El Consejo Permanente de la OEA silencia a la oposición venezolana
Venezuela impone su poder en la organización y evita que la diputada María Corina Machado pueda intervenir ante su Consejo Permanente
Eva Saiz
Washington, El País
Venezuela ha impuesto este viernes, de nuevo, su ascendencia en la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre los países afines al ALBA y los indispensables estados caribeños y logró impedir que la diputada opositora María Corina Machadopudiera intervenir ante su Consejo Permanente. Primero, impuso el rodillo de sus votos para forzar que la sesión se celebrara a puerta cerrada y, luego, haciendo uso de varias argucias procedimentales, impidió que hablara en el turno final de Otros asuntos. Con esta maniobra, el oficialismo venezolano trató de desvirtuar la legitimación de la disidencia al Gobierno del presidente Nicolás Maduro ante la institución regional e impedir que la reunión se convirtiera en un altavoz de las denuncias contra el chavismo de la venezolana.
La OEA impidió que se difundiera la imagen de Machado denunciando la represión del Gobierno de Maduro a los manifestantes, pero, en público o en privado, la diputada gozó de una tribuna que le dio la oportunidad no sólo de invocar ante la organización “la versión del pueblo”, como ella misma afirma, sino de dar visibilidad internacional a una versión de la embrollada realidad que se vive en Venezuela. Un gesto que, para la diputada, tiene más transcendencia que el efecto movilizador que pueda provocar entre los miembros de la OEA, que ya ha demostrado el desapego ante la disidencia de ese país.
“El mensaje ha quedado bien claro”, dijo Machado tras la sesión. “Se dedicó todo el día a impedir que pudiera hablar, pero esta acción han demostrado que tienen miedo a que se conozca la verdadera magnitud de la represión en Venezuela, pero al impedir que se escuche una voz distinta a la del régimen, están confesando lo que está ocurriendo en mi país”, ha señalado Machado a la prensa durante un receso de la reunión del Consejo, cuando aún estaba confiada en poder tomar la palabra al final de la sesión. La diputada, que tras la encarcelación de Leopoldo López se ha erigido en la líder moral de la oposición venezolana, aprovechó una rueda de prensa ofrecida en el receso del mediodía para dar a conocer la denuncia de la degradación democrática en Venezuela que tenía previsto realizar en la OEA, antes de saber que no iba a poder ni siquiera hacerlo en privado ante sus Estados miembros.
La mordaza que Venezuela impuso a la diputada opositora es un jalón más en la senda de decepciones de la OEA en torno a su respuesta ante la crisis en el país sudamericano, que ya se ha saldado con más de 30 muertes, que evidencia el poder que actualmente tiene Caracas en el seno de la organización. “Esta sesión ha sido rara. Han sucedido cosas que no habían pasado antes”, ha reconocido el secretario general de la organización, José Miguel Insulza. “Mientras no se resuelva la situación en Venezuela, las tensiones en la OEA van a seguir existiendo y las posiciones se van a exacerbar todavía más, ese es un tema que genera divisiones”, ha señalado.
La misión venezolana hizo uso de los apoyos que ha logrado concitar en los últimos años y se afanó por enmudecer la voz de la opositora en la OEA. Tras lograr que la sesión se hiciera a puerta cerrada, luego consiguió que se eliminara el primer punto del día, que contemplaba la discusión sobre la crisis venezolana y en el que Panamá tenía previsto ceder la palabra a Machado. A última hora de la tarde, impidió que pudiera intervenir en el punto de Otros asuntos, aduciendo que iba a hablar de un tema, el de la situación en Venezuela, que ya había sido eliminado de la agenda de la sesión. “La diputada tiene otros foros en los que poder hablar, esta señora incumple muchos de los principios básicos que sustentan la OEA, está involucrada en muchos actos de violencia”, señaló el embajador venezolano ante la organización, Roy Chaderton.
“Vemos con preocupación lo que pasa en la OEA y llamamos a que se cumplan los principios democráticos de su fundación. Se está cercenando su integridad por la chequera venezolana”, se lamentó Carlos Vargas, el líder del movimiento estudiantil que detonó las protestas en el país y que formaba parte de la comitiva, formada por la madre de Geraldine Morales, una de las primeras víctimas de las marchas, y el veterano sindicalista, Iván Freites, que acompañó a Machado a Washington.
Machado solo pudo despedirse del Consejo y no pudo dirigir su mensaje de manera directa a la OEA pero, a través de la prensa, instó a los Gobiernos latinoamericanos a “asumir el compromiso colectivo de la defensa de la democracia” y exigió a la organización que invocara la Carta Democrática, exigiera la liberación de los presos políticos y enviara una misión de observación a su país, unas peticiones que la OEA no incluyó en su declaración sobre la crisis venezolana que adoptó hace quince días que apoyaba, de manera velada, la labor de Maduro a la hora de lidiar con las protestas, eludía una mención expresa a la oposición y legitimaba el foro de diálogo, impulsado por el Gobierno y repudiado por la disidencia.
Machado recordó que su futuro de vuelta a su país es incierto toda vez que, ayer mismo por la mañana, desde el Gobierno se le advirtiera que su inmunidad parlamentaria ya había sido allanada. “No sé cuál será mi destino, pero sí sé que mi tarea es continuar con las movilizaciones, que no tienen marcha atrás”, dijo. Al final del día, la diputada reconoció que estaba satisfecha porque, finalmente, había logrado lo que realmente había venido a buscar, “llamar la atención sobre la realidad que se vive en mi país”.
