a casa del dirigente para tener encuentros íntimos. “Aquí se maneja solamente con él, no es diario ni a cada rato ni te lleva a un hotel y hace contigo lo que quiere”, se escucha en la grabación. Después, las seleccionadas tenían que obtener el visto bueno del priista, que las recibía en su despacho y les hacía algunas preguntas.
Tras la transmisión de la investigación y durante el transcurso del programa, Gutiérrez ha llamado por teléfono y ha negado que las acusaciones fueran ciertas. “Es un invento que hicieron desde hace como 12 años. Primero fue el periódico Reforma y luego ustedes”, aseguró el priista, quien indicó que parecía que los periodistas habían sido pagados por alguien para hacer ese reportaje. “Es falso de toda falsedad”, dijo.
El escándalo ha corrido como la pólvora y Gutiérrez solo se ha mantenido unas horas en su puesto, aunque no ha sido destituido definitivamente por el PRI. Según el comunicado, “se ha acordado con el dirigente capitalino, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, la separación de su cargo como presidente del PRI del Distrito Federal, mediante la presentación de una licencia que será efectiva durante el tiempo en el que las autoridades realicen las investigaciones correspondientes”.
Como él mismo indicaba en su intervención radiofónica, no es la primera vez que Cuauhtémoc Gutiérrez se ve involucrando en un escándalo de este tipo. En 2003, el diario mexicano Reforma informaba de que el entonces asambleísta (diputado en el Distrito Federal) contaba con un numeroso grupo de edecanes que lo acompañaban en actos públicos y privados. El periódico aseguraba que las azafatas cobraban 8.000 pesos mensuales por su horario pero que podían ganar hasta 14.000 si accedían a “pasar la noche” con él.
Gutiérrez de la Torre es también conocido como El Basuritas puesto que su padre - Rafael Gutiérrez, El Rey de la basura - hizo una fortuna y acumuló poder dentro del PRI gracias al control que tenía sobre los pepenadores de desperdicios. Tras morir este, su hijo se convirtió en el hombre fuerte del PRI en la capital del país, donde sus seguidores han protagonizado diversos escándalos.
Para algunos dentro del partido, la figura de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre chocaba con el discurso de modernización del PRI que quiere representar el presidente Peña Nieto. Por otra parte, el PRI es el eterno perdedor en la capital desde 1997, cuando el izquierdista PRD se alzó con el poder. La decisión de apartar al hasta ahora líder en el Distrito Federal puede abrir un nuevo panorama en la ciudad para el partido. Y, además, servir a Peña Nieto para enviar un mensaje en consonancia con ese “nuevo PRI”. Aunque hayan pasado once años desde que se produjeron las primeras denuncias.