En ocho años Bolivia perdió cerca de Bs.- 100 millones por contrabando de GLP a Yunguyo y poblaciones aledañas
La Paz, Radio Fides
El contrabando de gas licuado de petróleo boliviano (GLP) tiene carta de ciudadanía en Yunguyo, una de las trece provincias Peruanas del Departamento de Puno, del vecino país del Perú.
“No vendo gas peruano, aquí sólo nos llega el gas boliviano” así de categórica fue la respuesta de la caserita de la tienda más grande de la feria de domingo en Yunguyo – Perú, a la consulta de Radio Fides.
Yunguyo limita al norte con Kasani, localidad fronteriza de Bolivia, al este y oeste con el Lago Titicaca y al sur con la provincia de Chucuito. Tiene una superficie de 290 km2 y según el informe de población del Instituto Nacional de Estadísticas e Informática del Perú (INEI) – al 30 de julio del 2013– su población sobrepasó las 50.000 (cincuenta mil) personas a las que se suma la población del sur del Departamento de Puno.
El plástico plomizo con sello de YPFB (Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos) del precinto de seguridad de las garrafas amarillas apiladas, una sobre otra, en la puerta misma de la tienda de la plaza principal en Yunguyo nos llamó a ingresar al negocio de una joven comerciante que atendía amablemente a cada demandante de los productos en exposición.
La compra de gas licuado de petróleo boliviano en Yunguyo no tiene restricciones y se vende a treinta y un soles (31 soles), equivalente a setenta y siete bolivianos con cincuenta centavos (77,50 bolivianos), así lo constatamos en la interpelación amistosa que tuvimos con la ocasional comerciante:
La garrafa de gas ¿cuánto cuesta? a lo que ella respondió: “treinta y un soles (31 soles)”. ¿Es de aquí (Perú) o boliviano? “No vendo gas peruano, aquí solo nos llega el gas boliviano” ¿Quién les proporciona el producto? “No sé, la distribuidora nos da” ¿Qué margen de ganancia tienes y a cuánto les dan? “Me dan a treinta o veinti siete soles” ¿Y tú vendes a treinta y uno? “si” y el gas peruano ¿Cuánto cuesta? “No sé, aquí sólo gas boliviano consumimos”.
Para el Vice Decano del Colegio de Economistas del Perú, Leoncio Roberto Acurio, Bolivia subsidia con su gas a la zona alto andina de Puno en la que está Yunguyo, Chucuito y el Collao, entre otras poblaciones peruanas: “El precio del gas licuado de petróleo del Perú está en 44 soles –al tipo de cambio 110 bolivianos– y el gas boliviano lo encontramos hasta en 12 soles en la frontera. El gran problema entre Bolivia y Perú se resume a grupos de contrabandistas, los niveles de rentabilidad van para unos cuantos y a vista y paciencia de instituciones de control nacionales e internacionales”
Un tratado de libre comercio entre ambas naciones y la nivelación de los carburantes que intento imponer Evo Morales podría haber parado este “desangramiento para Bolivia”, como lo llamo el presidente en diciembre del 2010 para Acuario.
Alberto Bonadona, economista boliviano, considera que por la subvención del gas en Bolivia será difícil evitar el contrabando del energético a las fronteras con países vecinos y nivelar sus costos con precios internacionales tendrán un saldo social lamentable: “el gas boliviano es tan barato, que incluso dándole utilidad pasando la frontera se vende a precio tan bajo”.
El economista sugiere crear un impuesto municipal –en el caso de la frontera con Yunguyo– en Copacabana, por el paso de cada garrafa, para que parte del dinero quede en arcas bolivianas y no en su totalidad en el Perú, ya que los puestos de control de las Aduanas y Policías de ambos países, termino siendo un saludo a la bandera en el caso del contrabando.
