Messi libera al Barcelona otra vez
Messi se puso a jugar y el Barça se plantó en los cuartos de final de la Champions tras apartar del tablero a un Manchester City que tiene que comer muchas sopas todavía para poder mirar a directamente a los ojos a los grandes de Europa. Leo es como el Séptimo de Caballería. Siempre llega a tiempo y ayer, en un partido que por momentos pudo complicarse, se bastó para liderar a un Barcelona que se resiste a abandonar la excelencia.
De los 180 minutos de eliminatoria, los ingleses tiraron 150 por la borda. Los 90 del partido de ida y media parte de la vuelta como mínimo. El Barça ganó 2-1 al City aferrado a un Messi que estuvo estupendo y que vino a demostrar que sigue siendo el mejor del mundo y que, perdonen el atrevimiento, parece que últimamente se pone las pilas cuando le da la gana. Mala noticia pues para el Madrid de cara a la final de Copa. El argentino vuelve a ser el faro al que se aferra el equipo de Martino, que parece haber cambiado su más que solvente velocidad de crucero e otras épocas por una capacidad de competir hasta hoy desconocida en los duelos cara a cara.
No hay que olvidar que pasa el turno el Barça en la Champions después de haberse enfrentado al rival que nadie quería tener en frente en octavos, con lo que su prestigio internacional sale reforzado. Puede que en esta eliminatoria el Barça no haya enamorado, pero nadie le puede negar su eficacia, orgullo y solvencia para resolver los problemas. Probablemente, los dos partidos ante el City han sido lo mejor de Martino hasta el momento.
City pequeño. De nuevo el Manchester City volvió a ser un equipo pequeño y sin grandeza. Lejos de salir a por el Barça teniendo en cuenta que lo tenían todo perdido desde el resultado de la ida, los de Pellegrini salieron a mantener el resultado en el primer tiempo en un ejerció de especulación lamentable. Les salió medio bien porque el colegiado francés del partido pasó por alto un penalti como una casa de Lescott a Messi y anuló de manera absolutamente errónea un gol de Neymar. Sin esas dos tropelías, el partido y la eliminatoria se hubiera acabado en la primera parte, pero ni con la condescendencia del colegiado, tuvo el City lo que hay que tener para meter miedo en el Camp Nou. Y mira que este estadio es un campo en el que el miedo se propaga más rápido que la gripe.
Salió Martino a jugar con el equipo que estaba cantado y domino el juego desde el principio. Pero una cosa es dominar el partido y otra es crear peligro. El peligro dependía de Messi, que fue el jugador al que la combinación de olores que produce la Champions con las críticas le pone en solfa. Aferrados a Leo, los blaugrana dominaron a un City que se encontró absolutamente huérfano de su estrella. El Kun Aguero fue un espectador más y en la media parte fue sustituido.
En el segundo tiempo, el City, con la entrada de Dzeko tuvo diez minutos de amenaza al Barcelona, que achicaba balones de mala manera. Valdés regresó a sus actuaciones de inicio de temporada con un paradón a remate de Dzeko que sobrecogió al Camp Nou. Cuando peor lo pasaba el Barcelona, Messi apareció al rescate y marcó el tanto que sentenciaba la eliminatoria. El City, ya sin el corsé de su entrenador, empató de córner (obviamente) pero Alves sentenció el partido en el 90’, tal y como hizo en la ida.