EE UU amenaza a Rusia con un aislamiento económico y político
Durante una conversación de hora y media sobre la intervención de Moscú en Crimea, Obama acusa a Putin de haber violado la legislación internacional
Eva Saiz
Washington, El País
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha acusado a su homólogo ruso, Vladimir Putin, de haber vulnerado la legislación internacional y le ha advertido de que, si no pone fin a sus intenciones de intervenir militarmente en Ucrania, se arriesga a un aislamiento político y económico. Ambos mandatarios han hablado este sábado durante una hora y media sobre el conflicto ucranio -una duranción que evindecia lo grave de la crisis- en una conversación aparentemente fría que pone de manifiesto la falta de sintonía entre los líderes y el progresivo alejamiento entre ambas potencias.
Obama ha pedido a Putin que retire las tropas rusas de Crimea y ha advertido al mandatario de que, con sus acciones, estaba violando el derecho internacional al no respetar “la soberanía ni la integridad territorial” de Ucrania, de acuerdo con el resumen de la llamada facilitado por la Casa Blanca. El presidente estadounidense concretó al líder ruso “los costes” de una potencial injerencia en los asuntos ucranios, de los que le previno un día antes en una inusitada comparecencia ante los medios. “EE UU suspenderá la participación en las reuniones preparatorias del G-8”, aseguró Obama. “Si Rusia continúa incumpliendo la ley internacional, se atendrá a un mayor aislamiento político y económico”.
Putin, por su parte, ha sostenido que la autorización del Parlamento ruso al uso de tropas en Ucrania únicamente garantizaba “el derecho de Rusia de proteger sus intereses y los de la población rusófona en el caso de que la violencia se extendiera por el Este ucranio y la Península de Crimea”. Una explicación ante la que Obama volvió a argüir el derecho internacional, recordando al presidente ruso que “cualquier preocupación sobre el trato que pudieran recibir las etnias y minorías rusas en Ucrania debía resolverla por la vía pacífica, a través de negociaciones directas con el Gobierno ucranio y bajo los auspicios del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas o el Consejo para la Seguridad y Cooperación de la Unión Europea”.
La conversación con Putin se ha producido tras varias llamadas y consultas de la Casa Blanca con miembros de la OTAN y sus aliados en la UE y el Consejo de Seguridad, en un esfuerzo por coordinar una respuesta contundente y determinante a lo que se considera un desafío por parte de Rusia. La del sábado es la reacción más contundente de Obama a los desencuentros con Moscú que se han ido sucediendo en los últimos meses. Durante la guerra de Georgia, en 2008, la Administración Bush, aunque demostró su respaldo al Gobierno de Tiflis, no llegó a decretar sanciones económicas al Estado ruso.
Obama accedió a la Casa Blanca con la intención de normalizar las relaciones con el Kremlin. Esa aproximación permitió la firma del acuerdo de no proliferación de armas nucleares y la asistencia rusa en la retirada de las tropas de EE UU de Afganistán. Sin embargo, las desavenencias en Siria e Irán y la concesión de asilo temporal al exanalista de la NSA, Edward Snowden, han fomentado un clima de tensión y desconfianza que muchos ya comparan con una segunda Guerra Fría.
EE UU ha tratado de mantener la cautela durante la crisis en Ucrania para no perturbar más la actual relación bilateral con Moscú, pero la solicitud de Putin a la Duma de permiso para el uso de tropas en ese país, un día después de que Obama advirtiera de las consecuencias de ese paso, es percibida como un desafío que cuestiona la apuesta del presidente estadounidense por la vía exclusivamente diplomacia en política exterior. Este desplante, sin embargo, no parece que vaya a desviar al mandatario de esa línea. Su conversación con su homólogo ruso, aunque contundente, es una llamada a respetar los tratados y los mecanismos internacionales de resolución de conflictos.
Eva Saiz
Washington, El País
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha acusado a su homólogo ruso, Vladimir Putin, de haber vulnerado la legislación internacional y le ha advertido de que, si no pone fin a sus intenciones de intervenir militarmente en Ucrania, se arriesga a un aislamiento político y económico. Ambos mandatarios han hablado este sábado durante una hora y media sobre el conflicto ucranio -una duranción que evindecia lo grave de la crisis- en una conversación aparentemente fría que pone de manifiesto la falta de sintonía entre los líderes y el progresivo alejamiento entre ambas potencias.
Obama ha pedido a Putin que retire las tropas rusas de Crimea y ha advertido al mandatario de que, con sus acciones, estaba violando el derecho internacional al no respetar “la soberanía ni la integridad territorial” de Ucrania, de acuerdo con el resumen de la llamada facilitado por la Casa Blanca. El presidente estadounidense concretó al líder ruso “los costes” de una potencial injerencia en los asuntos ucranios, de los que le previno un día antes en una inusitada comparecencia ante los medios. “EE UU suspenderá la participación en las reuniones preparatorias del G-8”, aseguró Obama. “Si Rusia continúa incumpliendo la ley internacional, se atendrá a un mayor aislamiento político y económico”.
Putin, por su parte, ha sostenido que la autorización del Parlamento ruso al uso de tropas en Ucrania únicamente garantizaba “el derecho de Rusia de proteger sus intereses y los de la población rusófona en el caso de que la violencia se extendiera por el Este ucranio y la Península de Crimea”. Una explicación ante la que Obama volvió a argüir el derecho internacional, recordando al presidente ruso que “cualquier preocupación sobre el trato que pudieran recibir las etnias y minorías rusas en Ucrania debía resolverla por la vía pacífica, a través de negociaciones directas con el Gobierno ucranio y bajo los auspicios del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas o el Consejo para la Seguridad y Cooperación de la Unión Europea”.
La conversación con Putin se ha producido tras varias llamadas y consultas de la Casa Blanca con miembros de la OTAN y sus aliados en la UE y el Consejo de Seguridad, en un esfuerzo por coordinar una respuesta contundente y determinante a lo que se considera un desafío por parte de Rusia. La del sábado es la reacción más contundente de Obama a los desencuentros con Moscú que se han ido sucediendo en los últimos meses. Durante la guerra de Georgia, en 2008, la Administración Bush, aunque demostró su respaldo al Gobierno de Tiflis, no llegó a decretar sanciones económicas al Estado ruso.
Obama accedió a la Casa Blanca con la intención de normalizar las relaciones con el Kremlin. Esa aproximación permitió la firma del acuerdo de no proliferación de armas nucleares y la asistencia rusa en la retirada de las tropas de EE UU de Afganistán. Sin embargo, las desavenencias en Siria e Irán y la concesión de asilo temporal al exanalista de la NSA, Edward Snowden, han fomentado un clima de tensión y desconfianza que muchos ya comparan con una segunda Guerra Fría.
EE UU ha tratado de mantener la cautela durante la crisis en Ucrania para no perturbar más la actual relación bilateral con Moscú, pero la solicitud de Putin a la Duma de permiso para el uso de tropas en ese país, un día después de que Obama advirtiera de las consecuencias de ese paso, es percibida como un desafío que cuestiona la apuesta del presidente estadounidense por la vía exclusivamente diplomacia en política exterior. Este desplante, sin embargo, no parece que vaya a desviar al mandatario de esa línea. Su conversación con su homólogo ruso, aunque contundente, es una llamada a respetar los tratados y los mecanismos internacionales de resolución de conflictos.