Eva Saiz
Washington, El País
Venezuela ha impuesto este viernes, de nuevo, su ascendencia en la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre los países afines al ALBA y los indispensables estados caribeños y logró impedir que la diputada opositora María Corina Machadopudiera intervenir ante su Consejo Permanente. Primero, impuso el rodillo de sus votos para forzar que la sesión se celebrara a puerta cerrada y, luego, haciendo uso de varias argucias procedimentales, impidió que hablara en el turno final de Otros asuntos. Con esta maniobra, el oficialismo venezolano trató de desvirtuar la legitimación de la disidencia al Gobierno del presidente Nicolás Maduro ante la institución regional e impedir que la reunión se convirtiera en un altavoz de las denuncias contra el chavismo de la venezolana.
La OEA impidió que se difundiera la imagen de Machado denunciando la represión del Gobierno de Maduro a los manifestantes, pero, en público o en privado, la diputada gozó de una tribuna que le dio la oportunidad no sólo de invocar ante la organización “la versión del pueblo”, como ella misma afirma, sino de dar visibilidad internacional a una versión de la embrollada realidad que se vive en Venezuela. Un gesto que, para la diputada, tiene más transcendencia que el efecto movilizador que pueda provocar entre los miembros de la OEA, que ya ha demostrado el desapego ante la disidencia de ese país.
“El mensaje ha quedado bien claro”, dijo Machado tras la sesión. “Se dedicó todo el día a impedir que pudiera hablar, pero esta acción han demostrado que tienen miedo a que se conozca la verdadera magnitud de la represión en Venezuela, pero al impedir que se escuche una voz distinta a la del régimen, están confesando lo que está ocurriendo en mi país”, ha señalado Machado a la prensa durante un receso de la reunión del Consejo, cuando aún estaba confiada en poder tomar la palabra al final de la sesión. La diputada, que tras la encarcelación de Leopoldo López se ha erigido en la líder moral de la oposición venezolana, aprovechó una rueda de prensa ofrecida en el receso del mediodía para dar a conocer la denuncia de la degradación democrática en Venezuela que tenía previsto realizar en la OEA, antes de saber que no iba a poder ni siquiera hacerlo en privado ante sus Estados miembros.
La mordaza que Venezuela impuso a la diputada opositora es un jalón más en la senda de decepciones de la OEA en torno a su respuesta ante la crisis en el país sudamericano, que ya se ha saldado con más de 30 muertes, que evidencia el poder que actualmente tiene Caracas en el seno de la organización. “Esta sesión ha sido rara. Han sucedido cosas que no habían pasado antes”, ha reconocido el secretario general de la organización, José Miguel Insulza. “Mientras no se resuelva la situación en Venezuela, las tensiones en la OEA van a seguir existiendo y las posiciones se van a exacerbar todavía más, ese es un tema que genera divisiones”, ha señalado.
La misión venezolana hizo uso de los apoyos que ha logrado concitar en los últimos años y se afanó por enmudecer la voz de la opositora en la OEA. Tras lograr que la sesión se hiciera a puerta cerrada, luego consiguió que se eliminara el primer punto del día, que contemplaba la discusión sobre la crisis venezolana y en el que Panamá tenía previsto ceder la palabra a Machado. A última hora de la tarde, impidió que pudiera intervenir en el punto de Otros asuntos, aduciendo que iba a hablar de un tema, el de la situación en Venezuela, que ya había sido eliminado de la agenda de la sesión. “La diputada tiene otros foros en los que poder hablar, esta señora incumple muchos de los principios básicos que sustentan la OEA, está involucrada en muchos actos de violencia”, señaló el embajador venezolano ante la organización, Roy Chaderton.
“Vemos con preocupación lo que pasa en la OEA y llamamos a que se cumplan los principios democráticos de su fundación. Se está cercenando su integridad por la chequera venezolana”, se lamentó Carlos Vargas, el líder del movimiento estudiantil que detonó las protestas en el país y que formaba parte de la comitiva, formada por la madre de Geraldine Morales, una de las primeras víctimas de las marchas, y el veterano sindicalista, Iván Freites, que acompañó a Machado a Washington.
Machado solo pudo despedirse del Consejo y no pudo dirigir su mensaje de manera directa a la OEA pero, a través de la prensa, instó a los Gobiernos latinoamericanos a “asumir el compromiso colectivo de la defensa de la democracia” y exigió a la organización que invocara la Carta Democrática, exigiera la liberación de los presos políticos y enviara una misión de observación a su país, unas peticiones que la OEA no incluyó en su declaración sobre la crisis venezolana que adoptó hace quince días que apoyaba, de manera velada, la labor de Maduro a la hora de lidiar con las protestas, eludía una mención expresa a la oposición y legitimaba el foro de diálogo, impulsado por el Gobierno y repudiado por la disidencia.
Machado recordó que su futuro de vuelta a su país es incierto toda vez que, ayer mismo por la mañana, desde el Gobierno se le advirtiera que su inmunidad parlamentaria ya había sido allanada. “No sé cuál será mi destino, pero sí sé que mi tarea es continuar con las movilizaciones, que no tienen marcha atrás”, dijo. Al final del día, la diputada reconoció que estaba satisfecha porque, finalmente, había logrado lo que realmente había venido a buscar, “llamar la atención sobre la realidad que se vive en mi país”.