El negocio ilegal, producto de la subvención boliviana de gas, en Yunguyo y poblaciones aledañas en ocho años del gobierno del Presidente Evo Morales alcanzó a un aproximado de 100 millones de bolivianos. Llegar a la cifra es simple operación matemática. Ejemplo: si una familia modelo está compuesta por cuatro personas y en Yunguyo y sus alrededores Anapia, Copani, Cuturapi, Ollaraya, Tinicachi, Unicachi y otras distritos su población –según el INEI Peruano a julio del 2013– es de más de 50 mil habitantes, tendríamos un estándar de 12.500 familias. Si cada familia consume 1 garrafa por cada 20 días, al mes se consume un total de 18.750 garrafas.
Es oportuno recordar que cerca de Yunguyo se encuentran poblaciones como Chucuito con más de 42 mil habitantes y El Collao con cerca de 38 mil habitantes que también se benefician del contrabando de garrafas desde Bolivia.
Si cada garrafa de GLP se la comercializa a 31 soles en Yunguyo –según el tipo de cambio, 1 boliviano equivale a 0,40 centavos de sol– la garrafa tiene un valor de 77.50 bolivianos en suelo Peruano; a ello le restamos el precio actual del gas licuado de petróleo en suelo boliviano que es de 22.50 bolivianos, la ganancia liquida del comercio ilegal sólo hacia Yunguyo y poblaciones aledañas es de 55 bs. por garrafa.
Si Yunguyo y alrededores demandan un total de 18.750 garrafas al mes, multiplicada por la ganancia liquida del comercio ilegal, resulta un total de 1,031.250 bs. (Un millón treinta y un mil doscientos cincuenta bolivianos), al año es de 12,375.000 Bs (doce millones trescientos setenta y cinco mil bolivianos), en ocho años del gobierno del Presidente Morales, el comercio ilegal generó un aproximado de 100,000.000 de bs. (Cien millones de bolivianos).
De acuerdo con el Presupuesto General del Estado (PGE 2013), el Estado Boliviano destinó alrededor de $us 1.060 millones de dólares para la subvención de hidrocarburos durante la gestión 2013, buena parte de esta subvención beneficia a poblaciones como Yunguyo en el Perú, Epitazelandia, Brasilea y Corumba en el Brasil y vía Tambo Quemado a otras poblaciones del norte de Chile.
En el informe a la nación del 22 de enero de éste año, el presidente Evo Morales, aseguro que la subvención al glp representara 7 millones de los 1.060 millones de dólares durante la presente gestión para los carburantes en general, 47 millones de dólares menos que el presupuestado para el 2013.
Gasolina
“Gasol: 14.50 soles por galón” reza la lista de precios en la primera gasolinera que encontramos en la ruta nacional de Yunguyo, a unos 10 kilómetros de Kasani, la Frontera con Bolivia.
Gasol es el nombre que se le otorga en Perú a la gasolina y el costo varía de acuerdo al octanaje del combustible. El galón contiene cuatro litros, por lo que cada litro del gasol peruano cuesta al tipo de cambio 9 bolivianos con 06 centavos.
“Conviene más el gasol boliviano” a decir de Paulino Tancara, chofer del Sindicato Yunguyo, que presta servicio de transporte en triciclos motorizados de la frontera hasta Puno.
“Nos venden el galón con 3 a 5 soles menos y se lo encuentra en la ruta nacional. Hay tres lugares que conocemos, pero nos piden discreción” asegura.
El conductor asegura que es prohibido entrar a Bolivia a cargar el combustible, pero solo deben esperar para poder conseguirlo en suelo peruano.
El paso fronterizo entre Kasani y Yunguyo cuenta en ambas poblaciones con controles de Aduana, Policía y Migraciones que en el lado nacional de acuerdo a nuestra visita son ponderables; sin embargo, en el lado peruano el control es casi nulo, se resume simplemente a verificar papeles de los vehículos y pasajeros que pasan en transporte terrestre y no así el paso a pie de la gente que ha vista de propios y extraños pasa lo que puede y lo que quiere.
