El Manchester United resistió hasta que el Bayern impuso su superioridad
Munich, As
El Bayern selló su tercera clasificación consecutiva para las semifinales de la Champions y se mantiene como gran favorito para repetir título en la máxima competición continental. Pero lejos de tener una noche tranquila, por el resultado que traía de la ida, sufrió más de lo esperado para doblegar a un Manchester United serio, sobrio y al que su historia le obligaba a ofrecer lo mejor de sí mismo en uno de los templos del fútbol mundial.
Dada la plaga de bajas con las que cuenta el Bayern, Guardiola salió con lo mejor que le quedaba en la plantilla y una actitud muy ofensiva. Así los bávaros salieron con un 4-1-4-1, en el que sólo defendían los cuatro defensas porque el creativo Kroos ejercía de mediocentro y por delante aparecía con dos extremos (Robben y Ribéry) y dos interiores muy ofensivos (Müller y Götze) para dejar a Mandzukic la tarea del gol. Pero, curiosamente, ese planteamiento sólo produjo un dominio estéril y De Gea vivió, por ejemplo, unos de los primeros tiempos más plácidos y tranquilos de su trayectoria en la Champions. El United, por su parte, salió a esperar su momento con el cuajo de su grandeza. Sin cometer errores pero sin prisa y con el abucheado Rooney como última esperanza.
En la segunda mitad, Evra metió el miedo en el cuerpo de los campeones de Europa con un gol en el 57’ que adelantaba en la eliminatoria al United pero, lo que son las cosas, dos minutos después empataba el Bayern con un gran cabezazo de Mandzukic y los bávaros cantaron el gol con un alegre alivio. Guardiola metió entonces a Rafinha para buscar equilibrio con Lahm en el medio y poco después llegó el tanto definitivo de Müller con el que el United pareció bajar los brazos. Todo parecía decantado y más cuando Robben hacía la ventaja más clara con el 3-1. El Bayern sigue ahí.
El Bayern selló su tercera clasificación consecutiva para las semifinales de la Champions y se mantiene como gran favorito para repetir título en la máxima competición continental. Pero lejos de tener una noche tranquila, por el resultado que traía de la ida, sufrió más de lo esperado para doblegar a un Manchester United serio, sobrio y al que su historia le obligaba a ofrecer lo mejor de sí mismo en uno de los templos del fútbol mundial.
Dada la plaga de bajas con las que cuenta el Bayern, Guardiola salió con lo mejor que le quedaba en la plantilla y una actitud muy ofensiva. Así los bávaros salieron con un 4-1-4-1, en el que sólo defendían los cuatro defensas porque el creativo Kroos ejercía de mediocentro y por delante aparecía con dos extremos (Robben y Ribéry) y dos interiores muy ofensivos (Müller y Götze) para dejar a Mandzukic la tarea del gol. Pero, curiosamente, ese planteamiento sólo produjo un dominio estéril y De Gea vivió, por ejemplo, unos de los primeros tiempos más plácidos y tranquilos de su trayectoria en la Champions. El United, por su parte, salió a esperar su momento con el cuajo de su grandeza. Sin cometer errores pero sin prisa y con el abucheado Rooney como última esperanza.
En la segunda mitad, Evra metió el miedo en el cuerpo de los campeones de Europa con un gol en el 57’ que adelantaba en la eliminatoria al United pero, lo que son las cosas, dos minutos después empataba el Bayern con un gran cabezazo de Mandzukic y los bávaros cantaron el gol con un alegre alivio. Guardiola metió entonces a Rafinha para buscar equilibrio con Lahm en el medio y poco después llegó el tanto definitivo de Müller con el que el United pareció bajar los brazos. Todo parecía decantado y más cuando Robben hacía la ventaja más clara con el 3-1. El Bayern sigue ahí.