Mundial-2014: Brasil no es blanco terrorista pero está preparado, dice ministro
Brasil, AFP
Brasil no es un blanco terrorista pero la seguridad durante la Copa del Mundo está preparada para lo peor, dijo el ministro de Defensa, Celso Amorim, en una entrevista publicada por la revista de fin de semana Istoé.
"Brasil no es blanco de terrorismo. Pero tenemos que pensar en lo peor y tomar precauciones para eso. Gran parte de ese trabajo envuelve la seguridad electrónica", dijo Amorim.
"Defensa tiene dos roles (durante la Copa). El primero, el más específico, es la defensa del espacio aéreo y, cuando fuera el caso, del área marítima. Eso incluye antiterrorismo. Tenemos también una fuerza de contingencia que puede accionarse en caso de necesidad", y a pedido de la presidenta Dilma Rousseff, agregó.
El ministro explicó que el Centro de Defensa Cibernético, creado en 2012 y que ya actuó en la protección de la cumbre Rio+20 y la Copa Confederaciones, formará parte de la estrategia de seguridad en la Copa del Mundo, que se desarrolla en Brasil del 12 de junio al 13 de julio.
"El Centro protege al país. Tenemos muchos ataques de hackers. Parecen hackers privados pero, hoy en día, nunca se sabe. Hasta los privados puedes ser usados por alguien. También pueden ocurrir ataques masivos y acciones organizadas de espionaje", consideró Amorim.
El sábado, la revista brasileña Veja difundió un reporte del servicio de inteligencia del gobierno haciendo un análisis de los grupos capaces de perturbar la seguridad de la Copa del Mundo, y considera poco probable una acción terrorista.
No obstante, encuentra un alto potencial de amenaza contra la seguridad del torneo en las manifestaciones callejeras, una constante en el país, huelgas y delincuencia urbana.
En junio de 2013, durante la Copa Confederaciones, cerca de un millón de personas salieron a las calles a pedir mejoras en salud, educación, transporte, y a reclamar por los excesivos gastos para el Mundial.
Las manifestaciones han continuado a menor ritmo e intensidad en las principales ciudades brasileñas, aunque muchas veces terminan con actos de violencia protagonizados por el grupo radical Black Bloc, y con choques con la policía.
Brasil no es un blanco terrorista pero la seguridad durante la Copa del Mundo está preparada para lo peor, dijo el ministro de Defensa, Celso Amorim, en una entrevista publicada por la revista de fin de semana Istoé.
"Brasil no es blanco de terrorismo. Pero tenemos que pensar en lo peor y tomar precauciones para eso. Gran parte de ese trabajo envuelve la seguridad electrónica", dijo Amorim.
"Defensa tiene dos roles (durante la Copa). El primero, el más específico, es la defensa del espacio aéreo y, cuando fuera el caso, del área marítima. Eso incluye antiterrorismo. Tenemos también una fuerza de contingencia que puede accionarse en caso de necesidad", y a pedido de la presidenta Dilma Rousseff, agregó.
El ministro explicó que el Centro de Defensa Cibernético, creado en 2012 y que ya actuó en la protección de la cumbre Rio+20 y la Copa Confederaciones, formará parte de la estrategia de seguridad en la Copa del Mundo, que se desarrolla en Brasil del 12 de junio al 13 de julio.
"El Centro protege al país. Tenemos muchos ataques de hackers. Parecen hackers privados pero, hoy en día, nunca se sabe. Hasta los privados puedes ser usados por alguien. También pueden ocurrir ataques masivos y acciones organizadas de espionaje", consideró Amorim.
El sábado, la revista brasileña Veja difundió un reporte del servicio de inteligencia del gobierno haciendo un análisis de los grupos capaces de perturbar la seguridad de la Copa del Mundo, y considera poco probable una acción terrorista.
No obstante, encuentra un alto potencial de amenaza contra la seguridad del torneo en las manifestaciones callejeras, una constante en el país, huelgas y delincuencia urbana.
En junio de 2013, durante la Copa Confederaciones, cerca de un millón de personas salieron a las calles a pedir mejoras en salud, educación, transporte, y a reclamar por los excesivos gastos para el Mundial.
Las manifestaciones han continuado a menor ritmo e intensidad en las principales ciudades brasileñas, aunque muchas veces terminan con actos de violencia protagonizados por el grupo radical Black Bloc, y con choques con la policía.