El contrabando de gas licuado de petróleo boliviano (GLP) tiene carta de ciudadanía en Yunguyo, una de las trece provincias Peruanas del Departamento de Puno, del vecino país del Perú.
“No vendo gas peruano, aquí sólo nos llega el gas boliviano” así de categórica fue la respuesta de la caserita de la tienda más grande de la feria de domingo en Yunguyo – Perú, a la consulta de Radio Fides.
Yunguyo limita al norte con Kasani, localidad fronteriza de Bolivia, al este y oeste con el Lago Titicaca y al sur con la provincia de Chucuito. Tiene una superficie de 290 km2 y según el informe de población del Instituto Nacional de Estadísticas e Informática del Perú (INEI) – al 30 de julio del 2013– su población sobrepasó las 50.000 (cincuenta mil) personas a las que se suma la población del sur del Departamento de Puno.
El plástico plomizo con sello de YPFB (Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos) del precinto de seguridad de las garrafas amarillas apiladas, una sobre otra, en la puerta misma de la tienda de la plaza principal en Yunguyo nos llamó a ingresar al negocio de una joven comerciante que atendía amablemente a cada demandante de los productos en exposición.
La compra de gas licuado de petróleo boliviano en Yunguyo no tiene restricciones y se vende a treinta y un soles (31 soles), equivalente a setenta y siete bolivianos con cincuenta centavos (77,50 bolivianos), así lo constatamos en la interpelación amistosa que tuvimos con la ocasional comerciante:
La garrafa de gas ¿cuánto cuesta? a lo que ella respondió: “treinta y un soles (31 soles)”. ¿Es de aquí (Perú) o boliviano? “No vendo gas peruano, aquí solo nos llega el gas boliviano” ¿Quién les proporciona el producto? “No sé, la distribuidora nos da” ¿Qué margen de ganancia tienes y a cuánto les dan? “Me dan a treinta o veinti siete soles” ¿Y tú vendes a treinta y uno? “si” y el gas peruano ¿Cuánto cuesta? “No sé, aquí sólo gas boliviano consumimos”.
Para el Vice Decano del Colegio de Economistas del Perú, Leoncio Roberto Acurio, Bolivia subsidia con su gas a la zona alto andina de Puno en la que está Yunguyo, Chucuito y el Collao, entre otras poblaciones peruanas: “El precio del gas licuado de petróleo del Perú está en 44 soles –al tipo de cambio 110 bolivianos– y el gas boliviano lo encontramos hasta en 12 soles en la frontera. El gran problema entre Bolivia y Perú se resume a grupos de contrabandistas, los niveles de rentabilidad van para unos cuantos y a vista y paciencia de instituciones de control nacionales e internacionales”
Un tratado de libre comercio entre ambas naciones y la nivelación de los carburantes que intento imponer Evo Morales podría haber parado este “desangramiento para Bolivia”, como lo llamo el presidente en diciembre del 2010 para Acuario.
Alberto Bonadona, economista boliviano, considera que por la subvención del gas en Bolivia será difícil evitar el contrabando del energético a las fronteras con países vecinos y nivelar sus costos con precios internacionales tendrán un saldo social lamentable: “el gas boliviano es tan barato, que incluso dándole utilidad pasando la frontera se vende a precio tan bajo”.
El economista sugiere crear un impuesto municipal –en el caso de la frontera con Yunguyo– en Copacabana, por el paso de cada garrafa, para que parte del dinero quede en arcas bolivianas y no en su totalidad en el Perú, ya que los puestos de control de las Aduanas y Policías de ambos países, termino siendo un saludo a la bandera en el caso del contrabando.
El negocio ilegal, producto de la subvención boliviana de gas, en Yunguyo y poblaciones aledañas en ocho años del gobierno del Presidente Evo Morales alcanzó a un aproximado de 100 millones de bolivianos. Llegar a la cifra es simple operación matemática. Ejemplo: si una familia modelo está compuesta por cuatro personas y en Yunguyo y sus alrededores Anapia, Copani, Cuturapi, Ollaraya, Tinicachi, Unicachi y otras distritos su población –según el INEI Peruano a julio del 2013– es de más de 50 mil habitantes, tendríamos un estándar de 12.500 familias. Si cada familia consume 1 garrafa por cada 20 días, al mes se consume un total de 18.750 garrafas.
Es oportuno recordar que cerca de Yunguyo se encuentran poblaciones como Chucuito con más de 42 mil habitantes y El Collao con cerca de 38 mil habitantes que también se benefician del contrabando de garrafas desde Bolivia.
Si cada garrafa de GLP se la comercializa a 31 soles en Yunguyo –según el tipo de cambio, 1 boliviano equivale a 0,40 centavos de sol– la garrafa tiene un valor de 77.50 bolivianos en suelo Peruano; a ello le restamos el precio actual del gas licuado de petróleo en suelo boliviano que es de 22.50 bolivianos, la ganancia liquida del comercio ilegal sólo hacia Yunguyo y poblaciones aledañas es de 55 bs. por garrafa.
Si Yunguyo y alrededores demandan un total de 18.750 garrafas al mes, multiplicada por la ganancia liquida del comercio ilegal, resulta un total de 1,031.250 bs. (Un millón treinta y un mil doscientos cincuenta bolivianos), al año es de 12,375.000 Bs (doce millones trescientos setenta y cinco mil bolivianos), en ocho años del gobierno del Presidente Morales, el comercio ilegal generó un aproximado de 100,000.000 de bs. (Cien millones de bolivianos).
De acuerdo con el Presupuesto General del Estado (PGE 2013), el Estado Boliviano destinó alrededor de $us 1.060 millones de dólares para la subvención de hidrocarburos durante la gestión 2013, buena parte de esta subvención beneficia a poblaciones como Yunguyo en el Perú, Epitazelandia, Brasilea y Corumba en el Brasil y vía Tambo Quemado a otras poblaciones del norte de Chile.
En el informe a la nación del 22 de enero de éste año, el presidente Evo Morales, aseguro que la subvención al glp representara 7 millones de los 1.060 millones de dólares durante la presente gestión para los carburantes en general, 47 millones de dólares menos que el presupuestado para el 2013.
Gasolina
“Gasol: 14.50 soles por galón” reza la lista de precios en la primera gasolinera que encontramos en la ruta nacional de Yunguyo, a unos 10 kilómetros de Kasani, la Frontera con Bolivia.
Gasol es el nombre que se le otorga en Perú a la gasolina y el costo varía de acuerdo al octanaje del combustible. El galón contiene cuatro litros, por lo que cada litro del gasol peruano cuesta al tipo de cambio 9 bolivianos con 06 centavos.
“Conviene más el gasol boliviano” a decir de Paulino Tancara, chofer del Sindicato Yunguyo, que presta servicio de transporte en triciclos motorizados de la frontera hasta Puno.
“Nos venden el galón con 3 a 5 soles menos y se lo encuentra en la ruta nacional. Hay tres lugares que conocemos, pero nos piden discreción” asegura.
El conductor asegura que es prohibido entrar a Bolivia a cargar el combustible, pero solo deben esperar para poder conseguirlo en suelo peruano.
El paso fronterizo entre Kasani y Yunguyo cuenta en ambas poblaciones con controles de Aduana, Policía y Migraciones que en el lado nacional de acuerdo a nuestra visita son ponderables; sin embargo, en el lado peruano el control es casi nulo, se resume simplemente a verificar papeles de los vehículos y pasajeros que pasan en transporte terrestre y no así el paso a pie de la gente que ha vista de propios y extraños pasa lo que puede y lo que quiere.